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Cómo la subida de tipos de la Fed dañará a los emergentes
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Juan Ramón Rallo

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Cómo la subida de tipos de la Fed dañará a los emergentes

El dólar actúa como la divisa mundial. Por ese motivo, una restricción de la política monetaria de la Reserva Federal frena la economía estadounidense y la mundial

Foto: El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. (Reuters/Tom Williams)
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. (Reuters/Tom Williams)
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La Reserva Federal subirá esta semana los tipos de interés hasta el 3,25% o 3,5%. El mal dato de inflación de agosto la llevará a adoptar una política monetaria más restrictiva, no ya que la actual (algo que estaba descontado), sino que aquella que los mercados esperaban. Ahora mismo, ya prácticamente se da por seguro que terminaremos 2022 con unos tipos de interés por encima del 4%. Las consecuencias que este movimiento financiero tiene en Europa son ya bastante conocidas: si el diferencial de tipos de interés entre la eurozona y EEUU se ensancha, el euro tenderá a depreciarse e importaremos más inflación; si no se ensancha, será porque el Banco Central Europeo haya elevado sus propios tipos de interés y ello asfixiará en mayor medida la cada vez más debilitada economía europea.

Menos conocidos desde nuestra perspectiva occidental son, sin embargo, los efectos que la subida de tipos de interés en EEUU conllevará sobre las llamadas economías emergentes. No porque algunos de los efectos no sean similares a los que nosotros mismos estamos experimentando, sino porque los países emergentes exhiben ciertas particularidades que a nosotros, con el euro, nos son ajenas. ¿A qué me estoy refiriendo?

Foto: El presidente de la Fed, Jerome Powell. (Reuters/Elizabeth Frantz)

En el caso de la depreciación del euro, uno podría tratar de argumentar que no hay mal que por bien no venga. Sí, un euro depreciado supondrá una mayor inflación interna, pero también un mayor estímulo a nuestras exportaciones; a su vez, unos mayores tipos de interés supondrían una menor inflación, sí, pero también un endurecimiento de las condiciones crediticias y un mayor riesgo de recesión. Por tanto, la depreciación del euro tiene sus claroscuros: claras desventajas (inflación), pero algunas ventajas (exportaciones y no subir tipos). En el caso de los países emergentes, sin embargo, una depreciación de la moneda local frente al dólar solo acarrea desventajas y, en consecuencia, no les queda otro remedio que subir tipos.

Foto: El presidente de la Fed, Jerome Powell. (Reuters/Mary F. Calvert)

Por un lado, la depreciación de la moneda local no tiene por qué estimular sus exportaciones, debido a que el comercio regional entre emergentes se efectúa en dólares. Por ello, si la restricción de la política monetaria de la Fed equivale a una restricción de la oferta global de dólares, el comercio interregional entre estos países se puede resentir: cada uno de ellos contará con menos dólares con que pagarle al otro. De ahí que la apreciación del dólar suponga que importarán inflación sin que necesariamente experimenten un 'boom' exportador. Por otro lado, y precisamente porque, al necesitar dólares para el comercio global, estos países suelen emitir mucha deuda denominada en dólares, una depreciación de la divisa local supone un incremento del saldo real de las deudas locales denominadas en dólares: es decir, supone una restricción de las condiciones crediticias que restringe igualmente el gasto interno.

Por un motivo o por el otro, la depreciación de la divisa local frente al dólar suele ser muy mala noticia para estos países, los cuales se ven abocados o a liquidar sus reservas exteriores (hasta que se les agoten) o a subir tipos de interés para defender el valor de sus monedas. Muchos de ellos ya llevan haciéndolo bastantes meses, pero el aumento adicional de los tipos de interés del dólar añadirá todavía más carne a su asador local. Cuanto más tiempo se mantengan los tipos a niveles elevados (elevados, al menos, con respecto a los últimos 15 años), más se resentirán las economías emergentes y, a través de ellas, la economía global. No olvidemos que, aun informalmente, el dólar actúa como la divisa mundial y, por tanto, una restricción de la política monetaria de la Fed —como la que continuaremos viviendo esta semana— no solo frena la economía estadounidense sino también la economía mundial.

La Reserva Federal subirá esta semana los tipos de interés hasta el 3,25% o 3,5%. El mal dato de inflación de agosto la llevará a adoptar una política monetaria más restrictiva, no ya que la actual (algo que estaba descontado), sino que aquella que los mercados esperaban. Ahora mismo, ya prácticamente se da por seguro que terminaremos 2022 con unos tipos de interés por encima del 4%. Las consecuencias que este movimiento financiero tiene en Europa son ya bastante conocidas: si el diferencial de tipos de interés entre la eurozona y EEUU se ensancha, el euro tenderá a depreciarse e importaremos más inflación; si no se ensancha, será porque el Banco Central Europeo haya elevado sus propios tipos de interés y ello asfixiará en mayor medida la cada vez más debilitada economía europea.

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