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El PP no bajará significativamente los impuestos
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Juan Ramón Rallo

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El PP no bajará significativamente los impuestos

Siempre que el PP se enfrente a una disyuntiva seria entre bajar impuestos o mantener el gasto, el PP optará por lo segundo

Foto: El presidente del PP y candidato a la presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Román Ríos)
El presidente del PP y candidato a la presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Román Ríos)
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Si algo nos ha dejado claro el programa económico del PP, así como las reiteradas declaraciones públicas de su vicesecretario económico, Juan Bravo, es que un Gobierno de Feijóo no nos traería apreciables rebajas tributarias. No es que no vaya a haberlas —o que no se nos diga que vaya a haberlas—, pero desde luego tendrán una escasa entidad. En palabras de Juan Bravo en una reciente entrevista: “No haremos rebajas fiscales a lo loco ni a todo el mundo, sino por un fin y lo que permitan las cuentas”. Es decir, que para el PP bajar los impuestos es instrumental a algún otro fin distinto al de minimizar el propio robo del Estado sobre sus ciudadanos: al parecer, achicar el sector público para no interferir coactivamente en la vida de las personas no es, en sí mismo, una meta hacia la que quiera orientarse el PP de Feijóo.

¿Y cuál entonces es el fin que, para el PP, podría justificar excepcionalmente una rebaja fiscal? El propio Juan Bravo nos pone como ejemplo que, disminuyendo el IRPF a las rentas más bajas, se estimula el consumo y con ello aumenta la recaudación por IVA. Es decir, que el fin al que debe aspirar la política fiscal parece ser el de maximizar los ingresos del Estado, algo que el propio vicesecretario económico del PP nos confirma: “[No haremos] rebajas para perder recaudación, sino para ganarla”. O dicho de otro modo, reducir la recaudación no es un objetivo en sí mismo, pero aumentarla sí.

Foto: Feijóo presenta el programa económico del PP en Barcelona (EFE/Enric Fontcuberta)

Todo lo cual no hace más que confirmarnos lo evidente: que el Partido Popular no es un partido liberal (tampoco lo ha sido nunca, aunque lo haya pretendido en algunas ocasiones), sino más bien un partido socialdemócrata. Para el liberalismo, la reducción del tamaño del Estado es un fin en sí mismo (o, más bien, un medio que por sí mismo sirve para ampliar las libertades de los individuos al reducir el grado de interferencia coactiva sobre sus vidas). Por eso, un partido liberal baja impuestos siempre que tiene ocasión y al margen de si ello sirve a cualquier otro propósito distinto al propio de bajar los impuestos, a saber, al de atracar con menor saña a los ciudadanos.

El PP sí es, en cambio, un partido socialdemócrata: esto es, un partido que busca acrecentar el Estado o, al menos, no reducirlo respecto a sus elefantiásicos niveles actuales; un partido que aspira a extraer más recursos de los ciudadanos para desarrollar políticas públicas consistentes en redistribuir la renta en búsqueda de un determinado ideal de igualdad (presupongo que la finalidad del PP a la hora de redistribuir la renta es esa y no, como ocurriría con un partido mercantilista, el latrocinio de los lobbies cercanos al poder).

Foto: El vicesecretario de Economía del PP, Juan Bravo. (EFE/Marcial Guillén)

Y siendo el PP un partido socialdemócrata, no cabrá esperar que baje impuestos, salvo de manera superficial y cosmética. Porque los objetivos generales de esa organización política no se enfocan a maximizar las libertades de los ciudadanos, sino a maximizar el manejo político de la ciudadanía. Siempre que se enfrente a una disyuntiva seria entre bajar impuestos o mantener el gasto, el PP optará por lo segundo: y siendo así, no va a haber margen financiero alguno para acometer profundas rebajas tributarias. Es justo lo que, de manera honesta y transparente, nos está diciendo Juan Bravo.

De hecho, si algo hay que agradecerle al nuevo equipo de Feijóo es la sinceridad a la hora de explicitarnos que no minorarán de manera significativa los tributos. Peor fue el caso de Mariano Rajoy y Cristóbal Montoro que, prometiéndonos durante la campaña importantes rebajas fiscales, luego nos castigaron con la subida fiscal más agresiva de toda la democracia. Quien vote ahora al PP no podrá considerarse engañado cuando, una vez en el Gobierno, mantenga sin cambios los altos niveles extractivos actuales.

Si algo nos ha dejado claro el programa económico del PP, así como las reiteradas declaraciones públicas de su vicesecretario económico, Juan Bravo, es que un Gobierno de Feijóo no nos traería apreciables rebajas tributarias. No es que no vaya a haberlas —o que no se nos diga que vaya a haberlas—, pero desde luego tendrán una escasa entidad. En palabras de Juan Bravo en una reciente entrevista: “No haremos rebajas fiscales a lo loco ni a todo el mundo, sino por un fin y lo que permitan las cuentas”. Es decir, que para el PP bajar los impuestos es instrumental a algún otro fin distinto al de minimizar el propio robo del Estado sobre sus ciudadanos: al parecer, achicar el sector público para no interferir coactivamente en la vida de las personas no es, en sí mismo, una meta hacia la que quiera orientarse el PP de Feijóo.

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