Es noticia
Evitemos el confinamiento con test masivos
  1. Economía
  2. Laissez faire
Juan Ramón Rallo

Laissez faire

Por

Evitemos el confinamiento con test masivos

Los beneficios de los programas de test masivos pueden llegar a ser entre cuatro y 15 veces superiores a sus costes

Foto: Sanitarios, en un puesto de test de covid en Madrid. (Reuters)
Sanitarios, en un puesto de test de covid en Madrid. (Reuters)

El Nobel de Economía Paul Romer propuso al comienzo de la pandemia una estrategia para lograr mantener la sociedad —y la economía— en funcionamiento al mismo tiempo que se minimizaba el riesgo de transmisión del virus: realizar cada día test sobre el 7% de la población y confinar únicamente a aquellos que dieran positivo. De esa manera, cada dos semanas se sometería a examen la totalidad de los ciudadanos de un país, detectando —y aislando— a la inmensa mayoría de infectados al tiempo que se permitiría al resto seguir viviendo en condiciones de normalidad.

La principal crítica que ha solido dirigirse contra la propuesta de Romer es que el coste económico de su plan sería absolutamente disparatado. Si una PCR cuesta alrededor de 50 euros y cada día hay que efectuar test a 3,3 millones de españoles (el 7% de la población), entonces el desembolso diario ascendería a 165 millones de euros… Más de 60.000 millones de euros al año (equivalente a algo menos del 6% del PIB español). Nótese, sin embargo, que incluso ese altísimo coste económico podría tener sentido si consiguiéramos evitar un colapso de la economía como el que previsiblemente va a producirse este año, superior a los 12 puntos de PIB (en 2019, la economía crecía alrededor del 2% y terminaremos 2020, como mínimo, en el -10%), lo cual también repercute en una caída de los ingresos que en gran parte podría ser evitada y que, por tanto, compensaría una porción del alto coste de este programa. Sin embargo, es verdad que se trata de unas magnitudes difícilmente digeribles en cualquier presupuesto.

Foto: El turismo nacional limitó el hundimiento de la campaña de verano en el norte. (Efe)

Ahora bien, la cosa cambia, y mucho, con la posibilidad de recurrir a los sustancialmente más baratos test de antígenos: a un coste de 4,5 euros por test, el desembolso diario para efectuar 3,33 millones de test sería de 15 millones de euros… o alrededor de 5.500 millones de euros anuales (menos del 0,5% del PIB español). ¿Tiene sentido que nuestras administraciones vayan a gastarse 3.000 millones de euros en revalorizar las pensiones y los salarios públicos al tiempo que escatiman en una de las partidas más importantes para evitar los contagios masivos y, por tanto, mantener la economía en funcionamiento?

Por supuesto, como la sensibilidad y la especificidad de los test de antígenos son inferiores a las de las PCR, los falsos positivos podrían provocar el aislamiento de gente que se halla realmente sana (con las pérdidas económicas que ello también acarrea) y los falsos negativos podrían empujar a personas infectadas a mantener más interacciones sociales de las que deberían. Sin embargo, este problema podría solventarse realizando un segundo test de antígenos (o incluso una PCR) a las personas que hubiesen dado positivo en el primer test: en tal caso, se lograría una especificidad cercana al 100% y los costes, en cualquier caso, se ubicarían muy por debajo del 6% del PIB. El retorno económico de los test masivos es evidente, tanto si se busca la mitigación (pues permitirían una auténtica convivencia con el virus sin cierres generalizados de la economía) como si se ambiciona la supresión (aumentando la frecuencia de los test, se puede detectar la totalidad de infectados y proceder a aislarlos): este reciente 'paper', por ejemplo, estima que los beneficios pueden llegar a ser entre cuatro y 15 veces superiores a sus costes según cómo se diseñe el programa de test masivos y periódicos.

Foto: Los presidentes autonómicos se conectan a la Conferencia de presidentes autonómicos celebrada el pasado 26 de octubre. (EFE)

Por desgracia, España todavía se halla muy lejos de tan deseables niveles diarios de test. Durante la última semana, nuestro país ha efectuado 1,15 millones de test (896.000 PCR y 254.000 de antígenos), lo que supone una media diaria de unos 165.000 test… El 0,35% de la población o 20 veces inferior al porcentaje diario recomendado por Romer. En lugar de invertir en test masivos, parece que nuestros gobernantes —y los del resto de Europa— apuestan por los mucho más onerosos confinamientos hasta que llegue la vacuna o un tratamiento eficaz. Y no es que la opción de los confinamientos deba ser descartada por entero y con independencia del grado de descontrol epidemiológico dentro de una sociedad, pero desde luego no debería ser la estrategia por defecto ante la pandemia: en lugar de explorar alternativas como la de los test masivos, nuestros políticos recurren a lo que les resulta operativamente más sencillo, a saber, trasladar todos los costes de la pandemia a los hombros de los ciudadanos.

El Nobel de Economía Paul Romer propuso al comienzo de la pandemia una estrategia para lograr mantener la sociedad —y la economía— en funcionamiento al mismo tiempo que se minimizaba el riesgo de transmisión del virus: realizar cada día test sobre el 7% de la población y confinar únicamente a aquellos que dieran positivo. De esa manera, cada dos semanas se sometería a examen la totalidad de los ciudadanos de un país, detectando —y aislando— a la inmensa mayoría de infectados al tiempo que se permitiría al resto seguir viviendo en condiciones de normalidad.

PIB