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Ni siquiera la AIReF es ya optimista con las pensiones
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Juan Ramón Rallo

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Ni siquiera la AIReF es ya optimista con las pensiones

Los nuevos pronósticos de la AIReF apuntan a lo inevitable: habrá que recortar las pensiones públicas mucho más de lo que planea ahora el ministro Escrivá

Foto: Una mujer, durante las protestas convocadas por Marea Pensionista el pasado mes de julio. (EFE)
Una mujer, durante las protestas convocadas por Marea Pensionista el pasado mes de julio. (EFE)

Hasta el momento, la institución que se mostraba más optimista con respecto a la sostenibilidad del sistema de pensiones era la AIReF. A diferencia de otras casas de análisis, el organismo presidido en su momento por José Luis Escrivá pronosticaba que, para 2048, el gasto público en pensiones solo sería 2,8 puntos del PIB superior al actual (del 10,4% al 13,2% del PIB): un sobrecoste que, además, podía paliarse en gran medida mediante una serie de reformas paramétricas no especialmente gravosas para los pensionistas (retraso voluntario de la edad de jubilación y aumento del periodo de cálculo de la base reguladora).

Es verdad que esta generosa previsión venía acompañada de algunos peros importantes. Por un lado, la tasa de cobertura de las pensiones públicas se reducía en siete puntos respecto a la actualidad (esto es, las pensiones dejaban de equivaler al 60% de los salarios y pasaban a representar el 53% de los ingresos laborales del año 2048). Por otro, el endeudamiento público en ausencia de reformas paramétricas aumentaba en 48,7 puntos de PIB, mientras que con las reformas paramétricas previas lo hacía en 26,5 puntos. Ninguno de estos dos extremos era dramático, pero, cuando menos, aguaban parte de nuestro bienaventurado futuro previsional.

Pero ¿por qué se mostraba la AIReF tan diferenciadamente optimista sobre la viabilidad del sistema? Primero, por un escenario demográfico bastante expansivo: la combinación de una fuerte entrada de inmigrantes y de un fuerte rebote de la tasa de fecundidad llevaba a que, en el año 2048, la población total de España se elevara hasta los 55 millones de personas. Segundo, por una extraordinaria mejoría del mercado de trabajo: la tasa de actividad aumentaba en 2,7 puntos, hasta ubicarse en los niveles “que presentan hoy los 'best performers' a nivel europeo” y la tasa de paro descendía progresivamente hasta el entorno del 7%-9% de la población activa. Tercero, se ponía en marcha el factor de sostenibilidad (merced al cual el importe de las nuevas pensiones se recortaba en función del aumento de la esperanza de vida) y ello provocaba que, en el año 2048, el gasto en pensiones se redujera en 0,6 puntos de PIB.

Muchas eran las cosas que tenían que salir bien para que las cuentas cuadraran y, por tanto, muchas eran las cosas que también podían salir mal

Muchas eran las cosas que tenían que salir bien para que las cuentas cuadraran y, por tanto, muchas eran las cosas que también podían salir mal. Y esta semana la propia AIReF ha empezado a rectificar sus pronósticos en varios sentidos críticos: la población total ya no será de 55 millones en el año 2048, sino de 54 millones, debido a que la tasa de fecundidad no aumentará hasta casi 1,9 hijos por mujer sino a 1,43; el PIB crecerá menos de lo estimado, y el número de pensiones será más de un millón superior al esperado inicialmente.

Todo ello provoca que el escenario futuro se ensombrezca. Primero, la previsión del gasto en pensiones para el año 2048 se eleva hasta el 14,2% del PIB: un punto más que la estimación anterior. Segundo, la deuda pública en el escenario central se incrementa no en 48,7 puntos de PIB, sino en 56,3 puntos. Tercero, la pensión media ya no aumentará tanto como se esperaba (en euros corrientes, se esperaba una pensión media de 2.171 euros en 2048 y ahora se prevé una de 1.954 euros).

