Es noticia
El BCE se niega a reconocer sus errores sobre Bitcoin
  1. Economía
  2. Laissez faire
Juan Ramón Rallo

Laissez faire

Por

El BCE se niega a reconocer sus errores sobre Bitcoin

El análisis de los dos economistas del BCE peca de dogmatismo y de escasa predisposición a revisar sus prejuicios a la luz de la nueva información que suministra la experiencia

Foto: Ilustración: EC Diseño/Marina G. Ortega
Ilustración: EC Diseño/Marina G. Ortega
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

En noviembre de 2022, cuando Bitcoin se había hundido un 75% desde sus máximos históricos alcanzados un año antes, el director general de Infraestructura de Mercado y Pagos del Banco Central Europeo, Ulrich Bindseil, junto con un asesor dentro de la misma división, Jürgen Schaaf, escribieron un artículo en el que pronosticaban que este activo "probablemente acababa de recibir un último suspiro artificialmente inducido antes del camino hacia la irrelevancia". Ambos autores descartaban que Bitcoin sirviera para algo salvo para especular y, por tanto, tras años de burbuja espoleada por una criptoindustria que por aquel entonces se estaba desmoronando, era de esperar que el mercado por fin la pusiera en su sitio, esto es, en la irrelevancia.

Pero desde entonces el precio de Bitcoin ni ha caído ni se ha mantenido estable, sino que se ha más que triplicado, de tal manera que las pérdidas desde sus máximos históricos ya no son del 75%, sino del 20%: no es que haya sido un gran negocio para quien comprara justo en ese pico, pero difícilmente cabe hablar, a tenor de los precios actuales, de que Bitcoin haya sido durante años una burbuja recalentada por la industria (en el peor de los casos, lo habría sido durante algunos meses de 2021). Y mucho menos cabe decir que se haya sumido en la irrelevancia: no solo porque su capitalización de mercado vuelva a superar el billón de dólares, sino porque poco a poco se está introduciendo en las carteras de cada vez más inversores (incluidos los institucionales), hasta el punto de que la SEC ya ha autorizado los ETF de Bitcoin.

Foto: Foto: Reuters/Dado Ruvic. Opinión
TE PUEDE INTERESAR
El resurgir del bitcoin
Juan Ramón Rallo

Pues bien, con todo lo que ha llovido desde noviembre de 2022, ¿qué creen que habrán hecho Bindseil y Schaaf? ¿Revisar sus posiciones iniciales a la luz de una evidencia que ha contradicho sus agoreros pronósticos? No, al contrario: acaban de publicar un nuevo artículo en el que señalan que el tiempo —pero aparentemente no el mercado— les ha dado la razón. Desde su punto de vista, Bitcoin sigue sin ser un medio de intercambio o una inversión, de modo que su valor está condenado a caer a cero después de que su burbuja haya sido transitoriamente reinflada por el "lobby de Bitcoin".

El análisis de estos dos economistas del BCE peca de dogmatismo y de escasa predisposición a revisar sus prejuicios a la luz de la nueva información que suministra la experiencia. Porque sí, si un activo no sirve absolutamente para nada, su valor fundamental es por definición cero, pero Bitcoin no vale cero a día hoy. Y sí, un activo cuyo valor fundamental sea cero puede, durante un cierto tiempo, cotizar en burbuja un precio de mercado positivo, pero no tiene mucho sentido que lo haga durante 15 años y después de que esa supuesta burbuja haya pinchado en diversas ocasiones. Algo no cuadra en este análisis y apelar conspirativamente a un lobby de Bitcoin que tutelaría sus precios desde la sombra no es, claro está, un argumento convincente para tratar de encajar las piezas de este rompecabezas.

