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Laissez faire
Por
Las cuentas de la propuesta fiscal de Gustavo Petro no cuadran
Petro está engañando a sus votantes trasladándoles una información errónea (y que él sabe que es errónea) sobre los costes y los beneficios de sus promesas electorales
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Este domingo se celebran elecciones presidenciales en Colombia. El candidato de la coalición de izquierdas, Gustavo Petro, va claramente en cabeza dentro de las encuestas, aunque no está claro que vaya a salir electo en primera vuelta. El ascenso de Petro tiene mucho que ver con la pésima gestión de Iván Duque durante los últimos años, con la corrupción estructural dentro de las instituciones del país y también con los cantos de sirena populistas del senador Petro.
El líder de izquierdas promete un nuevo modelo socioeconómico para el país que ha ilusionado a muchos jóvenes, aun cuando la mayoría de esas promesas no sean realizables o no lo sean, al menos, en la relación coste-beneficio que Petro está engañosamente transmitiendo. Tomemos un reciente ejemplo: su compromiso de incrementar de manera notable el gasto público solo mediante fuertes incrementos fiscales contra las 4.000 personas más ricas del país.
En particular, el propio Gustavo Petro ha cuantificado el coste presupuestario de sus promesas electorales en 20 billones de pesos colombianos por año, mientras que aspira a recaudar 50 billones de pesos colombianos apretándoles las tuercas impositivas a las 4.000 personas más acaudaladas del país. La diferencia, 30 billones de pesos, iría a parar a reducir el déficit, de modo que su plan no solo no sería financieramente insostenible, sino que mejoraría la posición de las finanzas estatales.
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La realidad, sin embargo, es que las cuentas de Petro están totalmente descuadradas. Ni siquiera voy a entrar a valorar si la estimación que efectúa sobre el coste de sus promesas electorales es preciso o no. Me basta con mostrar algo mucho más sencillo: que es imposible recaudar de manera sostenida 50 billones de pesos colombianos con cargo a las 4.000 personas más ricas del país.
A este respecto, solo necesitamos dos datos. Primero, 50 billones de pesos colombianos equivaldrán a entre el 3,5% y el 4% del PIB de Colombia a finales de este ejercicio. Segundo, las 4.000 personas más ricas del país equivalen a entre el 0,01% y el 0,02% de la población adulta del país. Pues bien, si acudimos a la World Inequality Database —base de datos global sobre magnitudes relacionadas con la desigualdad y dirigida por el asesor de Petro, Thomas Piketty— comprobaremos que el porcentaje del PIB colombiano en manos del 0,01% de la población apenas alcanza el 1,25% (cuando digo apenas no estoy evaluando si en sí mismo es mucho o poco, sino si lo es en relación a las promesas de recaudación de Petro). Si tomáramos el 0,02% de la población más rica, tan solo llegaríamos al 2% del PIB. ¿Cómo pretende recaudar Petro entre el 3,5% y el 4% del PIB únicamente a través de estas 4.000 personas si, aun cuando les arrebatara la totalidad de sus ingresos anuales, ni siquiera alcanzaría la mitad de esa cuantía?
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Acaso Petro esté pensando en gravar no su renta sino su patrimonio, pero démonos cuenta de que en tal caso Petro les estaría expropiando poco a poco sus propiedades: si esas 4.000 personas no pueden pagar sus obligaciones tributarias ni siquiera entregando el 100% de sus ingresos anuales, entonces tendrán que entregarle al Fisco porciones de su propiedad… y esa propiedad, porción a porción, con el tiempo se terminaría acabando. Dicho de otro modo, si Petro está pensando en aumentar enormemente el impuesto sobre patrimonio de Colombia (en la línea con lo que sugiere Piketty), ese incremento de la recaudación del 3,5%-4% del PIB no podría ser sostenido en el tiempo: una vez expropiado la totalidad del patrimonio de las personas más ricas, no habría más de dónde seguir rascando.
Por consiguiente, o Petro no va a aumentar el gasto público tal como ha prometido (esto es, incumplirá sus promesas electorales), o bien subirá los impuestos a mucha más gente de la que ha anunciado o echará mano del endeudamiento público en un país que debería estar preocupándose activamente por reducirlo. Sea como fuere, lo que promete Petro es irrealizable en su forma actual, es decir, sea como fuere, Petro está engañando a sus votantes trasladándoles una información errónea (y que él sabe perfectamente que es errónea) sobre los costes y los beneficios de sus promesas electorales.
Este domingo se celebran elecciones presidenciales en Colombia. El candidato de la coalición de izquierdas, Gustavo Petro, va claramente en cabeza dentro de las encuestas, aunque no está claro que vaya a salir electo en primera vuelta. El ascenso de Petro tiene mucho que ver con la pésima gestión de Iván Duque durante los últimos años, con la corrupción estructural dentro de las instituciones del país y también con los cantos de sirena populistas del senador Petro.