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Los jóvenes no se están convirtiendo en propietarios
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Juan Ramón Rallo

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Los jóvenes no se están convirtiendo en propietarios

La mayoría de políticas públicas se orientan a transferir miles de millones de euros anuales a los pensionistas (los hogares más ricos)

Foto: Los jóvenes, cada vez menos propietarios de vivienda. (EFE/Mariscal)
Los jóvenes, cada vez menos propietarios de vivienda. (EFE/Mariscal)
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Los españoles ahorramos e invertimos mayoritariamente a través del mercado inmobiliario. Así es como históricamente las familias han amasado un patrimonio neto que, según la reciente 'Encuesta financiera de las familias', del Banco de España, tenía un valor mediano de 122.000 euros y un valor medio de 269.000 euros. Dejando de lado las cuentas corrientes (cuyo importe mediano apenas alcanza los 7.000 euros), los dos activos más comunes en la riqueza familiar son la vivienda habitual (presente en el 73,9% de las familias, con un valor mediano de 130.000 euros) y otras propiedades inmobiliarias como segundas viviendas, locales comerciales, garajes o trasteros (presentes en el 45% de las familias y con un valor mediano de 93.500 euros).

El resto de activos en los que típicamente cabría pensar como inversión patrimonial tienen una importancia muy inferior. Por ejemplo, los planes de pensiones y seguros de vida alcanzan al 28,5% de las familias, pero solo con un valor mediano de 10.000 euros; los fondos de inversión únicamente aparecen en el patrimonio del 8% de las familias y con un valor mediano de 25.000 euros, y las acciones cotizadas apenas figuran en el patrimonio del 12,5% de los hogares y con un valor mediano de 6.000 euros.

Foto: Ni comprar ni alquilar: los jóvenes destinan más de la mitad del sueldo en vivir en Madrid. (iStock)

Sin embargo, el ascensor patrimonial de la economía española se está rompiendo: si la estrategia tradicional de una familia española para capitalizarse había sido adquirir bienes raíces, las nuevas generaciones no están logrando hacerlo. Como hemos dicho, el porcentaje de familias españolas con una vivienda en propiedad se ubica en el 73,9%, lo que supone una caída de casi 10 puntos con respecto a sus máximos de 2011.

Pero es que prácticamente la totalidad de esa caída se concentra entre los hogares más jóvenes: los hogares cuyo cabeza de familia tiene más de 65 años cuentan en casi un 85% con la vivienda principal en propiedad; en cambio, los hogares con el cabeza de familia entre 35 y 44 años son propietarios en un 65% de los casos y los hogares con el cabeza de familia de menos de 35 años solo en un 36%. Hace una década, en cambio, el 77% de los hogares con el cabeza de familia entre 35 y 44 años eran propietarios de una vivienda; un porcentaje que ascendía al 69% entre los hogares con el cabeza de familia de menos de 35 años.

Hace un par de años, ya tuvimos ocasión de escribir sobre las barreras que se estaban encontrando los jóvenes a la hora de adquirir una vivienda y patrimonializarse por esa vía: por un lado, la inestabilidad laboral y la falta de ahorro inicial les impiden el acceso a un crédito hipotecario; por otro, los crecientes precios de la vivienda agravan esa falta de ahorro inicial y esa incapacidad para atender regularmente las cuotas del préstamo hipotecario.

Foto: Un joven fotografía a un bebé junto a su familia. (Reuters) Opinión

Y años después, constatamos que la tendencia a la baja del acceso de los jóvenes a la vivienda continúa. En esencia, porque los problemas de fondo siguen sin solucionarse: la última reforma laboral parece que ha contribuido a mejorar algo la estabilidad del empleo, pero la tasa de temporalidad entre los menores de 30 años sigue estando en el 44%. Y los precios de la vivienda continúan en pleno crecimiento, sobre todo en las grandes ciudades, por la restricción política de la oferta.

Que los jóvenes no se patrimonialicen a través del mercado inmobiliario no tendría por qué ser preocupante si lo hicieran por otras vías, pero no parece que esté siendo el caso: la riqueza bruta mediana de los menores de 35 años apenas alcanza los 43.000 euros (cuando hace una década alcanzaba los 166.000 euros) y la riqueza neta mediana se reduce a menos de 24.000 euros (cuando hace una década era de 72.000 euros).

Datos ciertamente preocupantes que, sin embargo, se hallan mayoritariamente ausentes del debate público, donde la mayoría de políticas se orientan a transferir miles de millones de euros anuales a los pensionistas (los hogares más ricos) y a repartir algunas dádivas entre los jóvenes (como el cheque cultural) para aparentar que se está pensando en ellos cuando en realidad se los está condenando políticamente a un futuro pauperizado.

Los españoles ahorramos e invertimos mayoritariamente a través del mercado inmobiliario. Así es como históricamente las familias han amasado un patrimonio neto que, según la reciente 'Encuesta financiera de las familias', del Banco de España, tenía un valor mediano de 122.000 euros y un valor medio de 269.000 euros. Dejando de lado las cuentas corrientes (cuyo importe mediano apenas alcanza los 7.000 euros), los dos activos más comunes en la riqueza familiar son la vivienda habitual (presente en el 73,9% de las familias, con un valor mediano de 130.000 euros) y otras propiedades inmobiliarias como segundas viviendas, locales comerciales, garajes o trasteros (presentes en el 45% de las familias y con un valor mediano de 93.500 euros).

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