España, más inflación que en la eurozona

Durante el último año hemos escuchado, con machacona insistencia propagandística, que España tenía una de las tasas de inflación más bajas de Europa y que ello era mérito de las fabulosas medidas económicas adoptadas por el Gobierno socialista. PSOE y Podemos, nos decían, habían conseguido proteger a la gente de la inflación, al contrario de lo que ocurría en el resto del Continente.

En realidad, y como ya explicamos en abril de 2022 (cuando la inflación de España estaba muy por encima de la de la mayoría de países europeos), la inflación española no era específicamente culpa de nuestro Ejecutivo, sino resultado de la confluencia de un exceso de gasto agregado (responsabilidad mancomunada de todos los gobiernos europeos y del BCE) y de un shock negativo de oferta (en aquel entonces, la guerra en Ucrania). Por sí solo, por tanto, un único gobierno europeo no podía hacer demasiado para acabar con la inflación que se estaba experimentando dentro de su territorio: como mucho, podría maquillarla durante un tiempo o acaso socializar sus costes, pero no suprimir un fenómeno que en origen le era ajeno.

Pues bien, durante ese mes de octubre se han vuelto a girar las tornas: mientras que la tasa de inflación en el conjunto de la eurozona se ubica en el 2,9%, la tasa de inflación de España alcanza el 3,5% (y eso que el dato intermensual de octubre fue sorprendentemente bueno). Si aplicáramos la lógica partidista que las correas de transmisión propagandística del Ejecutivo han venido utilizando durante los últimos meses, deberíamos concluir que, ahora mismo, el Gobierno PSOE-Sumar está siendo bastante más incompetente que muchos de sus pares europeos a la hora de contener la inflación.

Pero, en realidad, semejante mensaje sería tan tramposo y manipulador como aquel otro que, especialmente antes de las elecciones, trataba de imputarle a nuestro gobierno los méritos de nuestra menor inflación. De hecho, si tomamos la inflación acumulada durante los últimos tres años (desde octubre de 2020 a octubre de 2023), comprobaremos que los precios se han incrementado en nuestro país en una media del 17%, mientras que la media de la eurozona es del 18,4% (algunos países, como Estonia o Lituania, están muy por encima de nosotros, y otros como Francia o Malta, por debajo). En última instancia, tiene sentido que una economía, como España, menos expuesta a las consecuencias disruptivas de la guerra entre Ucrania y Rusia, haya sufrido una inflación algo menor que el promedio de la eurozona (más expuesto a la guerra): de hecho, la tasa de inflación de Portugal, con una política económica distinta a la nuestra, es similar a la española (del 16,2%).

Opinión

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Y si los gobiernos europeos no son capaces de disminuir su inflación de manera unilateral, ¿cuál ha sido el objetivo de las milmillonarias ayudas aprobadas por el Gobierno para combatirla? ¿Han tenido al menos como propósito para paliar sus efectos entre los sectores más vulnerables? Pues no: según el BCE, el Gobierno de España ha intentado contrarrestar la inflación aprobando transferencias generalizadas y, por tanto, muy caras, en lugar de adoptar políticas enfocadas en los grupos más vulnerables. Pero es que, desde la perspectiva electoralista del gobierno, tiene pleno sentido: su finalidad con esas ayudas era maquillar transitoriamente la inflación antes de las elecciones. A saber, poder sacar pecho de unas buenas cifras de inflación aun a costa de emitir innecesariamente decenas de miles de millones en nueva deuda. Y sirvieron para alcanzar ese objetivo.

Nuevamente, pues, el cortoplacismo y la falta de escrúpulos de nuestros políticos nos terminan saliendo carísima a todos los españoles.