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Una subida de cotizaciones injusta, insuficiente y engañosa
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Juan Ramón Rallo

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Una subida de cotizaciones injusta, insuficiente y engañosa

Cuando los políticos se meten a técnicos, hacen el ridículo, y cuando los técnicos se meten a políticos, se hacen el harakiri profesional

Foto: El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. (EFE/Kiko Huesca)
El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. (EFE/Kiko Huesca)

El recargo a las cotizaciones sociales planteado por el ministro Escrivá —un incremento del 0,2% para los trabajadores y del 0,4% para los empresarios— tiene esencialmente tres problemas: es injusto, es insuficiente y es engañoso.

En primer lugar, se trata de un aumento de las cotizaciones sociales injusto porque sigue cargando las tintas sobre los cotizantes. España es un país que se ubica en el tramo medio-alto en materia de cotizaciones sociales sobre los salarios (ya sea a través de las cotizaciones sobre el trabajador o sobre el empresario, que al final sale del mismo sitio). Lituania, Estonia, Letonia, Holanda, Noruega, Irlanda, Reino Unido, Canadá, EEUU, Corea del Sur, Israel, República Checa o Finlandia castigan al trabajador promedio con tipos efectivos medios inferiores en las cotizaciones sociales a los de nuestro país. Seguir subiendo esas cotizaciones sociales, pues, supone seguir maltratando tributariamente a los trabajadores en activo, máxime si tenemos en cuenta que este sablazo no devengará ningún derecho a una mayor pensión futura. Las generaciones presentes pagarán más hoy a cambio de recibir lo mismo mañana. La solidaridad intergeneracional, tal como la interpreta este Gobierno, es en realidad un expolio intergeneracional para amarrar los 10 millones de votantes pensionistas. Lo más tragicómico —en realidad, insultante— es que este recargo quede incluido dentro de un nuevo mecanismo de ajuste denominado factor de equidad intergeneracional.

Foto: Yolanda Díaz, Isabel Rodríguez y José Luis Escrivá. (EFE/J.J. Guillén)

En segundo lugar, es insuficiente —marcadamente insuficiente— porque las cuentas no salen por ningún lado. El Gobierno instituye este rejonazo a cambio de eliminar el factor de sostenibilidad de las pensiones, en virtud del cual la pensión de los nuevos pensionistas debía reducirse conforme se alargara la esperanza de vida. Por consiguiente, lo que se recaude con este aumento de las cotizaciones debería servir para compensar lo que deja de ahorrarse por eliminar el factor de sostenibilidad. ¿Lo hace? En absoluto. De acuerdo con la AIReF (ese organismo que hasta hace no mucho presidía Escrivá), eliminar el factor de sostenibilidad supone aumentar el gasto en pensiones en el equivalente a 0,9 puntos de PIB del año 2050 (0,9 puntos de PIB solo durante ese año, los inmediatamente anteriores el incremento es similar). Pues bien, la subida de cotizaciones de Escrivá pretende recaudar el equivalente al 0,2% del PIB durante 10 años, esto es, aspira a acumular algo así como dos puntos de PIB en el año 2032. Siendo optimistas —muy optimistas—, ese fondo permitirá cubrir el agujero específicamente derivado de derogar el factor de sostenibilidad durante apenas dos años.

Foto: Los secretarios generales de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez. (EFE/Pool/Emilio Naranjo)

Y en tercer lugar, precisamente porque esta subida de cotizaciones no resuelve los problemas estructurales de las pensiones públicas, se trata de un recargo engañoso. Al respecto, el engaño es doble. Por un lado, es engañoso pretender que la subida temporal de cotizaciones sociales va a concluir en el año 2032. No lo hará: se consolidará como un recargo permanente a las ya altas pensiones públicas que no devengará derecho alguno a una mayor pensión futura. A su vez, es asimismo engañoso hacer creer que será el único tijeretazo que vendrá: el propio Ministerio de Seguridad Social contempla que si esta medida no es suficiente (y no lo será), llegarán nuevos recortes de pensiones y nuevas subidas de cotizaciones. Se trata, pues, solo de una treta con un doble propósito: engañar a Bruselas para que sigan llegando los fondos europeos durante los próximos años (recordemos que la reforma del sistema de pensiones era una de las principales condiciones para ello) y engañar al conjunto de los ciudadanos para que sigan votando a Sánchez (probablemente ni Sánchez ni Escrivá esperen seguir en sus cargos en 2033, así que ya serán otro Gobierno y otros votantes quienes se coman el marrón de sus trampas).

En definitiva, una nueva oportunidad perdida para poner en orden el sistema público de pensiones (especialmente grave si tenemos en cuenta que la reforma de 2013, con sus defectos y sus virtudes, sí lo había puesto en orden a largo plazo, de modo que hemos generado electoralistamente un problema sin resolverlo). Cuando los políticos se meten a técnicos, hacen el ridículo, y cuando los técnicos se meten a políticos, se hacen el harakiri profesional.

El recargo a las cotizaciones sociales planteado por el ministro Escrivá —un incremento del 0,2% para los trabajadores y del 0,4% para los empresarios— tiene esencialmente tres problemas: es injusto, es insuficiente y es engañoso.

Seguridad Social José Luis Escrivá
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