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Juan Ramón Rallo

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¿Dónde quedó la 'greedinflation'?

¿Por qué motivo los empresarios deberían haber dejado de querer subir los precios justo ahora? ¿Se han vuelto repentinamente generosos con el pueblo llano?

Foto: Sede del Banco Central Europeo (BCE), en Fráncfort, Alemania. (EFE/Armando Babani)
Sede del Banco Central Europeo (BCE), en Fráncfort, Alemania. (EFE/Armando Babani)
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La tasa de inflación interanual de la eurozona se ubica ya en el 2,4%. Aparentemente, las tensiones inflacionistas han quedado atrás después de que el Banco Central Europeo iniciara, hace ya casi año y medio, una senda de progresivas subidas de tipos de interés. Semejante moderación de la escalada de los precios casa mal, sin embargo, con una de las explicaciones hasta el momento más extendidas de la inflación: la greedinflation o inflación por avaricia empresarial.

Si la causa profunda de la inflación se hallaba en el codicioso comportamiento de los empresarios para lucrarse a costa de los consumidores aumentando los precios, ¿por qué ahora, de repente y en todas las partes de la eurozona, han decidido dejar de subirlos o incluso bajarlos (en Bélgica, la tasa de inflación interanual es del -0,7%)? Si nos tomáramos en serio la conjetura de la greedinflation, deberíamos decir que o bien los empresarios ya no quieren subir sus precios o que, queriendo, ya no pueden.

En cuanto a lo primero: ¿por qué motivo los empresarios deberían haber dejado de querer subir los precios justo ahora? ¿Se han vuelto repentinamente generosos con el pueblo llano y han decidido dejar de ganar un dinero extraordinario que podrían seguir ganando si subieran más los precios? No parece demasiado verosímil. Entonces, ¿se trata, en cambio, de que ahora los empresarios no pueden subir los precios? Puede ser. Pero ¿qué ha cambiado durante los últimos meses para que ahora no puedan subir los precios? ¿Acaso se ha incrementado repentinamente el grado de competencia en todos los mercados de todos los países de la eurozona? Tampoco parece que haya sido el caso. De modo que la incapacidad empresarial para seguir elevando precios deberá proceder de otra fuente.

¿Y cuál es esa otra fuente? La ralentización del gasto nominal agregado. Si durante los últimos años tantos empresarios han podido subir tanto los precios ha sido porque los ciudadanos han estado dispuestos y capacitados a pagar generalizadamente esos mayores precios: en caso contrario, algunos empresarios habrían aumentado sus precios manteniendo sus ventas, pero otros habrían experimentado caídas en sus ventas (pues los ingresos disponibles de las familias habrían sido absorbidos por los primeros). Y si, en general, las familias han estado capacitadas para gastar nominalmente más es o porque han reducido su tasa de ahorro, o porque han reducido su stock de ahorro o porque se han incrementado sus ingresos nominales.

Foto: La sede del Banco Central Europeo. (Reuters/Heiko Becker) Opinión
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Pues bien, la tasa de ahorro de las familias españolas no solo no se ha reducido respecto a los niveles prepandemia, sino que incluso se ha incrementado, de modo que el mayor gasto agregado nominal habrá de venir o del gasto del ahorro acumulado previamente o del incremento de los ingresos nominales. Y en ambos casos la política fiscal y la política monetaria tienen su parte de responsabilidad: la política fiscal expansiva incrementó el stock de ahorro de las familias durante la pandemia y la política monetaria expansiva, al facilitar la concesión de crédito, ha tendido a impulsar o convalidar el crecimiento de los ingresos nominales.

Así pues, lo que ha cambiado durante los últimos meses no es ni la avaricia de los empresarios ni el grado de competencia entre los mismos. No. Lo que ha cambiado es, por un lado, que algunos precios internacionales han comenzado a moderarse y, por tanto, la competencia entre empresarios —que jamás desapareció de súbito— ha autolimitado nuevas subidas de precios; y, por otro, que las familias ya no cuentan con tanto margen para absorber subidas de precios mucho más elevadas, dado el tono más contractivo de la política monetaria y fiscal en la eurozona.

Hasta aquí llegó la greedinflation.

La tasa de inflación interanual de la eurozona se ubica ya en el 2,4%. Aparentemente, las tensiones inflacionistas han quedado atrás después de que el Banco Central Europeo iniciara, hace ya casi año y medio, una senda de progresivas subidas de tipos de interés. Semejante moderación de la escalada de los precios casa mal, sin embargo, con una de las explicaciones hasta el momento más extendidas de la inflación: la greedinflation o inflación por avaricia empresarial.

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