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Los datos falseados de Yolanda Díaz en el debate electoral
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Juan Ramón Rallo

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Los datos falseados de Yolanda Díaz en el debate electoral

Yolanda Díaz ha intentado convencernos durante toda la legislatura de que los datos estaban de su lado. En esta ocasión, ha tenido que manipularlos

Foto: La candidata de Sumar a la presidencia del Gobierno, Yolanda Díaz. (EFE/Juanjo Martín)
La candidata de Sumar a la presidencia del Gobierno, Yolanda Díaz. (EFE/Juanjo Martín)
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Después del cara a cara entre Feijóo y Sánchez, se popularizó la expresión del galope de Gish: supuestamente, el gallego había salido victorioso merced al uso continuado de mentiras que avasallaron al líder socialista. Justo después de ese debate, todos los medios habilitaron un espacio de verificación de datos para aclarar las mentiras o imprecisiones de Feijóo y poner de manifiesto que su triunfo fue injusto por estar sustentado sobre falacias.

Bien, no seré yo quien dispute que Feijóo mintiera, pero no lo hizo en mayor medida que Sánchez. Y, sobre todo, debería sorprender que ese ejército de imparciales verificadores no haya realizado un ejercicio similar de fact-checking tras el debate electoral de este miércoles, en el que Yolanda Díaz le arrojó diversos datos, supuestamente rigurosos, a Santiago Abascal. Dado que en este caso parece haber habido un menor interés en verificar el posible galope de Gish de la vicepresidenta, permítanme ofrecerles tres claros ejemplos de embustes de la candidata de Sumar.

Foto: Los candidatos a la presidencia del Gobierno (i-d) Santiago Abascal, Yolanda Diaz y Pedro Sánchez, antes del inicio del debate en RTVE. (EFE/Juanjo Martín)

Primero, Yolanda Díaz afirmó que las pymes españolas pagan un tipo impositivo del 17,5% y, en cambio, las grandes empresas uno del 3,8%. Son datos manipulados: es verdad que el promedio de pymes sí abona tipos cercanos a los mencionados por Yolanda Díaz, pero las grandes empresas ni mucho menos soportan un tipo medio tan bajo (ojalá tuviéramos ese tipo impositivo para todas las personas físicas y jurídicas). El dato del 3,8% sale de comparar los impuestos pagados en España con los beneficios mundiales de esas grandes compañías: sin tener en cuenta, por tanto, los impuestos que han abonado en el extranjero. Cuando, en cambio, indagamos cuál es el tipo efectivo de las grandes multinacionales españolas (comparando los impuestos pagados en todo el mundo con sus beneficios mundiales), descubrimos que rondan el 18,4%: quizás alguno lo considere demasiado bajo (en cualquier caso, no depende solo de España, sino de las diversas jurisdicciones en las que operen esas empresas), pero desde luego no tiene nada que ver con el 3,8% que Díaz pregona tramposamente.

Segundo, la ministra de Trabajo también aseguró que el campo español goza de muy buena salud, como ilustra que el número de agricultores se ubique ahora mismo en 750.000: una cifra más alta que nunca, añadió. Y si bien Díaz acertó en que, según la EPA del primer trimestre de 2023, el número de ocupados en la agricultura es de 750.000 (en realidad, 748.000), mintió cuando dijo que nunca ese guarismo había sido tan elevado. Uno puede entender, y aceptar, que Díaz estaba excluyendo de su comparativa épocas muy lejanas, cuando la mayor parte de la población española estaba volcada en la agricultura. Pero es que en 2008 la cifra de agricultores era más elevada que en la actualidad. Peor todavía, y por si ni siquiera quisiéramos remontarnos a antes de la crisis financiera de 2008, la cifra de ocupados en agricultura fue de 827.000 en el primer trimestre de 2022: es decir, que en apenas un año se ha reducido en casi 80.000 personas. Llamativo máximo histórico ese que ni siquiera es un máximo de los últimos 12 meses.

Foto: Los candidatos de Vox, Santiago Abascal; Sumar, Yolanda Díaz, y PSOE, Pedro Sánchez, en el debate. (Reuters)

Y tercero, Yolanda Díaz le reprochó a Abascal que afirmara que el número de horas trabajadas todavía no habían superado los niveles previos a la pandemia. En este punto, cada uno escogerá la fuente que más le convenga: de acuerdo con Contabilidad Nacional, es cierto que en el primer trimestre de 2023 todavía se trabajaron menos horas que en el primer trimestre de 2019; pero, según la EPA —y Díaz nos remite a la EPA—, no: en el primer trimestre de 2023 ya recuperamos las horas trabajadas prepandemia. Bien, hasta aquí una escaramuza derivada de utilizar bases de datos distintas, y no tengo nada que reprocharle a la vicepresidenta por que use la EPA. Pero es que Díaz aseveró que habíamos trabajado 660 millones de horas (semanales) y que eso implicaba un incremento del 22%. ¿Del 22% respecto a qué periodo? No nos lo aclaró: respecto al primer trimestre de 2022 no puede ser, dado que entonces se trabajaron 646 millones de horas (semanales), de modo que el incremento solo habría sido del 2,2% (no del 22%). Tampoco puede referirse al primer trimestre de 2019, cuando se trabajaron 638 millones de horas, lo que supondría un incremento del 3,4%. ¿Entonces? Pues o bien se ha inventado el porcentaje (lo más probable) o ha comparado las horas trabajadas en el primer trimestre de 2023 con las del tercer trimestre de 2020: en ese momento, se trabajaron 545 millones de horas (semanales), de modo que el aumento desde entonces sí ha sido de prácticamente el 22%. Pero, como debería resultar obvio, no tiene ningún sentido comparar, sin corregir por estacionalidad, el primer trimestre de un año con el tercero de otro (en el tercero se concentran las vacaciones de los españoles y, por tanto, las horas trabajadas caen) y, mucho menos, el año 2023 con el año 2020 (en pleno hundimiento pandémico). Por tanto, si el porcentaje es inventado, mal; si el porcentaje es una obra de burda artesanía estadística, peor.

En suma, Yolanda Díaz ha intentado convencernos durante toda la legislatura de que los datos estaban de su lado. En esta ocasión, empero, para arrimar el ascua a su sardina, ha tenido que manipularlos. Pero aquí no ha habido un ejército de verificadores denunciando sus mentiras.

Después del cara a cara entre Feijóo y Sánchez, se popularizó la expresión del galope de Gish: supuestamente, el gallego había salido victorioso merced al uso continuado de mentiras que avasallaron al líder socialista. Justo después de ese debate, todos los medios habilitaron un espacio de verificación de datos para aclarar las mentiras o imprecisiones de Feijóo y poner de manifiesto que su triunfo fue injusto por estar sustentado sobre falacias.

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