Laissez faire
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La reforma de Escrivá no beneficiará a dos tercios de los autónomos
Parece mucho más confiable pensar que se les subirá la cotización a dos tercios de los autónomos que vendernos propagandísticamente lo contrario
La reforma del régimen de cotización de los trabajadores autónomos que ha propuesto el ministro José Luis Escrivá puede resumirse de un modo muy sencillo: los autónomos que ingresen netamente por debajo de 900 euros mensuales estarán obligados a cotizar menos de lo que la ley les obliga a cotizar en la actualidad (294 euros mensuales); los autónomos que ingresen entre 900 y 1.125 euros mensuales se quedaran en tablas; y los que ingresen por encima de 1.125 euros mensuales pagarán más —en ocasiones, muchísimo más— de lo que están obligados a cotizar hoy. Por poner un ejemplo promedio: un profesional autónomo con unos ingresos netos de 1.982 euros mensuales (equivalentes al salario medio español) pasará de cotizar 294 euros mensuales a estar obligado a pagar —a partir de 2027, cuando el sistema esté plenamente en vigor para este tramo de ingresos— 597 euros mensuales, esto es, su cotización social sé más que duplicaría.
Sin embargo, y pese a la aparente contundencia de estos datos, desde el Ministerio de Seguridad Social se ha filtrado la cifra —que algunos sicofantes del Gobierno están utilizando para justificar lo injustificable— de que esta reforma permitirá rebajar las cotizaciones sociales a dos tercios de los trabajadores autónomos. Por supuesto, las cifras se han filtrado sin soporte estadístico alguno que las respalde y, por tanto, sin poder contrastar hasta qué punto son ciertas o una torticera forma de torturar los datos para que blanqueen el rejonazo tributario que está planteando el Ejecutivo contra los autónomos.
Con todo, y antes de explorar los datos, a algunos nos chirría mucho ese porcentaje de que el 66% de los autónomos experimentarán una rebaja en sus cotizaciones sociales. ¿Acaso dos tercios de los autónomos españoles exhiben ingresos inferiores a 900 euros mensuales? Intuitivamente, suena raro y, de hecho, si acudimos a las (imperfectas) bases estadísticas de que sí disponemos, la realidad parece alejarse mucho de semejante guarismo.
En la siguiente tabla mostramos el número de declarantes de ingresos por actividades económicas y por tramos de renta en el año 2019. Hemos extractado a los declarantes acogidos al régimen de estimación directa (cuya cuantificación de ingresos, salvo irregularidad fiscal, sí es confiable, aunque tampoco cabe descartar infradeclaración) porque el resto, los acogidos a la estimación objetiva, no declaran sus ingresos reales, sino la estimación indirecta de los mismos a través de un sistema de módulos que normalmente los subestima.
Sea como fuere: ¿cuántos autónomos ingresaron en la España de 2019 menos de 900 euros mensuales, esto es, de 10.800 euros anuales? Pues aunque los tramos de renta no están suficientemente desagregados, el 43,7% de los declarantes por estimación directa y el 47,2% de los declarantes totales (incluyendo los que se acogen a la estimación objetiva) manifestaron haber obtenido ingresos netos inferiores a 12.000 euros. Si acudimos a los datos de 2017 (los últimos datos desagregados de que sí disponemos) y cogemos el porcentaje de autónomos que, dentro del tramo 6.000-12.000 euros percibían entre 6.000 y 10.500, tendremos que el porcentaje real es más bien del 40% para los autónomos en régimen de estimación directa y del 44% para el total.
A lo que, como mucho, tal vez quiera referirse el Ministerio es que el 66% de los autónomos no saldrán perjudicados por el nuevo sistema (esto es, se les bajará o no se les subirá la cuota). Pero este dato también es incorrecto. Recordemos: a partir de unos ingresos netos de 13.500 euros anuales, la propuesta de Escrivá conlleva incrementos en la cuota. Y, atendiendo a los datos anteriores, el porcentaje de autónomos con ingresos netos inferiores a 21.000 euros es del 61,8% entre los declarantes por estimación directa y del 67,5% para el total de autónomos. Es decir, solo si la práctica totalidad de los declarantes dentro del tramo 12.000-21.000 euros se ubicaran por debajo de 13.500 euros anuales (que evidentemente no es así), los cálculos del Ministerio tendrían cierto sentido. Y a buen seguro no es así: de nuevo, si cogemos los datos desagregamos de 2017, comprobaremos que solo el 20% de todos los autónomos incluidos en la categoría 12.000-21.000 euros ingresaban entre 12.000 y 13.500, de manera que extrapolando esos mismos porcentajes a 2019 llegaríamos más bien a la conclusión de que la cuota no se incrementará a algo menos de la mitad de los autónomos… pero sí a la otra mitad.
Con todo, la realidad es incluso peor que esta por dos motivos. Primero, no es verosímil pensar que todos los declarantes de ingresos por actividades económicas estén cotizando a la Seguridad Social por mucho que puedan tener la obligación de hacerlo. Fijémonos que el 5,5% de los autónomos declara ingresos netos cero o negativos y el 7,9% ingresos netos entre cero y 1.500 euros. ¿Alguien puede pensar que la mayoría de personas dentro de esta categoría está realmente pagando ahora mismo 294 euros mensuales (3.528 euros anuales) en concepto de cotizaciones sociales? Segundo, y como ya hemos indicado, muchos de los declarantes por estimación objetiva obtienen, en realidad, ingresos superiores a los que se derivan del cálculo vía módulos (justamente se acogen al régimen de estimación objetiva porque consideran que les es fiscalmente beneficioso). En 2019, el 17% de todos los autónomos declaró, a través de módulos, ingresos entre 1.500 y 12.000 euros anuales (o el 26,1% si consideramos el grupo 1.500-21.000 euros), de modo que probablemente los ingresos reales de muchos de ellos sean bastante superiores.
O dicho de otro modo, más de la mitad de los autónomos a los que sobre el papel no iba a perjudicar esta reforma (que, recordemos, habíamos estimado en algo menos del 50%) o son personas que acaso no estén ahora mismo cotizando o que, si estimáramos directamente sus ingresos, estén obteniendo rentas bastante mayores que las reflejadas en las estadísticas oficiales. Es decir, que la mitad de los autónomos sale a buen seguro perjudicada y la mitad de la otra mitad probablemente también. La reforma, pues, solo beneficiará con cierta seguridad al 25% de los autónomos.
En suma, parece mucho más confiable señalar que se les subirá la cotización a dos tercios de los autónomos que vendernos propagandísticamente lo contrario.
La reforma del régimen de cotización de los trabajadores autónomos que ha propuesto el ministro José Luis Escrivá puede resumirse de un modo muy sencillo: los autónomos que ingresen netamente por debajo de 900 euros mensuales estarán obligados a cotizar menos de lo que la ley les obliga a cotizar en la actualidad (294 euros mensuales); los autónomos que ingresen entre 900 y 1.125 euros mensuales se quedaran en tablas; y los que ingresen por encima de 1.125 euros mensuales pagarán más —en ocasiones, muchísimo más— de lo que están obligados a cotizar hoy. Por poner un ejemplo promedio: un profesional autónomo con unos ingresos netos de 1.982 euros mensuales (equivalentes al salario medio español) pasará de cotizar 294 euros mensuales a estar obligado a pagar —a partir de 2027, cuando el sistema esté plenamente en vigor para este tramo de ingresos— 597 euros mensuales, esto es, su cotización social sé más que duplicaría.