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Así sería el ajuste que el Fondo Monetario Internacional impondría a España
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Luis Riestra

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Así sería el ajuste que el Fondo Monetario Internacional impondría a España

Parece que la proximidad a un cambio de gobierno ha traído cierta calma pasajera al financiamiento público a pesar de las advertencias del FMI. Tal vez

Parece que la proximidad a un cambio de gobierno ha traído cierta calma pasajera al financiamiento público a pesar de las advertencias del FMI. Tal vez podríamos aprovechar esa relativa tranquilidad temporal para dimensionar los deberes pendientes que deja el peor gobierno de “nuestra” democracia, porque, más allá de las trampas de pasar parte de la responsabilidad y del agujero fiscal a las Comunidades Autónomas, que se suma a su propio desorden, nuestros desequilibrios están ahí por más que se intenten camuflar y habrá que hacerles frente.

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No es tarea fácil saber cuál es la correcta realidad de las cuentas públicas, pues tras el paso de Solbes, Mafo y Salgado por el Ministerio de Economía y Hacienda (MEH) y de la disfuncionalidad de la Oficina Económica del Presidente Zapatero, sus datos no son fiables, algo más que resolver (apúnteselo Sr. Montoro, ¿o vuelve a ser Pizarro?). Aun así, hemos de intentar dar una idea de nuestros desequilibrios y de lo que nos espera si no los resolvemos nosotros y nos imponen una solución desde fuera.   

Primero: El Desequilibrio en transacciones de bienes y servicios exteriores cercano al 5% del PIB. En condiciones normales y con una buena gestión pública, que ya se ve que no es el caso, dicho desequilibrio en la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos produciría una contracción monetaria, que reduciría el Pasivo del Sistema Financiero, encareciendo el crédito, lo que reduciría el consumo y la inversión, generándose una deflación relativa con el resto del Mundo; el país sería más competitivo y el Sistema volvería al equilibrio. Estos déficits suelen cubrirse temporalmente con un superávit forzado de la Cuenta de Capital de la Balanza de Pagos, algo que suele traer aparejado un encarecimiento del financiamiento externo, o con Reservas Internacionales (las nuestras ya son muy bajas).

Pero si llega un punto en que los inversores creen que no se resolverá adecuadamente el déficit de Cuenta Corriente y que se agotarán las reservas internacionales, este problema se traslada a la Cuenta de Capital, que entra en déficit; entonces se produce una nueva contracción monetaria, se vacía el Pasivo del Sistema Financiero y la Crisis se vuelve Crónica; cuando eso ocurre se debe realizar un Ajuste Fiscal Forzado (la experiencia) al no poder devaluar la moneda. España, no nos engañemos, está en estas circunstancias.

Segundo: El Desequilibrio de las Cuentas Públicas. Según Eurostat, España tuvo en 2010 un déficit público de 9,2% de su PIB, que financió en parte con deuda externa, forzando así la Cuenta de Capital de su Balanza de Pagos; en ese año, el déficit de ahorro español, según INE, fue de unos 41.000 MM de euros. Este déficit es insostenible, incluso en un entorno internacional favorable, y que ni el ajuste parcial de este año lo resolvería porque el déficit consolidado continúa.

Tercero: El Desequilibrio en el Calendario de Financiación Pública y Privada. Dada la corta vida media de la Deuda Pública Española, la súbita y descomunal cantidad a financiar (eso solo en el Estado Central), es normal que se tengan problemas de financiación; súmenle luego el entorno, el elevadísimo endeudamiento externo del 170% del PIB con unos 403.000 MM a corto plazo, casi 40% del PIB, y la recapitalización (¿100.000 MM?) adicional de las cajas con problemas y pendiente desde 2008, otro 10% del PIB. Con todas estas necesidades, más las del primer desequilibrio, financiarlo es casi tan complicado como convencer a un inversor de que arriesgue fondos en una empresa que además tiene pérdidas equivalentes al 5% de sus ventas. Asumámoslo: para poder financiarnos no queda otra que hacer un ajuste consecuente con esos enormes desequilibrios.

