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¿Ha sido 2022 un buen año para el empleo?
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Juan Ramón Rallo

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¿Ha sido 2022 un buen año para el empleo?

El dato de 2022 podría estar reflejando un cierto agotamiento de nuestra capacidad de crear empleo en un contexto en que el PIB sigue expandiéndose a tasas anormalmente altas

Foto: Presentación de los datos de desempleo de diciembre. (EFE/J.J. Guillén)
Presentación de los datos de desempleo de diciembre. (EFE/J.J. Guillén)
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El número de afiliados a la Seguridad Social se incrementó en 470.000 personas a lo largo de 2022. El titular parecería justificar un cierto triunfalismo laboral por parte del Gobierno, pero una vez se comparan y se colocan en contexto tales datos, los motivos para la euforia resultan bastante menores.

Primero, y en términos relativos, 2022 ha sido un peor año para la afiliación que 2015, 2016, 2017, 2018 y 2021: desde que se inició el nuevo ciclo de creación de empleo en España (tras el recesivo año 2013), solo 2014, 2019 y 2020 han sido peores. En realidad, solo 2019 ha sido peor: durante el primer trimestre de 2014, todavía no se había inaugurado el ciclo de creación de empleo y 2020 es un año atípico por la pandemia. En 2022, no hemos alcanzado los 500.000 nuevos afiliados a la Seguridad Social, algo que sí se logró en todos los ejercicios anteriores.

Segundo, la evolución de la segunda mitad de 2022 resulta especialmente preocupante: en la serie bruta, 2022 cerró el año con 52.000 afiliados menos que a finales de junio. En este caso, solo 2019 fue un peor año: durante el segundo semestre de 2021 se crearon 324.000 nuevos afiliados; en 2020, 424.000; en 2018, 17.000; en 2017, 27.000; en 2016, 89.000; en 2015, 52.000, y en 2014, 90.000. Como digo, solo 2019 fue peor: en el segundo semestre de ese ejercicio, se perdieron 109.000 afiliados.

Tercero, al Gobierno le gusta mirar los datos sin estacionalidad y es razonable hacerlo así. Eliminando la estacionalidad, el segundo semestre del año mejora en términos absolutos, pero no relativos: así, entre junio y diciembre de 2022, los afiliados aumentaron en 208.000; en 2021, en 575.000; en 2020, 663.000; en 2018, en 260.000; en 2017, en 262.000; en 2016, 301.000; en 2015, en 234.000, y en 2014, en 246.000. Nuevamente, pues, solo el segundo semestre de 2019 fue peor que el de 2022: entonces la afiliación tan solo aumentó, en términos desestacionalizados, en 145.000 personas. Ahora bien, si prestamos atención a la serie desestacionalizada, también habrá que reconocer que diciembre de 2022 ha sido especialmente malo: durante este mes, se han perdido casi 8.300 afiliados, algo que no sucedía desde el recesivo año 2012 (ni en 2019, ni siquiera en 2013, se perdieron desestacionalizadamente afiliados en el mes de diciembre).

Y cuarto, lo anterior resulta especialmente preocupante si tenemos en cuenta que la economía española crecerá este año por encima del 5%. Todos los mejores datos prepandemia de afiliación a la Seguridad Social los alcanzamos con tasas de crecimiento sustancialmente inferiores: un 1,4% en 2014 (aunque rebotando desde niveles muy bajos); un 3,8% en 2015; un 3% en 2016 y 2017, y un 2,3% en 2018. Fue necesario crecer apenas un 2,1% en 2019 para marcar datos de afiliación tan comparablemente débiles a los de 2022. Por el contrario, habiendo crecido un 5,1% en 2021 (tal vez menos que en 2022), logramos casi 800.000 nuevos afiliados durante ese ejercicio.

En definitiva, la Seguridad Social cierra 2022 dejándonos un regusto amargo. Obviamente, haber incrementado la afiliación en 470.000 personas son buenas noticias en aislado, pero el dato podría estar reflejando un cierto agotamiento de la capacidad de crear empleo por parte de la economía española en un contexto en que, sin embargo, el PIB sigue expandiéndose a tasas anormalmente altas. ¿Qué ocurrirá en 2023 si finalmente se materializa la fuerte ralentización que ahora mismo pronostican todas las casas de análisis (crecimientos del PIB por debajo del 2%)? Los antecedentes de 2022, especialmente los de la segunda mitad de 2022, no son la mejor manera de arrancar el complicado año 2023.

El número de afiliados a la Seguridad Social se incrementó en 470.000 personas a lo largo de 2022. El titular parecería justificar un cierto triunfalismo laboral por parte del Gobierno, pero una vez se comparan y se colocan en contexto tales datos, los motivos para la euforia resultan bastante menores.

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