Laissez faire
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Seis malas críticas contra el informe del Banco de España
Las recientes críticas contra la forma y el fondo del informe publicado por el Banco de España son en general muy endebles
La reciente publicación por parte del Banco de España de un artículo académico acerca de los efectos sobre el empleo que tuvo la subida del salario mínimo en 2019 ha levantado una polvareda política, periodística y social que en muchos casos ha ido dirigida a tergiversar o mentir sobre el fondo y la forma de ese informe. Repasemos algunas de estas manipulaciones.
1º El autor del informe es el Banco de España
Aunque es habitual, por economía del lenguaje, que nos refiramos a este artículo como “el informe del Banco de España”, en realidad el Banco de España solo se ha encargado de acoger a los investigadores que lo han desarrollado y de posteriormente publicarlo. Fruto de esta (¿deliberada?) confusión, algunas personas, como el portavoz de Podemos Rafa Mayoral, han llegado a criticar la entidad, e incluso a su gobernador, Pablo Hernández de Cos, por haber estampado su firma en el artículo. “¿Y el gobernador del Banco de España se permite decirlo en un informe, y apuntarlo, y escribirlo y firmarlo?”.
Pero no: el informe no es un pronunciamiento oficial del Banco de España ni tampoco de su gobernador. Los autores del mismo son Cristina Barceló, Mario Izquierdo, Aitor Lacuesta, Sergio Puente, Ana Regil y Ernesto Villanueva, y a ellos les corresponde todo el mérito y la responsabilidad de lo que allí aparece.
2º El Banco de España adopta una postura política al oponerse a la subida del salario mínimo
Como ya hemos indicado, el Banco de España como institución no expresa ningún punto de vista en este informe. Pero es que, además, sus autores tampoco se posicionan en contra de la subida del SMI: lo único que hacen es constatar que en 2019 destruyó (y dejó de crear) hasta 170.000 empleos. Tal como afirman en el artículo: “El trabajo no entra por tanto en la evaluación global del SMI, ya que esta evaluación no se puede ceñir únicamente a la evolución del empleo de la población afectada. En particular, pueden existir argumentos de equidad y mejora en el nivel de vida de algunos trabajadores, que son relevantes a la hora de determinar el nivel del SMI y que no son objeto de análisis de este trabajo”.
3º El informe no habla de empleos destruidos por el salario mínimo, sino de empleos que dejaron de crearse
Fue la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien efectuó esta afirmación: “En ningún caso, leído el informe con exhaustividad, en todas y cada una de sus páginas, [el informe] habla de destrucción de empleo”. Pero el artículo sí estima el empleo existente que se destruyó así como el empleo que no llegó a crearse. En particular, en el cuadro 3 del informe, se estima que la probabilidad de perder el empleo por parte de los trabajadores afectados por la subida del SMI se incrementó entre un 2,3% y un 3,2%, mientras que en el cuadro 5 se estima que la probabilidad de reincorporación a un empleo entre quienes llevan menos de dos años en el paro se redujo entre un 1,2% y un 2,7%. De hecho, el informe afirma textualmente: “La estimación de estos efectos para colectivos particulares a partir de datos individuales indicaría que ambos márgenes [mayor pérdida de empleo y menor creación de empleo] habrían podido contribuir a la destrucción neta de contratos observada”.
4º Las conclusiones del informe son erróneas porque en 2019 la ocupación aumentó en 402.300 personas
Este ha sido uno de los argumentos más comunes para descalificar las conclusiones del artículo académico: si el empleo global aumentó en 2019, no es posible que el salario mínimo destruyera empleo. Por ejemplo, el catedrático Juan Torres López ha aseverado: “Según la Encuesta de Población Activa (EPA), durante el año 2019 la población ocupada en España aumentó en 402.300 personas (…) Por tanto, no es verdad que el aumento del salario mínimo haya destruido empleo en España en ese año, y ni siquiera entre los más jóvenes o los de mayor edad. Y, si lo hubiera destruido por un lado, se ha ganado por otro”.
Pero esto es como decir que el coronavirus no ha matado a nadie por el hecho de que la población mundial haya aumentado en 2020.