Con todo, quizá lo peor de la revisión de las previsiones de la AIReF sea la fragilidad de muchos de los supuestos sobre los que se sustenta. Supuestos que, si llegan a tambalearse, deterioran muy sustancialmente los pronósticos:

  • Primero, si la población esperada en 2048 solo se reduce en un millón de personas frente a la estimación inicial (desde 55 a 54 millones) a pesar del desplome en la tasa de fecundidad esperada, eso es porque la AIReF está, al mismo tiempo, revisando al alza sus previsiones de entradas de inmigrantes (desde 275.000 nuevos inmigrantes al año a 330.000). Si, en cambio, la entrada de inmigrantes fuera solo de 165.000, el gasto en 2048 sería 1,9 puntos superior al previsto actualmente.
  • Segundo, la AIReF sigue confiando en un incremento de dos puntos en la población activa y en una reducción de la tasa de paro hasta el 7%. Si, en cambio, la población activa no aumentara y la tasa de paro se mantuviera en los niveles actuales (que son también los niveles medios de los últimos 40 años), el gasto se incrementaría en más de 1,5 puntos de PIB. La propia AIReF reconoce que esta mejoría no se dará salvo que se aborde “una profunda reforma del mercado de trabajo que eliminase sus deficiencias estructurales”. No parece demasiado probable.
  • Tercero, la AIReF sigue esperando que el factor de sostenibilidad entre en vigor en el año 2023. Sin este, el gasto aumentará en 0,9 puntos del PIB.
  • Cuarto, las reformas paramétricas a las que Escrivá fía actualmente todo el equilibrio a largo plazo del sistema apenas ahorrarán 1,4 puntos de PIB en el año 2048.

Los nuevos pronósticos de la AIReF apuntan a que habrá que recortar las pensiones públicas mucho más de lo que planea ahora el ministro Escrivá

En conjunto, pues, existe un riesgo de desviación al alza de 3,9 puntos de PIB si no se aprueban las reformas paramétricas (con lo que el gasto en el año 2048 sería del 18,1%) o de 2,5 si se aprueban (con lo que el gasto sería del 16,7% del PIB). Pero acaso lo más relevante sea plantearse qué riesgo de desviación al alza del endeudamiento público conllevan tales cifras (pues su efecto es acumulativo entre 2020 y 2048): con menor inmigración, con estancamiento laboral y sin factor de sostenibilidad, la deuda pública aumentaría no en 56,3 puntos de PIB hasta el año 2048 sino en 106,9 puntos de PIB: aplicando reformas paramétricas, apenas lograríamos contener su crecimiento hasta los 90,8 puntos de PIB.

Dado que nuestro país va a cerrar 2020 en una deuda superior al 120% del PIB, ¿puede España permitirse un aumento del endeudamiento público hasta el 175% del PIB en el año 2048 (tomando un escenario de riesgo moderadamente optimista) o hasta el 210% del PIB (tomando un escenario más pesimista)? No, por eso los nuevos pronósticos de la AIReF apuntan a lo inevitable: habrá que recortar las pensiones públicas mucho más de lo que planea ahora el ministro Escrivá. Si él y su Gobierno se niegan a hacerlo en estos momentos, otros gobernantes tendrán que hacerlo en el futuro.

Hasta el momento, la institución que se mostraba más optimista con respecto a la sostenibilidad del sistema de pensiones era la AIReF. A diferencia de otras casas de análisis, el organismo presidido en su momento por José Luis Escrivá pronosticaba que, para 2048, el gasto público en pensiones solo sería 2,8 puntos del PIB superior al actual (del 10,4% al 13,2% del PIB): un sobrecoste que, además, podía paliarse en gran medida mediante una serie de reformas paramétricas no especialmente gravosas para los pensionistas (retraso voluntario de la edad de jubilación y aumento del periodo de cálculo de la base reguladora).

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