Ese podría ser resumidamente el diagnostico general que hará el FMI de nuestra economía, aunque tal vez incluya alguna información a la que no he tenido acceso y cambie algunas de las valoraciones que hago en el último desequilibrio. Creo que el FMI atendería más los primeros dos desequilibrios y dejará el tercero para la UE, pero lo que está claro es que, dada la urgencia de la situación y sus dimensiones, el FMI centraría el ajuste en las mayores partidas y en aquellas de rápida ejecución. Además, dados los desequilibrios, el ajuste ha de ser forzado, esto es, debe cerrarse la brecha fiscal contando con que se contraerá el PIB y además ha de generar ahorro neto. Hablaríamos entones de cerca del 10% del PIB, o 100.000 MM de Euros.

Pienso que el plan a firmar con el FMI para recibir la asistencia se parecería, en líneas generales, al siguiente:

La alternativa a esa dura imposición exterior para recibir ayuda de la UE y del FMI es que seamos responsables y demos confianza asumiendo con madurez la solución de unos problemas que nosotros mismos hemos creado, tras treinta años de fantasías políticas sin ninguna base económica

Reducir el Gasto en Desempleo en 10.000 millones reduciendo las prestaciones: según el MEH, nos gastaremos en desempleo 30.474 millones y en Fomento de Empleo 7.329 millones en 2011. Como puede que esa partida en concreto no esté consolidada totalmente (pues hay otra de cuadre por 73.599 MM en 2010 y 42.811 MM en 2011 en transferencias a otras A.A.P.P.), en ella se hará el proporcional a más a más.

Reforma Laboral: Como esto se eterniza o se hace mal, y no hay tiempo, no se accederá al paro hasta que no se agote el equivalente de la indemnización recibida al ser despedido: si le indemnizan dos meses, esa cantidad contará como meses de la prestación que le corresponderían (hecho el ajuste anterior), tras los cuales recibiría la prestación.

Reducción de las Pensiones en 2012 (las actuales) forzando un ahorro de 30.000 millones: aquí habría que reducirlas de manera inversa a la edad (a más edad, menor reducción) y progresivamente según el monto de la pensión (a más pensión, más reducción). ¿Dónde se empezaría? ¿En 1.000 euros? Este ahorro iría a un Fondo para las futuras pensiones y no podría disponerse como gasto en otra cosa.

Aumento de la Imposición Directa en 30.000 millones: Los Ingresos por imposición Directa Totales son unos 189.727 millones, que incluyen 110.447 de Cotizaciones Sociales (tabla 3.2.), así que dicho aumento de imposición deberá aplicarse solo al resto y no a las cotizaciones.

Imposición Indirecta: Ya se ha aplicado un ajuste, pero podrían imponerse alzas en artículos de lujo; aunque su resultado sería insignificante para el problema que nos ocupa. Otro esfuerzo indiscriminado en esta área solo aumentaría la miseria y, por tanto, la economía sumergida de subsistencia.

Ajuste 30.000 millones en el resto del Sector Público: el gasto Total de esta partida, en términos de PIB, son unos 480.000 millones, pero ya hemos actuado arriba sobre pensiones y paro, así que, en el resto, unos 334.717 MM, debe ajustarse y generar fondos por un 9% de la misma. Como este rubro puede llevar más tiempo en concretarse al 100% y el efecto no podrá ser inmediato, se fija un objetivo de 7.500 millones trimestrales; así, cualquier “distracción” en esta partida deberá compensarla con las de arriba, so pena de que pierda la asistencia financiera solicitada. Evite reducir el gasto en Defensa (véase en el mapa) o en Seguridad Ciudadana (repase la lista de este acuerdo); además, representan menos del 2% del PIB.

La alternativa a esa dura imposición exterior para recibir ayuda de la UE y del FMI es que seamos responsables y demos confianza asumiendo con madurez la solución de unos problemas que nosotros mismos hemos creado, tras treinta años de fantasías políticas sin ninguna base económica. Es una dura responsabilidad histórica a la que no hay escapatoria, así que mejor es que sepamos cumplirla.

Parece que la proximidad a un cambio de gobierno ha traído cierta calma pasajera al financiamiento público a pesar de las advertencias del FMI. Tal vez podríamos aprovechar esa relativa tranquilidad temporal para dimensionar los deberes pendientes que deja el peor gobierno de “nuestra” democracia, porque, más allá de las trampas de pasar parte de la responsabilidad y del agujero fiscal a las Comunidades Autónomas, que se suma a su propio desorden, nuestros desequilibrios están ahí por más que se intenten camuflar y habrá que hacerles frente.