Es noticia
La demagogia de Podemos contra los supermercados
  1. Economía
  2. Laissez faire
Juan Ramón Rallo

Laissez faire

Por

La demagogia de Podemos contra los supermercados

Los márgenes de ganancia por euro vendido son estrechísimos, cuando no negativos, entre los supermercados españoles

Foto: La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra. (EFE/Javier Lizón)
La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra. (EFE/Javier Lizón)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Los políticos necesitan de chivos expiatorios hacia los que canalizar la ira popular. Durante las deflaciones, el enemigo público suele ser el banquero: aquel que deniega créditos o ejecuta impagos; en cambio, durante las inflaciones, el enemigo público pasa a ser el tendero, aquel que perpetra subidas de precios y erosiona la renta disponible de los consumidores. Por supuesto, ni banqueros ni tenderos tienen por qué ser los auténticos responsables de lo que acaece (aunque he de decir que los banqueros suelen ser bastante más responsables que los tenderos, aunque solo sea por los muy dispares grados de competencia en ambas industrias), pero precisamente por eso los políticos necesitan culparlos: para que los ciudadanos no exijan responsabilidades a nuestros malos gobernantes.

Podemos no es, desde luego, ajeno a esta estrategia populista que el peronismo viene aplicando religiosamente en Argentina desde hace décadas: hallándose en el Gobierno durante la mayor ola inflacionista de los últimos 40 años, no le queda otra que colocar en la mirilla a los tenderos. Lo hizo este pasado fin de semana Ione Belarra, ministra y secretaria general del partido: a su entender, tanto Mercadona como Carrefour son compañías indecentes y despiadadas por estar forrándose subiendo precios; horas después, la número tres del partido, Lilith Verstrynge, incluyó a DIA en esta liga de supermercados que multiplican abusivamente los precios para forrarse.

A estas alturas del año, todavía no contamos con las cuentas anuales de ninguna de estas tres empresas, motivo por el cual nuestros gobernantes deberían ser bastante más prudentes de lo que están siendo antes de emitir diatribas no fundamentadas en nada. Sin embargo, en el caso de Carrefour y DIA, sí disponemos de sus resultados correspondientes al primer semestre de 2022, y en el caso de Mercadona, de sus cuentas de 2021: y tales datos no avalan en absoluto el relato populista antitendero de Podemos. En concreto, el margen de beneficios sobre ventas fue del 2,6% para Mercadona, del 0,6% para Carrefour y del -2,5% para DIA. Dicho de otra manera, en 2021, Mercadona ganó 2,6 céntimos por cada euro vendido y, en el primer semestre de 2022, Carrefour apenas ganó 0,6 céntimos (0,006 euros) por cada euro vendido y DIA perdió 2,5 céntimos por euro vendido.

Foto: El presidente de Mercadona, Juan Roig. (EFE/Ana Escobar)

Los márgenes de ganancia por euro vendido son, pues, estrechísimos, cuando no negativos, entre los supermercados españoles. No es nada excepcional: el modelo de negocio de los supermercados es justamente ese, a saber, lucrarse con la rotación de las mercancías en lugar de con el margen por mercancía. A la postre, es posible ganar muy poco por cada unidad vendida y aun así obtener importantes ganancias agregadas merced al volumen de ventas: o, mejor dicho, la estrategia empresarial de los supermercados consiste justamente en maximizar el volumen de ventas con un margen lo suficientemente estrecho como para batir a la competencia (el lema competitivo de la propia Mercadona es “Siempre precios bajos”).

De ahí que tenga tan poco sentido convertirlos en los grandes culpables de la gran inflación de alimentos que estamos experimentando: aun cuando redujéramos su margen sobre ventas a la mitad, el consumidor apenas notaría alivio alguno. Pero nada de lo anterior reprime a nuestros políticos más populistas de colocar el foco propagandístico en la distribución: les conviene dividir y envenenar a la población para pescar votos en las aguas que ellos mismos han revuelto.

Los políticos necesitan de chivos expiatorios hacia los que canalizar la ira popular. Durante las deflaciones, el enemigo público suele ser el banquero: aquel que deniega créditos o ejecuta impagos; en cambio, durante las inflaciones, el enemigo público pasa a ser el tendero, aquel que perpetra subidas de precios y erosiona la renta disponible de los consumidores. Por supuesto, ni banqueros ni tenderos tienen por qué ser los auténticos responsables de lo que acaece (aunque he de decir que los banqueros suelen ser bastante más responsables que los tenderos, aunque solo sea por los muy dispares grados de competencia en ambas industrias), pero precisamente por eso los políticos necesitan culparlos: para que los ciudadanos no exijan responsabilidades a nuestros malos gobernantes.

Unidas Podemos
El redactor recomienda