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Paro, orgías sindicales y revoluciones de salón
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Marc Vidal

Salida de Emergencia

Por
Marc Vidal

Paro, orgías sindicales y revoluciones de salón

De nuevo ayer la misma orgía de mentiras que cada principio de mes tenemos que digerir. Seguimos con la misma merienda de siempre, que si el

De nuevo ayer la misma orgía de mentiras que cada principio de mes tenemos que digerir. Seguimos con la misma merienda de siempre, que si el paro sube pero no tanto, que si la crisis ya remite, que si la vida es color de rosa. La verdad es que en este país cada noche más gente se va a la cama sin cenar. El Ministerio de Trabajo e Inmigración volvió a tomarnos el pelo con cifras que son un insulto a la inteligencia. El paro, dicen, se situó en 3.808.353 personas. A uno se le retuercen los cartílagos cuando escucha algo así. Sin embargo, lo peor no es la manipulación oficial en la que vivimos; lo duro es comprobar como los teletipófagos que escriben en la mayoría de medios de este país, se dedicaron a replicar una nota de prensa gubernamental ridícula. La falta de criterio es cada vez mayor y, en consecuencia la calidad de la información que recibimos adelgaza rápidamente. Vivimos en la sociedad informativa del sucedáneo y eso acaba desembocando en un desinterés creciente por la información, cuando no en el ataque sistemático, como vivo algunos días en mi propio twitter.

Ayer la realidad era mucho más fría, helada, ya que representaba sólo de modo parcial el deterioro de nuestro entorno. Los demandantes de empleo han alcanzado la cantidad de 5.233.220. El gobierno esa cifra la ignora y lo hace amparado en la legalidad perversa de un modelo de cálculo dependiente de él mismo. La reforma aritmética que adoptó el gran Caldera permite al otro grande de España, Corbacho, gozar de un colchón de agua que está a punto de reventarle en las narices. Del ejecutivo Zapatero hay ministros que pasarán a la Historia. Unos por salir corriendo, otros por lo cómico de sus propuestas, otras por su irresistible levedad y alguno por su ineficiencia manifiesta. Lo peor del Ministro de Trabajo no es su incapacidad, no: lo peligroso es que sobre sus limitaciones evidentes descansa la necesidad de acometer algunas de las propuestas de reforma laboral imprescindibles que él, junto al grupito de glotones sindicalistas de cuidamemisillón, deberían de aceptar si no queremos que la cosa empeore aún más.

Este país no va a crear un solo puesto de trabajo hasta finales de 2012 o principios de 2013. En términos netos no se genera empleo mientras el PIB no crezca por encima del 2,4%. Eso ha sido así desde que se gestó el modelo de crecimiento actual. No obstante, es más que seguro que ahora mismo eso sea una aventura inasumible. Sin un crecimiento cercano al 3%, España no fabricará empleo regular que permita cimentar un suelo laboral razonable. El asunto reposa en que el modelo ha mutado y a peor. El sector industrial se descompone como reflejan los pibs segmentados y los precios de producción, el turismo se evapora incluso en temporada alta, los servicios viven la anorexia de una gestión ineficaz y de escaso valor añadido, lo vinculado al inmobiliario sigue en la UVI y allí se quedará, la alternativa inversora que suponen las Administraciones Públicas morirá en breve por culpa de un déficit que llevará al colapso al Estado mientras que la industria financiera sigue con su fiesta de final de curso intentando disimular sus cuentas de resultados. Así no se crea empleo: ni creciendo en términos de comparación trimestral (el más estacionable de los sistemas de medición), ni trucando las tablas. El horizonte es una enorme bola de estiércol.

Datos maquillados para ocultar una realidad dramática.

Si atendemos a esas cifras de las que hablamos, vemos dónde está el fraude rápidamente. Tiene que ver con un millón de desaparecidos. Pero no por ello olvidemos otro ejemplo claro de olvido interesado. Aparte del millón de ciudadanos rebajados a la condición de inservibles sociales, incapaces de ser certificados como “parados” por no tener “preparación” suficiente ni para serlo y por ello se les etiqueta de “en formación”, existen otros grupos que ni tan sólo aparecen en el famoso documento explicativo de los resultados brutos del INEM. Son los más de 450.000 afectados por EREs que en menos de un trimestre se convertirán en parados a velocidad crucero y los 200.000 que se zampan un subsidio agrario llamado PER que no es otra cosa que una compra de voto masivo con fecha de caducidad. Algunas prebendas pronto dejarán de ser posibles. En Andalucía 1 de cada 3 andaluces estará parado en menos de medio año y en Extremadura, donde 4 de cada 10 extremeños depende directa o indirectamente de la Administración Pública, las cosas van a cambiar y no les va a gustar el tono chusco que va a coger todo este asunto. A todo hay que sumar otros tantos que son jóvenes en formación, de manera que rozamos otro millón de personas fuera del circuito de los considerados parados oficiales.

