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¿El resurgir del bitcoin?
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Juan Ramón Rallo

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¿El resurgir del bitcoin?

Cuando los tipos de interés suben, el precio del bitcoin sufre mucho, y, en cambio, cuando los tipos de interés bajan, el precio del bitcoin aumenta

Foto: Una representación de un bitcoin. (Reuters/Benoit Tessier)
Una representación de un bitcoin. (Reuters/Benoit Tessier)
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2022 fue un año devastador para el bitcoin. Desde los máximos alcanzados en noviembre de 2021, este activo llegó a depreciarse un 75%. Muchos hablaron entonces de que la burbuja del bitcoin había pinchado definitivamente y de que su fin estaba muy cerca. Sin embargo, en lo que llevamos de 2023, su precio ha remontado un 40% (casi un 50% desde sus mínimos de 2022). No es que esté cerca de recuperar las marcas extraordinarias de hace unos meses (aún necesitaría casi triplicar su precio actual), pero desde luego la burbuja que aparentemente había pinchado de manera irremisible goza de muy buena salud. ¿Qué ha ocurrido exactamente?

El valor de todo activo guarda una relación inversa con los tipos de interés, por cuanto estos representan socialmente el precio del tiempo y del riesgo. Si el tiempo y el riesgo se abaratan, los activos —como conjuntos de expectativas o de derechos sobre servicios futuros— se revalorizan; si el tiempo y el riesgo se encarecen, los activos se deprecian. Pero no todos los activos muestran una misma sensibilidad frente a los cambios de valor del tiempo y del riesgo: los activos más cargados de tiempo y de riesgo (los de mayor duración y más inciertos) serán mucho más sensibles a los cambios en los tipos de interés porque tendrán mucho más que perder o que ganar con las fluctuaciones del valor social del tiempo y el riesgo.

Foto: La conferencia 'A Lightning Summit' en El Salvador, el pasado noviembre. (Reuters / Jose Cabezas)
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Pues bien, el bitcoin cotiza en los mercados como si fuera un activo de larguísima duración y altamente incierto, de modo que su precio de mercado es muy sensible a las fluctuaciones de los tipos de interés. Cuando los tipos de interés suben, el precio del bitcoin sufre mucho, y, en cambio, cuando los tipos de interés bajan (o se estima que van a empezar a bajar), el precio del bitcoin despega. En ese sentido, no se diferencia demasiado de otros activos, como las llamadas acciones growth (acciones de empresas cuya capitalización responde a las expectativas de beneficios futuros explosivamente expansivos); por ejemplo, desde sus máximos de abril de 2022, Tesla también llegó a caer un 70% y, a su vez, en lo que llevamos de 2023 ha subido un 75%.

Y es que 2022 estuvo caracterizado por muy aceleradas subidas de tipos por parte de los bancos centrales —con el objetivo de poner coto a la inflación—, y 2023, al menos de momento, está caracterizado por la cada vez más extendida expectativa de que la subida de tipos ya tiene muy escaso recorrido y que acaso asistamos a bajadas en la última parte del año (con las cautelas que ya introdujimos en nuestro artículo anterior). Siendo estas las expectativas ahora mismo predominantes en el mercado, se entenderá por qué el bitcoin cayó tanto durante 2022 y por qué está subiendo ahora como la espuma. Y, por lo mismo, se entenderá que, si las expectativas de subidas de tipos regresaran al mercado (en esencia, porque se entendiera que la inflación está lejos de haberse controlado), el precio del bitcoin volvería a resentirse con fuerza.

Lo anterior acaso sirva para cuestionar el tino de quienes levantaron con demasiada celeridad el acta de defunción del bitcoin (en la mayoría de los casos, ni ha sido ni la primera vez que lo han hecho ni seguramente vaya a ser la última). Sin embargo, los maximalistas del bitcoin tampoco deberían echar cohetes con este resultado. A la postre, el dinero es aquel activo con un valor máximamente estable frente al resto; esto es, es un activo cuyo valor fluctúa mínimamente frente a los cambios en los tipos de interés. Por tanto, que el bitcoin se comporte como una acción growth —altamente sensible a los cambios en los tipos de interés— solo nos está indicando que, por ahora, acaso tenga mucho de proyecto monetario de futuro, pero desde luego tiene poco de proyecto monetario de presente. No ha muerto tal como algunos pretendieron matarla, pero tampoco está en la forma en la que a muchos otros les gustaría que estuviese.

2022 fue un año devastador para el bitcoin. Desde los máximos alcanzados en noviembre de 2021, este activo llegó a depreciarse un 75%. Muchos hablaron entonces de que la burbuja del bitcoin había pinchado definitivamente y de que su fin estaba muy cerca. Sin embargo, en lo que llevamos de 2023, su precio ha remontado un 40% (casi un 50% desde sus mínimos de 2022). No es que esté cerca de recuperar las marcas extraordinarias de hace unos meses (aún necesitaría casi triplicar su precio actual), pero desde luego la burbuja que aparentemente había pinchado de manera irremisible goza de muy buena salud. ¿Qué ha ocurrido exactamente?

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