5º Las conclusiones del informe son erróneas porque en 2019 se creó más empleo del habitual
Una versión algo más sofisticada del argumento anterior es la que emplea Nacho Álvarez, secretario de Estado de Derechos Sociales por Podemos. Según afirma, 2019 fue un año inusualmente bueno para la creación de empleo: por cada punto de crecimiento del PIB, se creó mucho más empleo que en 2018, es decir, la elasticidad del empleo con respecto al PIB se incrementó. Dado que el Banco de España solo analiza que se destruyó empleo con una remuneración menor o igual a 1.050 euros mensuales (el nuevo SMI) y que no se creó suficiente empleo compensatorio con remuneraciones entre 1.050 y 1.450 euros mensuales, los autores podrían estar dejando fuera que el SMI hubiese contribuido a crear empleo por encima de 1.450 euros mensuales: algo que quizá quede capturado por la mayor elasticidad del empleo.
El problema de este argumento es doble. Por un lado, se trata de una mera hipótesis no demostrada. Por otro, dado que la elasticidad del empleo con respecto al PIB no es más que la inversa de la productividad aparente del trabajo (cuánto PIB produce de media un trabajador), aun cuando la hipótesis fuera cierta, estaríamos diciendo que el aumento del SMI contribuye a hundir la productividad del nuevo empleo creado. Dado que el estancamiento de la productividad es uno de los mayores problemas de nuestra economía para el largo plazo, quizás esta sería una nueva línea argumental para oponerse a los incrementos del SMI (personalmente, no creo que haya relación entre ambos fenómenos, pero si la hubiera, las implicaciones de política económica no tendrían por qué ser las que desea Nacho Álvarez).
Las recientes críticas contra la forma y el fondo del informe publicado por el Banco de España son en general endebles
6º Las conclusiones del informe son erróneas porque no tiene en cuenta los efectos del incremento del gasto en consumo
Por último, también se ha sostenido que el informe del Banco de España no tiene en cuenta los efectos sobre el empleo derivados del aumento del consumo que se habrá producido gracias a que el mayor SMI aumentó los ingresos de más de 1,4 millones de trabajadores, lo cual invalidaría sus conclusiones. Por ejemplo, CCOO afirma en una reciente entrevista: “Hay un efecto de segunda ronda que no está medida y que compensa el proceso. Una subida del 22% a un colectivo tan grande supone un aumento significativo de la masa salarial. Nosotros lo estimamos en unos 2.000 millones de euros. Y todo eso se traduce prácticamente en demanda”.
Es verdad que el Banco de España no estima estos posibles efectos de segunda ronda y que, de haberse producido, podrían modificar sus estimaciones. Pero a decir verdad es muy improbable que haya ocurrido. La propia CCOO manifestó en 2019 lo siguiente: “[Si el alza del salario mínimo] terminase beneficiando a todos —es decir, si no se despidiera a nadie—, la masa salarial se incrementaría en 2.000 millones de euros adicionales, según la distribución salarial estimada por nosotros. Si se cumplieran las estimaciones de destrucción de empleo de la AIReF (-24.000 empleos), la masa salarial neta seguiría aumentando en 1.573 millones de euros, que servirían para compensar el empleo destruido y mejorarlo”. Vamos, que en 2019 estimaban un aumento de la masa salarial de 2.000 millones de euros bajo el presupuesto de que el SMI no destruyera empleo (de los cuales, para más inri, 521 millones eran cotizaciones sociales) y ahora lo estiman en 2.000 millones de euros (antes de cotizaciones sociales) aun cuando se hayan destruido 100.000 empleos. Atendiendo a los propios cálculos de CCOO, la masa salarial en manos de los trabajadores apenas habrá aumentado dadas las estimaciones de empleo perdido del Banco de España, lo que significa que los efectos de segunda ronda también serán prácticamente irrelevantes.
En definitiva, las recientes críticas contra la forma y el fondo del informe publicado por el Banco de España son en general endebles y ponen de manifiesto la incapacidad de muchos de sus críticos para descartar efectos nocivos del SMI a través de un trabajo con una calidad metodológica equiparable a la del Banco de España.
La reciente publicación por parte del Banco de España de un artículo académico acerca de los efectos sobre el empleo que tuvo la subida del salario mínimo en 2019 ha levantado una polvareda política, periodística y social que en muchos casos ha ido dirigida a tergiversar o mentir sobre el fondo y la forma de ese informe. Repasemos algunas de estas manipulaciones.