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Las grandes mentiras de la crisis de deuda
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Daniel Lacalle

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Por
Daniel Lacalle

Las grandes mentiras de la crisis de deuda

“Blessed are the young for they shall inherit the national debt”, Herbert Hoover  Como todos los fines de año, el objetivo mediático es que ustedes

Blessed are the young for they shall inherit the national debt”, Herbert Hoover 

Como todos los fines de año, el objetivo mediático es que ustedes se olviden de la deuda, aunque sea por unos meses, como en 2011. Como cuando le ponemos a un niño con fiebre la tele durante un rato, se calma y se olvida, pero la gripe sigue su curso.

Hay que dar mensajes optimistas, pero si los datos los ajustamos por deuda, salen unos números horrorosos, y eso no mola. Un crecimiento global del 3% suena chulo, pero un crecimiento global excluido el efecto de deuda del 0,1% queda raquítico total. Y si venimos a Europa, que tantas “alegrías” nos da con su planificación casi soviética y sus impuestos, nos encontramos con un crecimiento negativo del 0,4% en 2013 que, ex deuda, es equivalente a una caída del 1%, según Nomura. No, no queda bien.

Pero la deuda importa, y mucho. Por su volumen, 3,2 billones de deuda adicional en la Eurozona desde 2002, y un Banco Central Europeo cuyo balance ya supera los tres billones de euros. Para que se hagan una idea, desde que yo empecé a escribir sobre la crisis europea en El Confidencial en 2010, el Banco Central Europeo ha aumentado su deuda en una cantidad equivalente al PIB de España.

 El Estado Nos Ataca” se hace enorme. 

 

Si el BCE hubiera prestado a los estados a tipo cero, habríamos aumentado la deuda mucho más.

Todos los países de la eurozona tienen una deuda real –real- sobre PIB superior al 100%. Y eso en una época en la que los tipos de interés han sido extremadamente bajos. ¿Se imaginan cuánto se hubieran endeudado los países europeos si, además, todos hubieran tenido barra libre? Tendríamos un BCE insolvente, una eurozona con un gasto público que superaría en mucho al actual, y monstruoso, 50% sobre PIB. Pero claro, el BCE no iba a quebrar así que ya sabían ustedes con qué se iba a pagar ese fiestón público. Con sus impuestos… bueno, con los impuestos de los que se quedasen en Europa después del éxodo de profesionales y empresas que pudieran deslocalizarse, claro. Si los estados se financian a tipos ínfimos, compiten injustamente y subvierten el proceso inversor. Y se dan genialidades del “todo es gratis” como las estatuas de Castellón, ciudades del circo, artes… etc.

Detrás de todo Banco Central hay inversores privados o impuestazos para usted.

Un Banco Central que se convierte en el motel de las cucarachas -donde todo lo que entra no sale- es una bomba a punto de explotar, y si no hay inversores privados dispuestos a asumir su riesgo porque la economía no es dinámica, no genera productividad, ni beneficios, lo termina pagando usted. Sea el que sea, el de Reino Unido o el de EEUU. Y su capitalización, en cualquier caso, la paga usted en impuestos. No hay salida.

Monetizar deuda no es la panacea, lo paga usted igual.

Si monetizar la deuda -imprimir moneda- fuera la solución, los países con más éxito del mundo serían Zimbabwe o Argentina. Sin credibilidad financiera, no sirve. Imprimir moneda genera inflación -el impuesto silencioso-, menos renta disponible y menor crecimiento, lo estamos viendo cada día. Es robar al ahorrador para perpetuar el gasto de un estado endeudado.

El déficit no es un derecho y la deuda no es un beneficio.

Escuchaba el otro día en un programa a un miembro de la Xunta de Galicia que “reclamaba su derecho a generar el mismo déficit que el Estado”. Su “derecho” está basado en unos supuestos “gastos de educación y sanidad” que se han duplicado en ocho años, el truco de disfrazar como gasto social lo que en realidad es clientelismo, facturas diez veces superiores y comités de seguimiento hasta de la cantina. El déficit no es un derecho, y mucho menos un derecho acumulable a cada estado, cada región, cada ayuntamiento, cada barrio…. porque al final de esa cadena ¿quién paga? Usted.

Si piensan que el mercado genera costes inasumibles, no lo saturen.

España se endeuda a razón de 450 millones de euros diarios. Mas que los diez países de África con mayor producción petrolera, por ejemplo. Somos oligarcas sin recursos. Y, además, queremos deuda barata.

Yo no les voy a convencer si, como les dicen día tras día, todo es culpa de los malvados especuladores y chorradas de esas. Este país es el paraíso de las teorías de la conspiración. Pero lo que yo sí que tengo claro es que, si no me gustan los prestamistas que me dan dinero porque tienen cara de malo, pistola y un puño americano, lo que no hago es ir a pedirles pasta todos los días y cada vez más. Contra la chorrada de la dictadura de los mercados, no se endeuden salvajemente. No gastemos un 25% más de lo que ingresamos para dar subvenciones y pagar gasto político.

No se puede exigir más crédito y menos responsabilidad crediticia. Si de verdad creemos que va a fluir el crédito y vamos a recibir más financiación cuando exigimos que se eliminen las responsabilidades de pago y las obligaciones, lo llevamos claro. Una deuda solo es una inversión si se paga el principal y el que presta tiene la fea manía de querer que le devuelvan su dinero y sus intereses, qué cosas. Y cuanto más riesgo tengamos como prestatarios, si nuestra credibilidad se desploma, subirá el coste o desaparecerá la financiación.

Este diciembre, la deuda pública de España, incluidos todos los pasivos, alcanzará el billón de euros. Cada ciudadano español deberá alrededor de 27.000 euros. Poco a poco, se va filtrando en prensa que el déficit del año no será del 6,3%, sino superior al 7%. Pérdidas. Recuerden siempre que déficit significa pérdidas y más deuda. Casi 85.000 millones más. Y la espiral de deuda no debe acelerarse.

O paramos esta carrera para ver quién pierde primero -quién hace impago primero para que los demás parezcan “buenos” por comparación- o me temo que nuestro país y otros similares tienen todas las papeletas de llegar antes que nadie.