Laissez faire
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¿Por qué el petróleo se ha abaratado a mínimos de hace un año?
Si el petróleo se está globalmente abaratando en estos momentos, es por la considerable destrucción de demanda que está teniendo lugar
Uno de los grandes debates económicos del último año ha sido si la inflación ha venido generada por factores de oferta o por factores de demanda. A la postre, si las causas de la inflación hay que buscarlas en un shock negativo de oferta (reducción de nuestra productividad por motivos exógenos a la propia economía, como por ejemplo la pandemia o la guerra en Ucrania), los Estados no deberían haber alterado sus políticas monetarias y fiscales (o no haberlo hecho en la magnitud en que lo han hecho los bancos centrales), mientras que, si la inflación hundiera sus raíces en factores de demanda (exceso de gasto agregado), la política a seguir debería adquirir un tono mucho más contractivo.
En ocasiones, sin embargo, no es nada sencillo distinguir una inflación que viene provocada por un shock de demanda y una que viene provocada por un shock de oferta. Tomemos el caso del petróleo: ¿el encarecimiento de esta fuente de energía, y la inflación derivada de la misma, viene causado por factores de oferta o por factores de demanda?
Si analizamos la evolución del precio del crudo, la respuesta no es obvia. Antes de la guerra en Ucrania, en enero de 2022, el precio del barril Brent superó la barrera de los 80 dólares, su máximo desde el año 2014 (si exceptuamos unos pocos días de 2018). ¿Por qué el petróleo a comienzos de 2022 era apreciablemente más caro que durante 2019? Un motivo puede ser que la producción en el cuarto trimestre de 2021 fuera inferior a la de 2019 (98 millones de barriles diarios frente a 100,6), pero otro motivo puede ser que la demanda se había disparado a lo largo del año hasta el punto de que, en el cuarto trimestre de 2021, ya superaba la de 2019.
Más adelante, una vez estalló la guerra, el problema parecía claramente de oferta: existía el riesgo de que Rusia cerrara el grifo del crudo, sobre todo tras las sanciones de EEUU y de la Unión Europea. Acaso por ello, el precio del petróleo se disparó hasta rozar los 140 dólares el barril. Ahora bien, en estos momentos, el petróleo se halla por debajo de 80 dólares el barril: más barato que en cualquier otro momento de 2022. ¿Y por qué motivo el barril se ha abaratado tanto? Es verdad que la oferta se ha normalizado hasta el entorno de los 100 millones de barriles diarios, pero las perspectivas para la misma no son demasiado positivas: la OPEP se niega a incrementar la producción (incluso amenaza con recortarla) y Rusia, después de las nuevas sanciones, amenaza con interrumpir la venta de crudo a quienes pretendan imponerle un precio máximo (por mucho que este se ubique hoy por hoy bastante por encima del precio al que Rusia está vendiendo esos barriles).
Si, pese a todo lo anterior, el petróleo se está abaratando globalmente en estos momentos, es por la considerable destrucción de demanda que está teniendo lugar (a pesar de que los altos precios del gas están promoviendo una reducción de la demanda de gas y un incremento de la demanda de petróleo). Por consiguiente, lo que a día de hoy está reduciendo fundamentalmente los precios es el estancamiento de la demanda global. ¿Y por qué se está estancando la demanda global? Por un lado, por las políticas de covid cero en China, que parece que podrían comenzar a relajarse en un futuro no muy lejano; por otro, porque la subida de tipos de interés de los bancos centrales occidentales está enfriando el crecimiento y, por tanto, la demanda global de crudo.
Lo anterior no significa que el precio del petróleo deba seguir cayendo: si hay nuevos recortes en la oferta o si el estancamiento económico global es menor del que actualmente se anticipa (sobre todo, merced a la posible reapertura de China, pero también porque las economías occidentales se muestren más robustas de lo esperado), los precios volverían a aumentar.
En suma, parte de la inflación energética que hemos sufrido durante el último año halla su causa en el exceso de gasto agregado mundial: aunque prima facie pueda parecernos una inflación de oferta, en realidad es algo retrotraído, en parte, a una inflación de demanda. Y la consecuente desinflación actual, también.
Uno de los grandes debates económicos del último año ha sido si la inflación ha venido generada por factores de oferta o por factores de demanda. A la postre, si las causas de la inflación hay que buscarlas en un shock negativo de oferta (reducción de nuestra productividad por motivos exógenos a la propia economía, como por ejemplo la pandemia o la guerra en Ucrania), los Estados no deberían haber alterado sus políticas monetarias y fiscales (o no haberlo hecho en la magnitud en que lo han hecho los bancos centrales), mientras que, si la inflación hundiera sus raíces en factores de demanda (exceso de gasto agregado), la política a seguir debería adquirir un tono mucho más contractivo.
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