Laissez faire
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¿Veremos una drástica rebaja del IRPF en Valencia?
Vox tan sólo actúa como el resto de políticos: mintiendo a sus electores prometiéndoles aquello que ni pueden ni quieren cumplir
Carlos Mazón ya es el nuevo presidente de la Generalitat Valenciana gracias a los votos de PP y Vox. Se trata de la segunda región de España donde los de Abascal formarán parte del gobierno y donde, por tanto, serán capaces de presionar internamente para que se respete el acuerdo político alcanzado entre ambas formaciones. ¿Y cuál es el contenido económico del acuerdo político al que han llegado?
Permítanme centrarme en la parte fiscal: PP y Vox se han comprometido a eliminar el Impuesto sobre el Patrimonio, el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, eliminar la tasa turística y rebajar el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales. Hasta aquí nada excepcional ni imposible de cumplir mediante el recorte de algunos gastos no nucleares y la congelación de muchos otros. Ocurre que ese acuerdo político también contiene la siguiente provisión en materia fiscal: “Reducción drástica del IRPF en todos sus tramos, especialmente a los salarios medios y bajos”. Y aquí ya estamos tocando hueso.
Desde luego, el adjetivo drástica implica una escala de magnitud subjetiva. ¿A partir de qué nivel cabe tildar un recorte del IRPF de “drástico”? Es más, probablemente no interpreten ese adjetivo del mismo modo PP y Vox, de ahí que exista un importante grado de indeterminación en el pacto entre ambas formaciones que tendrá que irse perfilando a lo largo de la legislatura. No obstante, y habida cuenta de las promesas fiscales de Vox en su campaña nacional (y habida cuenta, además, de que Vox hace gala de que tiene una sola voz en todo el territorio español), sí cabe intuir a qué se refiere Vox por rebaja drástica: una disminución cuantitativamente equivalente a dejar el IRPF en sólo dos tramos –15% hasta 70.000 euros y 25% a partir de 70.000 euros– con ajustes significativos en los tipos marginales por cada hijo a cargo del contribuyente.
¿Logrará Vox, estando dentro del Ejecutivo valenciano, arrimar la rebaja del IRPF autonómico a algo similar a esas cifras? La pregunta es pertinente dado que, como decíamos, los de Abascal han justificado su insistencia en formar parte de los gobiernos con el argumento de que así pueden forzar y garantizar que los acuerdos con el PP se cumplan. Siendo así, ¿lo lograrán o, al menos, lo intentarán? Ni remotamente. En esencia, porque Vox carece de voluntad real para acometer un ajuste tan intenso del IRPF como el que ha comprometido a sus votantes: y carece de voluntad real no porque, en abstracto y sin tener en cuenta los costes de oportunidad, a Vox no le gustase rebajarlo de un modo tan intenso, sino porque para hacerlo deberían recortar partidas de gasto que, por motivos ideológicos o electorales, se negarán a tocar. Y si Vox, en el fondo y más allá de las apariencias, no quiere recortar el IRPF tanto como ha prometido, difícilmente conseguirá que el PP se mueva allí donde ni siquiera Vox quiere en verdad moverse.
La prueba más evidente de ello la pueden hallar en Castilla y León, primera comunidad cogobernada por PP y Vox donde, de hecho, ya se han suprimido algunos de esos chiringuitos, duplicidades y subvenciones que, según los de Abascal, deberían proporcionar un amplio margen presupuestario para bajar drásticamente los impuestos. ¿Cuál ha sido allí la drástica reducción del IRPF que han aprobado hasta el momento? Apenas una rebaja del primer tramo autonómico desde el 9,5% al 9%. Sólo medio punto en un único tramo. He ahí la enorme cosecha de Vox hasta la fecha. Que sí, que les quedan unos dos años y medio por delante para rematar la faena, pero de momento no apuntan en absoluto buenas maneras. Y la razón de semejante atasco reformista no es otra que la ya señalada: las promesas fiscales de Vox son irreales. No por indeseables o irrealizables, sino porque Vox no desea aquello que también implican (recortes mucho más profundos del gasto público que los explicitados a sus votantes) y, por tanto, tampoco serán realizadas por ellos. En esto, Vox tan sólo actúa como el resto de políticos: mintiendo a sus electores prometiéndoles aquello que ni pueden ni quieren cumplir.
Carlos Mazón ya es el nuevo presidente de la Generalitat Valenciana gracias a los votos de PP y Vox. Se trata de la segunda región de España donde los de Abascal formarán parte del gobierno y donde, por tanto, serán capaces de presionar internamente para que se respete el acuerdo político alcanzado entre ambas formaciones. ¿Y cuál es el contenido económico del acuerdo político al que han llegado?
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