Laissez faire
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Las cuentas del acuerdo PSOE-Podemos no cuadran
Las cuentas del acuerdo firmado por las dos principales fuerzas de la izquierda solo cuadran a costa de hacer un roto a los números del conjunto de los ciudadanos
PSOE y Unidas Podemos ya han presentado su acuerdo de gobierno para los próximos cuatro años. Más de un centenar de promesas que, como suele ser habitual en nuestros embusteros partidos, no llevan asociada ninguna memoria acerca del impacto económico y financiero de las medidas planteadas. En cierto sentido, no es sorprendente: si los políticos tuvieran que estampar negro sobre blanco los costes y los beneficios esperados de sus planes de acción, entonces tendríamos ocasión de comprobar que el emperador está desnudo y que llevan la mentira impregnada en sus carnes.
[Consulte aquí el acuerdo completo]
De hecho, aun sin una memoria económica y financiera, es muy sencillo comprobar que las cuentas del acuerdo PSOE-Podemos no cuadran por ningún lado. Incluso en aspectos tan elementales como el equilibrio entre gastos comprometidos e ingresos previstos, es harto sencillo detectar cómo nuestros gobernantes vuelven a engañarnos con absoluto descaro. Veámoslo.
En el apartado de los gastos, las dos formaciones de izquierdas anuncian un amplio catálogo de nuevos desembolsos que, en esencia, pueden resumirse en cuatro. Primero, elevación del gasto en educación hasta alcanzar el 5% del PIB en el año 2025 (punto 2.1.10); incremento del gasto en sanidad hasta alcanzar el 7% del PIB en el año 2023 (punto 2.2.4); derogación de la reforma de las pensiones del año 2013 (punto 2.4.1.2), y creación de un ingreso mínimo vital (punto 2.4.2). ¿Cuál es el impacto presupuestario de estas cuatro propuestas? Actualmente, España gasta el 4% del PIB en educación y el 6% del PIB en sanidad, de modo que en estos dos sectores se propone un alza anual del gasto de dos puntos de PIB; asimismo, la supresión de la reforma de las pensiones del año 2013 (cargarse el índice de revalorización de las pensiones y el factor de equidad intergeneracional) supondrá un incremento medio del gasto anual de 3,2 puntos del PIB hasta el año 2057, si bien, de momento y a lo largo del próximo lustro, este aumento 'solo' será de un punto del PIB, y, por último, la AIReF estima que el coste de un ingreso mínimo vital se ubicaría entre el 0,4%-0,5% del PIB. En definitiva, PSOE y Podemos pretenden incrementar el gasto anual en unos 3,5 puntos de PIB a lo largo del próximo lustro.
En el apartado de los ingresos, las dos formaciones se comprometen a luchar contra el fraude fiscal (punto 10.1), aumentar el impuesto sobre sociedades a las grandes empresas y el IRPF a las rentas superiores a 130.000 euros anuales (punto 10.2), y a establecer la tasa Google y la tasa Tobin, así como diversos tributos medioambientales (punto 10.3). ¿Cuál es la recaudación previsible por todas estas medidas fiscales? Como ya he expuesto, el acuerdo de gobierno entre PSOE y Podemos no nos la ofrece pero, afortunadamente, contamos con la estimación que ambas formaciones efectuaron para el anteproyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2019. A la postre, los impuestos que ahora quieren crear o incrementar son los mismos que en el pacto presupuestario alcanzado hace poco más de un año, de modo que podemos remitirnos a él: 0,12 puntos de PIB por el aumento de sociedades, 0,027 puntos de PIB por el incremento del IRPF, 0,2 puntos de PIB por la tasa Google y la tasa Tobin, 0,05 puntos de PIB por la fiscalidad verde y 0,07 puntos de PIB por la lucha contra el fraude fiscal. Redondeado por arriba, pues, estamos hablando de un incremento de los ingresos públicos de 0,5 puntos de PIB.
Claramente, existe un desajuste estructural entre los nuevos compromisos de gasto y las nuevas promesas de ingresos: un agujero de tres puntos del PIB (a día de hoy, 35.000 millones de euros). A medio largo plazo, empero, este agujero se volverá mayor (por los efectos acumulativos de la derogación de la reforma de las pensiones de 2013) y ascenderá a más de cinco puntos de PIB (el equivalente a unos 60.000 millones de euros actuales). Así que una de tres: o PSOE y Podemos no cumplirán con sus compromisos de gasto, o habrá nuevos aumentos de impuestos que nos han sido ocultados en este pacto, o nos endeudarán por encima de los límites establecidos por Bruselas.
Personalmente, y sin descartar por entero la tercera opción, creo que asistiremos a una combinación de la primera y de la segunda: es decir, las partidas de gasto no crecerán tanto como han asegurado y, sobre todo, padeceremos un sablazo impositivo mucho mayor del anunciado. No en vano, el punto 10.7 del acuerdo ambiciona reducir "las diferencias [de ingresos públicos] con la media europea", esto es, aumentar la presión fiscal sobre las clases medias.
¿A través de qué impuestos? Si, a su vez, acudimos al punto 10.8, veremos que en él se nos remite a los análisis de 'spending review' que está elaborando la AIReF sobre diversos temas, entre los que destaca el estudio de los beneficios fiscales que reducen la recaudación estatal en 35.000 millones de euros anuales (casualmente, unos tres puntos del PIB): de esos 35.000 millones, el 58% se concentra en el IVA (por la existencia de tipos reducido al 10% y por la exención de la sanidad y la educación) y otro 22% en el IRPF (por la reducción de los rendimientos del trabajo a las rentas inferiores a 16.825 euros anuales, por las deducciones al alquiler, por la posibilidad de tributación conjunta y por las aportaciones a planes privados de pensiones). Por consiguiente, después de haber publicitado a bombo y plantillo el sablazo fiscal a las rentas altas, inevitablemente deberá venir el sablazo fiscal a las rentas medias y bajas para así poder financiar la hipertrofia estatal por la que abogan PSOE y Podemos. Las cuentas de la izquierda solo cuadran a costa de descuadrar las cuentas del conjunto de los ciudadanos.
PSOE y Unidas Podemos ya han presentado su acuerdo de gobierno para los próximos cuatro años. Más de un centenar de promesas que, como suele ser habitual en nuestros embusteros partidos, no llevan asociada ninguna memoria acerca del impacto económico y financiero de las medidas planteadas. En cierto sentido, no es sorprendente: si los políticos tuvieran que estampar negro sobre blanco los costes y los beneficios esperados de sus planes de acción, entonces tendríamos ocasión de comprobar que el emperador está desnudo y que llevan la mentira impregnada en sus carnes.