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Las enseñanzas de Lynch y el caso Inditex
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Gustavo Teruel

Postales de Inversión

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Las enseñanzas de Lynch y el caso Inditex

En España hay un fenómeno que a algunos nos lleva a pensar en teorías conspirativas: la falta de buena bibliografía sobre bolsa en castellano. En algún

En España hay un fenómeno que a algunos nos lleva a pensar en teorías conspirativas: la falta de buena bibliografía sobre bolsa en castellano. En algún foro he leído que a los poderes fácticos les interesa proyectar una imagen de la bolsa como un póker esotérico e inseguro frente a otras alternativas “sólidas” como la inversión en ladrillo. Como sociedad llevamos la penitencia en el pecado, pues este alejamiento por parte del pequeño ahorrador de la bolsa nos genera problemas de todo tipo: de mala capitalización de las empresas (con un exceso de financiación bancaria), de falta de diversificación en el ahorro, de dependencia en el sistema de pensiones público para asegurar una jubilación digna e incluso, en última instancia, de dificultad para la creación de empleo y facilidad para su destrucción.

Y no sólo es que no se publiquen obras de calidad de autores españoles, sino que ni siquiera se traducen libros que en Estados Unidos han sido best sellers, cosa que sí sucede con otros éxitos menores como la serie de Robert Kiyosaki sobre finanzas personales, que fácilmente se pueden encontrar en la tienda de cualquier aeropuerto junto con las “joyas” patrias de algunos autores de cuyo nombre no quiero acordarme.

Para mí, el caso más sangrante de falta de difusión es el de los libros de Peter Lynch, probablemente el mejor gestor de un fondo de inversión de la historia, con un resultado anualizado del 29,2% en los 13 años en que estuvo al frente del fondo Magallanes de Fidelity. Mil dólares invertidos cuando llegó al puesto se hubieran convertido en 28.000 cuando cedió el mando a su sucesor. Todo esto sin apalancarse, ni utilizar posiciones cortas y en un fondo abierto al pequeño ahorrador.      

Al final de su carrera como gestor Lynch escribió dos obras, cuyos beneficios fueron donados a obras benéficas (“One up on Wall Street” y “Beating the Street”), con las que pretendía popularizar la inversión en bolsa entre el gran público. En España algunos ahorradores han podido beneficiarse indirectamente de la publicación de estos libros gracias a  Francisco García Paramés, de Bestinver, que en varias entrevistas ha reconocido que hubo un antes y un después de la lectura de “One up on Wall Street”  en su filosofía de inversión.

Con un tono cercano,  desenfadado y asequible a los no iniciados, Lynch habla en estos dos libros de temas como gestión del riesgo, composición de carteras, clasificación de las acciones en función del equity story y de cómo evitar el comportamiento de la manada.

A lo largo de su exitosa carrera como gestor, Lynch estuvo presente en los temas de inversión más exitosos de la época: la resurrección de las grandes empresas automovilísticas de Detroit, la expansión de las cadenas de restaurantes, la salida a bolsa de las Savings and Loans, el crecimiento de las agencias federales de titulización de hipotecas, incluso hubo un tiempo en que la primera posición de su fondo fue el bono del tesoro americano a 30 años cuando ofrecía una rentabilidad a vencimiento del 13%. Todas ellas temáticas que le permitieron trades en los que logró altos múltiplos en su inversión (4, 10, 20 veces), lo cual le permitió conseguir los rendimientos que consiguió con una tasa de acierto en sus elecciones del 60%. Pero si hubo un tema recurrente a lo largo de sus trece años como gestor ese fue el de la búsqueda de retailers que pudieran tomar una fórmula exitosa a nivel local e implantarla en todo el territorio de los Estados Unidos. Lo cual nos lleva a un tema de rabiosa actualidad.

El caso Inditex

Me he acordado de Lynch estos días al ver la unanimidad entre las casas de sell-side en cuanto a recomendar Inditex como compra (prácticamente la única acción en la que coinciden) dentro del castigado mercado español, con la acción continuamente batiendo máximos históricos.

El principal yardstick de valoración que Lynch aplicaba a las acciones de alto crecimiento era el PER respecto a la tasa de crecimiento de los beneficios ratio conocido como Price to Earnings Growth, siendo un nivel atractivo de entrada cuando el ratio es menor igual a uno. En el caso de Inditex habiendo crecido el BPA entre 2008 y 2011 a una tasa del 15,52%, este ratio estaría en 2.

También comparaba gráficamente la evolución del precio por acción respecto a la evolución del bpa. En este gráfico, cortesía de Rafael Galán del Río (conocido en la red como Perpe), puede verse la evolución de ambas magnitudes. Como puede verse en el mismo, el  precio de la acción converge al bpa en todas las ocasiones en las que se separa de éste y en esta ocasión se ha separado, pero hacia arriba.

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Y aparte de estos dos factores y la fortaleza del balance, que en el caso de Inditex es a prueba de bombas, Lynch evaluaba el grado de saturación de mercado, es decir, la inercia contra la continuidad de la fase de alto crecimiento de la compañía. En el caso de Inditex, si aplicamos la fórmula de Graham para hallar el crecimiento implícito en el precio de la acción nos da que para el actual PER de 31,9 (según Bloomberg) el mercado está esperando un crecimiento sostenido del 12%, lo que implica doblar el beneficio cada 6 años.

¿Cómo de factible es esto contando ya con 5.693 tiendas a nivel mundial? Teniendo en cuenta que el crecimiento gracias a  las  ya existentes es del 6%, se necesitaría un ritmo de 550 tiendas por año, frente a un ritmo proyectado de 480 para 2012. ¿Es esto posible? Sí, pero ya está en el precio.

Respecto a sus compañeros de la industria de la inversión Lynch decía: “Desde donde estoy sentado, diría que 50.000 gestores tienen razón, pero únicamente para el último 20% del típico movimiento de una acción. Es este último 20% el que Wall Street estudia, aclama y se alinea para él- mientras mantiene un ojo en la salida. La idea es hacer una ganancia rápida y después salir por la puerta en estampida. El pequeño inversor no tiene que luchar contra esta turba. Puede tranquilamente entrar cuando hay una multitud queriendo salir y salir cuando hay una multitud queriendo entrar.”  Con un 59% de la propiedad en manos de accionistas de control, un 37% en manos institucionales y sólo un 4% en manos de inversores individuales parece que todo el rebaño está ya dentro y estamos justo en ese último movimiento. Aplíquense ustedes el cuento.

En España hay un fenómeno que a algunos nos lleva a pensar en teorías conspirativas: la falta de buena bibliografía sobre bolsa en castellano. En algún foro he leído que a los poderes fácticos les interesa proyectar una imagen de la bolsa como un póker esotérico e inseguro frente a otras alternativas “sólidas” como la inversión en ladrillo. Como sociedad llevamos la penitencia en el pecado, pues este alejamiento por parte del pequeño ahorrador de la bolsa nos genera problemas de todo tipo: de mala capitalización de las empresas (con un exceso de financiación bancaria), de falta de diversificación en el ahorro, de dependencia en el sistema de pensiones público para asegurar una jubilación digna e incluso, en última instancia, de dificultad para la creación de empleo y facilidad para su destrucción.