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¿Por qué se está volviendo a encarecer el petróleo?
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Juan Ramón Rallo

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¿Por qué se está volviendo a encarecer el petróleo?

Todo pasa por la activa colaboración de la política fiscal para mantener a raya el gasto agregado y, por tanto, los precios

Foto: Una máquina bombea petróleo. (EFE/Caroline Brehman)
Una máquina bombea petróleo. (EFE/Caroline Brehman)
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El precio del petróleo vuelve a aumentar y a tensionar los precios después de haber estado casi un año a nivel digeribles. Ahora mismo, tanto el barril Brent como el WTI se ubican por encima de los 90 dólares, su nivel más elevado desde noviembre de 2022. Los augurios de que alcanzará la marca psicológica de los 100 dólares se hallan cada vez más extendidos. Pero ¿qué ha pasado durante los últimos meses para que el crudo se encarezca como lo ha hecho? Cualquier movimiento de precios puede ser explicado desde la oferta o desde la demanda: y este no es una excepción.

En primer lugar, la demanda global de petróleo se halla en máximos históricos: el promedio de consumo en 2023 rondará los 102 millones de barriles diarios, casi tres millones más que el año anterior y por encima de los niveles previos a la pandemia. La razón de esta expansión de la demanda de petróleo es el fuerte crecimiento económico global, procedente especialmente de dos frentes: por un lado, la reapertura económica de China tras el fin de la política de covid cero (aunque el PIB del gigante asiático no está aumentando a un ritmo tan acelerado como antaño, sigue creciendo a ritmos cercanos al 5%) y, por otro, la resistencia de EEUU (y en menos medida de la Eurozona) a la fuerte subida de tipos de interés (en lugar de haber entrado en recesión, como muchos analistas temían, ambas áreas han seguido expandiéndose moderadamente). El resultado conjunto de todo ello ha sido que la demanda de petróleo de China y de EEUU se encuentra en máximos históricos y la de la Eurozona ligeramente por debajo de años anteriores.

Foto: La nueva fábrica de Tesla en Shanghái funciona a pleno rendimiento. (Tesla)

En segundo lugar, la oferta global de petróleo también se halla cerca de sus máximos históricos, lo que podría hacernos pensar que el mundo se ha topado con infranqueables límites naturales a la extracción de crudo. Sin embargo, lo cierto es que tanto la OPEP (especialmente Arabia Saudí) como Rusia han decidido recortar la producción global de crudo en cuatro millones de barriles diarios (tres millones por parte de la OPEP y uno por parte de Rusia). Que esa sea la causa de la inelasticidad de la oferta debería evocarnos buenas y malas noticias: es en parte una buena noticia porque, si no fuera por estos comportamientos cartelísticos, el mundo podría estar produciendo en estos momentos alrededor de 104 millones de barriles diarios, lo que ejercería una presión a la baja sobre los precios; son malas noticias porque, si el resto de zonas productoras distintas de la OPEP y de Rusia no estuviesen extrayendo ahora mismo a plena capacidad, el alza de precios sería mucho más intensa de lo que ya está siendo.

Por último, añadan a todo lo anterior el hecho nada superfluo de que EEUU ha estado vaciando durante los últimos meses sus reservas estratégicas de petróleo, lo que ha contribuido a incrementar durante esos meses la oferta global de crudo. En el futuro, no solo no tendrá margen para seguir vaciándola, sino que previsiblemente tendrá que empezar a reponerla, lo que supondrá un incremento adicional de la demanda global del oro negro.

En suma, las dinámicas de oferta y de demanda empujan ahora mismo al alza los precios del petróleo. Mientras las economías de EEUU y de la eurozona resistan a la subida de tipos, será muy complicado a corto plazo que los precios se moderen. Y, sin moderación de precios por parte del crudo, las tensiones inflacionistas proseguirán y, con ellas, la necesidad de que los bancos centrales mantengan, o incrementen, el tono contractivo de su política monetaria. Al final, y como ya hemos expuesto, todo pasa por la activa colaboración de la política fiscal para mantener a raya el gasto agregado y, por tanto, los precios. Sin embargo, de momento no se atisba esa política fiscal restrictiva, de modo que o el alza de los tipos de interés frena la economía o el alza de los precios del petróleo terminará haciéndolo.

El precio del petróleo vuelve a aumentar y a tensionar los precios después de haber estado casi un año a nivel digeribles. Ahora mismo, tanto el barril Brent como el WTI se ubican por encima de los 90 dólares, su nivel más elevado desde noviembre de 2022. Los augurios de que alcanzará la marca psicológica de los 100 dólares se hallan cada vez más extendidos. Pero ¿qué ha pasado durante los últimos meses para que el crudo se encarezca como lo ha hecho? Cualquier movimiento de precios puede ser explicado desde la oferta o desde la demanda: y este no es una excepción.

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