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¿Por qué los mercados financieros se han disparado en noviembre?
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Juan Ramón Rallo

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¿Por qué los mercados financieros se han disparado en noviembre?

En noviembre, se ha instalado en los mercados la expectativa de que las subidas de tipos de interés ya han llegado a su fin y que acaso comencemos a ver recortes en 2024

Foto: Vista de las pantallas informativas en la Bolsa de Madrid. (EP/Eduardo Parra)
Vista de las pantallas informativas en la Bolsa de Madrid. (EP/Eduardo Parra)
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Pedro Sánchez sacó recientemente pecho de que el Ibex 35 se había revalorizado un 10% durante el mes de noviembre, lo que supuestamente pondría de manifiesto la confianza de los mercados en el Gobierno de coalición. En realidad, y como mucho, habrá puesto de manifiesto que los mercados no exhiben una especial preocupación en contra del Ejecutivo PSOE-Sumar, pero desde luego no que muestren entusiasmo. A la postre, noviembre ha sido un mes extraordinario para todas las categorías de activos en todas las partes del planeta.

Primero, las bolsas globales se revalorizaron un 9% durante este último mes y, de hecho, el S&P 500 marcó el segundo mayor incremento en los últimos 40 años. Segundo, los bonos también disfrutaron de su mayor apreciación durante las últimas cuatro décadas. Tercero, el oro superó los 2.000 dólares por encima y el bitcoin subió hasta rozar los 40.000 dólares. No parece que la influencia de Sánchez y Díaz alcance a tantos tipos de activos en tantas regiones del planeta.

Entonces, ¿cuál es la razón de esta fiesta financiera? Pues que, en noviembre, se ha instalado en los mercados la expectativa de que las subidas de tipos de interés ya han llegado definitivamente a su fin y que acaso comencemos a ver recortes a lo largo de 2024. No en vano, noviembre también experimentó la mayor caída del euríbor en los últimos 11 años. El motivo detrás de este súbito cambio de expectativas se halla en la creencia de que la inflación ya ha sido derrotada (pues los datos que hemos conocido durante los últimos meses han sido mejor de lo esperado) y de que, en suma, el objetivo del 2% a medio plazo está al alcance de la mano sin una restricción adicional de la política monetaria.

Al cabo, que los tipos de interés puedan haber dejado de subir o, incluso, que empiecen a bajar beneficia a los activos de un modo muy directo: el precio de equilibrio de cualquier activo viene determinado por el valor descontado de sus flujos de caja futuros esperados. Y el factor a través del cual se descuentan esos flujos futuros es el tipo de interés: a menor tipo de interés, menor descuento y, por tanto, mayor precio de equilibrio. Eso explica esencialmente el auge de las acciones, de los bonos e incluso de los activos semimonetarios como el oro o el bitcoin (los beneficios futuros de las empresas, los cupones y los servicios de liquidez esperados se actualizan a una menor tasa y, por tanto, el valor presente del activo aumenta). No solo eso: además, en el caso de la renta variable, los más bajos tipos de interés alejan (supuestamente) el riesgo de recesión y, en consecuencia, aumentan las expectativas de beneficios futuros esperados. No solo se trata de descontar menos agresivamente esas ganancias, sino que la perspectiva de una rebaja de tipos también agranda, por diversas vías, la estimación de esas ganancias futuras.

Foto: Sede del Banco Central Europeo (BCE), en Fráncfort, Alemania. (EFE/Armando Babani) Opinión
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El proceso es justamente el inverso que se dio en 2022: durante ese ejercicio, la fuerte subida de tipos de interés hizo prever a los inversores que el precio del crédito se mantendría alto durante mucho tiempo y eso hundió la bolsa (el S&P 500, incluso incluyendo la reinversión por dividendos, cayó un 18,1%), los bonos (que registraron el peor año de su historia) y el bitcoin (que cayó alrededor de un 65%). Hoy los vientos han girado… o aparentemente lo han hecho: porque démonos cuenta de que todo este festín financiero es contingente a que no haya recesión y, sobre todo, a que la batalla contra la inflación haya finalizado. Si no es así, habrá sorpresas, y no precisamente positivas.

Pedro Sánchez sacó recientemente pecho de que el Ibex 35 se había revalorizado un 10% durante el mes de noviembre, lo que supuestamente pondría de manifiesto la confianza de los mercados en el Gobierno de coalición. En realidad, y como mucho, habrá puesto de manifiesto que los mercados no exhiben una especial preocupación en contra del Ejecutivo PSOE-Sumar, pero desde luego no que muestren entusiasmo. A la postre, noviembre ha sido un mes extraordinario para todas las categorías de activos en todas las partes del planeta.

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