Es noticia
A vueltas con la 'greedflation'
  1. Economía
  2. Laissez faire
Juan Ramón Rallo

Laissez faire

Por

A vueltas con la 'greedflation'

La greedflation tiende a confundir causas con consecuencias: en concreto, la consecuencia de la inflación es que beneficios o los salarios aumenten en términos nominales

Foto: La sede del Banco Central Europeo. (Reuters/Heiko Becker)
La sede del Banco Central Europeo. (Reuters/Heiko Becker)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Durante los últimos días, y especialmente a raíz de un informe de la OCDE, ha regresado a la primera plana mediática el concepto de greedflation, es decir, la conjetura de que la elevada inflación que hemos experimentado durante los últimos dos años se debe fundamentalmente al aumento de los márgenes empresariales. Los precios aumentan para acrecentar los beneficios de las corporaciones españolas. ¿Cuál es la evidencia que se aporta para respaldar esta conjetura? Pues que nuestra inflación (medida a partir del deflactor del PIB, esto es, respecto a nuestra producción final interior) se ha materializado casi en exclusiva en una expansión de los beneficios nominales de las empresas a lo largo de 2022.

¿Significa esto que la inflación es causada por la mayor avaricia empresarial? No tiene por qué. De entrada, tengamos presente que el PIB nominal no es más que el valor añadido agregado dentro de una economía: y todo valor añadido se divide en salarios y beneficios (en realidad, excedente bruto de explotación), de modo que si los precios aumentan (inflación) y la producción material no se reduce, el valor añadido agregado (PIB nominal) aumentará y, en consecuencia, o los salarios o los beneficios (o ambos) tendrán que incrementarse. Es decir, la greedflation tiende a confundir causas con consecuencias: la consecuencia de la inflación es que beneficios o salarios aumenten en términos nominales.

Foto: Foto: Reuters/Mike Segar. Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Por qué Apple es la empresa más valiosa del mundo
Juan Ramón Rallo

Por ejemplo, si la producción final de un país son 1.000 automóviles con un precio de mercado unitario de 10.000 euros, el PIB nominal será de 10 millones de euros de los cuales, por ejemplo, 6 millones se distribuirán en salarios y 4 millones en beneficios. Supongamos que, un año después, la producción de automóviles se mantiene constante pero su precio unitario aumenta a 20.000 euros: en tal caso, el PIB nominal pasará a ser de 20 millones de euros, los cuales bien podrían dividirse en 6 millones de euros para salarios y 14 millones de euros para beneficios. ¿Cabría decir, en este caso, que la inflación ha sido causada íntegramente por la avaricia y el poder de mercado de las empresas? No tiene en absoluto por qué: si el gasto nominal agregado se ha duplicado sin que la producción real lo haya hecho, los precios de los automóviles se duplicarán por necesidad, al margen de si esos mayores precios se distribuyen en forma de salarios o en forma de beneficios. A la postre, si se duplicara el gasto nominal agregado y los precios no subieran, entonces tendríamos desabastecimiento de automóviles (habría ciudadanos distintos a pagar el precio de mercado de un automóvil, 10.000 euros, que no podrían adquirirlo porque no habría suficientes automóviles a ese precio).

Por supuesto, si en ese contexto inflacionista los empresarios consiguen frenar revalorizaciones de los salarios nominales de sus trabajadores, entonces sus beneficios nominales (y reales) se incrementarán. Pero eso no significa, como decimos, que los beneficios sean los causantes de la inflación: sólo significa que la inflación, junto al poder de negociación de los empresarios, ha rebajado los salarios reales. Nada más. De hecho, si siguiéramos la lógica de que la traslación de la inflación en forma de mayores beneficios significa que los beneficios son los culpables de la inflación, entonces deberíamos concluir, también atendiendo al mismo informe de la OCDE, que durante 2022 los salarios han sido los principales responsables de la inflación en países como EEUU, Alemania o Francia. Y, sin embargo, quienes articulan el discurso de la greedflation, sobre la exclusiva base de datos como éstos, no adaptan ese mismo discurso a la hora de culpar a los trabajadores de la inflación en aquellos países donde la misma ha sido reabsorbida en forma de subidas salariales.

Foto: Foto: Reuters/Athit Perawongmetha. Opinión
TE PUEDE INTERESAR
El mundo no se está desdolarizando
Juan Ramón Rallo

Como ya explicamos en otra ocasión, no es enteramente imposible que en algunos sectores una parte de la inflación se explique por decisiones puramente empresariales. En ausencia de suficiente competencia sectorial, el incremento del gasto nominal en algunas industrias puede no haberse traducido, tanto como lo habría sido en presencia de competencia, en un mayor incremento de la producción y, por tanto, esa contingentación oligopolística de la producción daría lugar a mayores de precios. De ser así, deberíamos intentar dinamizar la competencia en ciertos sectores antes que establecer controles de precios que enmascaren un proceso inflacionario que sólo es el síntoma de la confluencia de dos tipos de shocks: por un lado, un shock negativo de oferta en algunos sectores que ya se ha ido disipando con el tiempo (energía o cereales) y, por otro, un shock positivo de demanda derivada de unos estímulos públicos excesivos que, por suerte, también se está disipándose gracias a la más contractiva política monetaria.

En generla, la inflación no está causada por el poder de mercado de las empresas, sino por el exceso de gasto agregado que posibilita que todas las empresas suban precios sin que se contraiga el gasto real.

Durante los últimos días, y especialmente a raíz de un informe de la OCDE, ha regresado a la primera plana mediática el concepto de greedflation, es decir, la conjetura de que la elevada inflación que hemos experimentado durante los últimos dos años se debe fundamentalmente al aumento de los márgenes empresariales. Los precios aumentan para acrecentar los beneficios de las corporaciones españolas. ¿Cuál es la evidencia que se aporta para respaldar esta conjetura? Pues que nuestra inflación (medida a partir del deflactor del PIB, esto es, respecto a nuestra producción final interior) se ha materializado casi en exclusiva en una expansión de los beneficios nominales de las empresas a lo largo de 2022.

Inflación