Foto: Foto: Reuters Opinión
TE PUEDE INTERESAR
El valor intrínseco de bitcoin no es cero
Juan Ramón Rallo

Más bien parecería que el mercado, que puede equivocarse durante un tiempo, pero no indefinidamente, ya ha dictado sentencia desde hace años y lo ha hecho en un sentido opuesto al de los economistas del BCE: el valor fundamental de Bitcoin no es cero. Puede que no sean 65.000 dólares por bitcoin (o sí), pero desde luego a estas alturas no cabe sostener que sea cero y que el mercado lleve década y media miope. La explicación ha de hallarse en otra parte y, más en particular, en aquello que Bindseil y Schaaf se niegan en rotundo a ver: que Bitcoin sí posee una utilidad social para sus usuarios y que, en consecuencia, su demanda es positiva y, dada una oferta inelástica, su precio de equilibrio también lo es.

Pero ¿exactamente cuál es la utilidad que proporciona Bitcoin a sus usuarios? Si, como señalan los economistas del BCE, Bitcoin carece de flujos de caja, no puede emplearse productivamente y no es subjetivamente apreciada por sus propiedades, ¿qué vuelve valioso a Bitcoin? En realidad, los propios autores nos ofrecen la respuesta, aunque lo hagan como forma para criticar y denostar a Bitcoin: "Una utilidad clave que ofrecen las criptomonedas es la financiación del terrorismo y delitos como el lavado de dinero y los ataques de ransomware". Dejando de lado la cuestión de hasta qué punto estas actividades son verdaderamente relevantes dentro de la demanda de Bitcoin, el punto clave es que, al contrario de lo que sostienen unas líneas antes, Bitcoin sí es útil para transmitir o conservar la riqueza al margen del control estatal de la misma (pues conjeturan que los criminales la están usando para tal fin). Y si hay agentes económicos que desean preservar y transmitir su patrimonio a lo largo del tiempo y del espacio minimizando el riesgo de que este sea parasitado, confiscado o licuado por el Estado, entonces esos agentes podrán estar dispuestos a comprar Bitcoin y a mantenerlo en su cartera de inversión hasta que necesiten hacer uso… de sus servicios de liquidez.

Foto: Logo del bitcoin. (Reuters/Benoit Tessier)

Porque esto es, en última instancia, lo que ni Bindseil ni Schaaf parecen estar teniendo en cuenta: que Bitcoin sí tiene usos productivos. En la medida en que, bajo determinados contextos (no necesariamente bajo cualquiera), Bitcoin reduzca los costes de transacción y la incertidumbre de las transferencias de riqueza en el espacio o en el tiempo, entonces Bitcoin le estará proporcionado a su propietario un servicio productivo (el ahorro de costes o de riesgos en tales operaciones). Y esos servicios productivos, vinculados a la minimización de los costes de transacción y de la incertidumbre de los intercambios, son lo que denominamos servicios de liquidez de Bitcoin (y no solo de Bitcoin: otros activos como la moneda fiat o la deuda pública también pueden proporcionarlos y de ahí, en parte, su valor).

En definitiva, por mucho que a Bindseil, Schaaf o el BCE les desagrade Bitcoin, no deberían estudiarla a través de anteojeras prejuiciosas y refractarias a la evidencia. Al contrario, deberían intentar entenderla y entonces, tal vez, les desagradaría menos. O quizá todavía más.

En noviembre de 2022, cuando Bitcoin se había hundido un 75% desde sus máximos históricos alcanzados un año antes, el director general de Infraestructura de Mercado y Pagos del Banco Central Europeo, Ulrich Bindseil, junto con un asesor dentro de la misma división, Jürgen Schaaf, escribieron un artículo en el que pronosticaban que este activo "probablemente acababa de recibir un último suspiro artificialmente inducido antes del camino hacia la irrelevancia". Ambos autores descartaban que Bitcoin sirviera para algo salvo para especular y, por tanto, tras años de burbuja espoleada por una criptoindustria que por aquel entonces se estaba desmoronando, era de esperar que el mercado por fin la pusiera en su sitio, esto es, en la irrelevancia.

Banco Central Europeo (BCE)
El redactor recomienda