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¿Por qué han rebajado la calificación crediticia de EEUU?
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Juan Ramón Rallo

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¿Por qué han rebajado la calificación crediticia de EEUU?

La rebaja del 'rating' del principal activo de reserva global es un hecho históricamente atípico, pero que, a falta de alternativas superiores, es probable que tenga escasas repercusiones

Foto: Oficinas de Fitch en Nueva York. (EFE/EPA/Justin Lane)
Oficinas de Fitch en Nueva York. (EFE/EPA/Justin Lane)
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La agencia de calificación Fitch acaba de rebajar el rating soberano de EEUU desde AAA a AA+. Se trata de una decisión que ya adoptó otra de las grandes evaluadoras globales de la calidad crediticia de la deuda, Standard and Poor’s, allá por 2011. Y se trata de una decisión aparentemente relevante porque degrada la solvencia percibida de la mayor economía del mundo y de la principal suministradora de activos de reserva mundiales (los dólares y la deuda pública pagadera en dólares).

En primer lugar, ¿por qué Fitch ha tomado ahora esta decisión? Pues por varias razones, pero la principal es que las instituciones encargadas de la gobernanza de la deuda pública estadounidense se han deteriorado de un modo muy importante durante las últimas décadas. Como sabemos, el Tesoro estadounidense ha de contar con la autorización del Congreso para superar determinados umbrales de deuda (techo de deuda): si el Congreso no autoriza la elevación de tales umbrales, el Tesoro no puede emitir más deuda ni siquiera para hacer frente al pago de los intereses ya devengados sobre el stock de deuda actual. Eso significa que EEUU podría caer en suspensión de pagos por razones políticas: si el Congreso se cierra en banda a la hora de autorizar la emisión de nueva deuda, EEUU entraría en default (salvo que recurra a alguna de las creativas y tramposas soluciones que ya expusimos aquí). En la medida en que la polarización política ha ido volviendo menos inconcebible que, en algún momento futuro, el Congreso sea incapaz de consensuar una elevación del techo de deuda, el riesgo de impago de EEUU ha dejado de ser mínimo, de ahí que Fitch haya optado por degradar el rating de su deuda.

Foto: Foto: Reuters/Erin-Scott.

Ahora bien, tampoco pensemos que las razones que aduce Fitch son exclusivamente políticas. La agencia de calificación también ha apelado a poderosos motivos económicos: EEUU tiene un stock de deuda pública superior al 110% del PIB (casi tres veces más que la mediana de deuda de los otros Estados que mantienen la AAA) y, a tenor de la evolución del déficit en 2023 (que Fitch estima que volverá a aumentar respecto a 2022 y se ubicará por encima del 6% del PIB), ese stock seguirá creciendo. Máxime si los tipos de interés se mantienen altos para contrarrestar la inflación (el pago anual de los intereses de la deuda federal se aproxima al billón de dólares) y si, como también destaca Fitch, conforme la población continúe envejeciendo durante las próximas décadas, emergerán muchos de los pasivos implícitos del sistema de protección social (sanidad o pensiones).

En segundo lugar, ¿cuáles son las implicaciones de esta rebaja del rating crediticio de EEUU? A corto plazo, estamos presenciando ciertas turbulencias en los mercados de deuda: el bono a 30 años, por ejemplo, se ha encarecido desde el 3,9% al 4,3%. Sin embargo, a medio-largo plazo es dudoso que los efectos sean demasiado notables. No solo porque contamos con el ya referido antecedente de Standard and Poor’s en 2011 (cuyas consecuencias sostenidas en el tiempo fueron nulas), sino, en especial, porque para que esta decisión pudiese tener efectos duraderos sería necesario que los agentes económicos modificaran estructuralmente su relación con la deuda pública estadounidense, a saber, que su estatus como reserva internacional de valor se viera mermado entre un grupo suficientemente cuantioso de grandes inversores.

Foto: Bolsa de Nueva York. (Getty/Spencer Platt)
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Pero ¿cuál podría ser ahora mismo la alternativa a la deuda pública estadounidense? Los únicos países cuyos pasivos soberanos mantienen el rango de AAA son Australia, Canadá, Dinamarca, Alemania, Liechtenstein, Luxemburgo, Países Bajos, Suiza, Noruega, Suecia y Singapur. Todos ellos, salvo Alemania, economías diminutas que serían incapaces de abastecer toda la vasta demanda global por un activo de reserva. Solo Alemania (o, más en general, la eurozona) podría llegar a ser una alternativa a EEUU, pero el siempre presente riesgo existencial de ruptura del euro despeja cualquier atractivo que pudiera tener frente al dólar y a la deuda pública en dólares.

En suma, la rebaja del rating del principal activo de reserva global es un hecho históricamente atípico, pero que, a falta de alternativas superiores, es probable que tenga escasas repercusiones. De momento, EEUU puede seguir jugando con fuego sin quemarse.

La agencia de calificación Fitch acaba de rebajar el rating soberano de EEUU desde AAA a AA+. Se trata de una decisión que ya adoptó otra de las grandes evaluadoras globales de la calidad crediticia de la deuda, Standard and Poor’s, allá por 2011. Y se trata de una decisión aparentemente relevante porque degrada la solvencia percibida de la mayor economía del mundo y de la principal suministradora de activos de reserva mundiales (los dólares y la deuda pública pagadera en dólares).

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