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La guerra contra Hamás ya está elevando los tipos de interés
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Juan Ramón Rallo

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La guerra contra Hamás ya está elevando los tipos de interés

Cuanto más alimente EEUU sus déficits, mayores serán las tensiones inflacionistas y más tiempo se mantendrán altos los tipos de interés, socavando así la estabilidad financiera

Foto: El presidente de la Fed, Jerome Powell. (Reuters/Brendan McDermid)
El presidente de la Fed, Jerome Powell. (Reuters/Brendan McDermid)
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En un artículo anterior, ya advertimos de que el déficit público de EEUU se estaba convirtiendo en un problema de primer orden para luchar contra la inflación y, en última instancia, para la estabilidad financiera misma. Más endeudamiento público en un contexto de altos tipos de interés significa mucha más deuda futura y, por tanto, un menor valor de todos los pasivos públicos estadounidenses… incluido el dólar. Si el Gobierno estadounidense regresara al equilibrio presupuestario, la Reserva Federal podría plantearse bajar tipos de interés para aliviar esa carga financiera, pero, mientras los déficits se mantengan disparados, el banco central no puede acomodar la irresponsabilidad financiera del Tesoro porque estaría señalizando una posición de completa dominancia fiscal: a saber, estaría revelando que la Fed se convertiría en un mero monetizador pasivo del Tesoro al margen de cuál fuera la inflación.

Pues bien, con el estallido de la guerra entre Israel y Hamás y el decidido apoyo financiero estadounidense, en los mercados se está reforzando la perspectiva de que EEUU no va a controlar su déficit y de que, en consecuencia, los tipos de interés van a mantenerse altos durante más tiempo del esperado. Tanto porque se vuelve más improbable que la Fed apruebe rebajas de tipos mientras el Tesoro siga endeudándose a estos niveles cuanto porque la demanda inversora sobre emisiones tan voluminosas de pasivos estatales parece que está comenzando a resentirse (y, por tanto, resulta necesario subir tipos para colocar todas esas emisiones). De ahí que el tipo de interés de la deuda pública a 10 años ya roce el 5%: a saber, los inversores esperan que el promedio de los tipos de interés anuales durante los próximos 10 años se ubique alrededor de ese 5% (aunque no exactamente, puesto que en la adquisición de un bono a 10 años también se está remunerando la asunción del riesgo de duración del bono).

Foto: Foto: Getty/Alexi J. Rosenfeld.

Y un tipo de interés anual promedio del 5% durante una década puede tener profundas consecuencias negativas sobre los mercados financieros, tanto sobre el mercado de renta fija como sobre el mercado variable.

Comencemos por el mercado de renta fija: si los tipos de interés están mucho tiempo alrededor del 5%, la cartera de bonos de alta duración de los bancos consolidará importantes pérdidas latentes que, de tener que realizarse en algún momento (por problemas de liquidez), descapitalizarían a la banca. Por ejemplo, ahora mismo los bancos estadounidenses cargan con unas pérdidas no realizadas sobre su cartera de renta fija de casi 600.000 millones de dólares: si consiguen mantener hasta vencimiento esos activos, no sufrirán ningún quebranto, pero si tienen que venderlos antes de vencimiento (y cuanto más tiempo estén altos los tipos, más probable será que puedan tener que hacerlo), sí.

Foto: Soldados israelíes en el área de los ataques. (EFE/Martin Divisek)

Sigamos por el mercado de renta variable: si la rentabilidad de los bonos se mantiene sostenidamente alrededor del 5%, entonces las actuales cotizaciones bursátiles serán difícilmente sostenibles. Ahora mismo, el exceso de rentabilidad que ofrece la bolsa sobre los bonos es del… 0% (cosa que no sucedía desde hace 20 años). Es decir, que no hay ninguna ventaja por invertir en bolsa (salvo acaso la expectativa de un posible mayor crecimiento futuro) en lugar de invertir en bonos, a pesar de que su riesgo es mayor. Por consiguiente, el capital tenderá a trasvasarse de un mercado a otro y eso deprimirá las cotizaciones bursátiles.

En definitiva, cuanto más alimente el Gobierno de EEUU sus déficits, mayores serán las tensiones inflacionistas globales y más tiempo tendrán que mantenerse altos los tipos de interés, socavando así la estabilidad financiera. Endeudarse tanto durante tanto tiempo jamás fue una buena idea, porque te va volviendo cada vez menos resiliente para hacer frente a situaciones como la actual.

En un artículo anterior, ya advertimos de que el déficit público de EEUU se estaba convirtiendo en un problema de primer orden para luchar contra la inflación y, en última instancia, para la estabilidad financiera misma. Más endeudamiento público en un contexto de altos tipos de interés significa mucha más deuda futura y, por tanto, un menor valor de todos los pasivos públicos estadounidenses… incluido el dólar. Si el Gobierno estadounidense regresara al equilibrio presupuestario, la Reserva Federal podría plantearse bajar tipos de interés para aliviar esa carga financiera, pero, mientras los déficits se mantengan disparados, el banco central no puede acomodar la irresponsabilidad financiera del Tesoro porque estaría señalizando una posición de completa dominancia fiscal: a saber, estaría revelando que la Fed se convertiría en un mero monetizador pasivo del Tesoro al margen de cuál fuera la inflación.

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