En España un 45% de los menores de 25 años que no estudia, tampoco trabaja. La generación cero, aquella que debe una hipoteca y ya no tiene piso y que, por derivación, tiene perdida su existencia por estar hundido bajo la losa financiera que tal realidad supone, existe otra que defino como doble cero y que atienda al milagrista estructural o individuo que ha perdido el valor de su propia existencia. Sin sentido, acobardado ante una realidad que le ahoga, se siente fuera del sistema porque no aporta garantías. Son los que engordarán una clase media de perfil económico muy bajo, de carácter dependiente hasta muy tarde y que sustituirá a la obesa clase media que pensó pegar pelotazos a base de comprar pisos y más pisos y vendérselos al pringado de turno. El circuito se ha roto, y con él, el modelo.

Que cuenta con la bochornosa complicidad sindical.

 

Desde la Administración y su séquito sindical (que Marx se apiade de ellos) suelen justificar la imposibilidad de las cifras que ponemos en duda algunos analistas con base en la existencia de una extendida economía sumergida. Para justificarlo aportan datos: casi nadie pide el subsidio de los 420 euros, porque en realidad están trabajando. Eso es falso hasta el regocijo. La gente no accede a dicha ayuda porque no cumplen los requisitos que la Administración exige, como ocurre con el límite de ingreso familiar en la mayoría de los casos. La verdad es que quien lo puede solicitar lo solicita aunque esté dando palos en la economía underground, pues si alguna vez los llaman para hacer algún curso, cosa alto improbable, sería a partir de entonces que dejarían de cobrar la ayudita humillante esa de los dos billetes de doscientos. La realidad pesa como el plomo. Las previsiones del gobierno hablaban de 300.000 solicitantes en medio año y en tan sólo 2 meses ya se ha llegado a los 100.000 aprobados. Atendiendo a los tiempos que se avecinan vamos a superar las previsiones. Atentos.

Por eso, mientras unos tragones siguen con un puño en alto y otro en bajo, los dos bien cerrados, la mayoría de los que nos enfrentamos al duro gesto social de emprender un negocio, vivimos en la intemperie del desamparo. ¿Dónde queda el debate entorno a retrasar el pago de los IVAs hasta que se cobren las facturas? ¿Por qué nadie atiende al problema de los costes sociales que representan el 32% del sueldo de un empleado? ¿Por qué no se denuncia que contratar hoy en día está penado en términos fiscales? ¿Dónde piensan que puede terminar un proyecto de autoempleo si la financiación prevista se diluye en los despachos de las entidades bancarias en pre-quiebra? ¿Por qué no se ajustan los modelos de ayuda a emprendedores que aportan valor e ideas empresariales apartados de los de siempre? ¿Por qué nadie cambia una legislación de contratación pública que imposibilita que empresas pequeñas pero muy capaces puedan acceder al concurso que precisa de avales inasumibles, calificaciones imposibles y experiencias ridículas? ¿Por qué no se adoptan medidas? ¿Por qué los medios siguen anestesiados en su mayoría inoculados de veneno oficial? Y lo que es peor ¿Por qué aquí no se queja ni Dios?

De nuevo ayer la misma orgía de mentiras que cada principio de mes tenemos que digerir. Seguimos con la misma merienda de siempre, que si el paro sube pero no tanto, que si la crisis ya remite, que si la vida es color de rosa. La verdad es que en este país cada noche más gente se va a la cama sin cenar. El Ministerio de Trabajo e Inmigración volvió a tomarnos el pelo con cifras que son un insulto a la inteligencia. El paro, dicen, se situó en 3.808.353 personas. A uno se le retuercen los cartílagos cuando escucha algo así. Sin embargo, lo peor no es la manipulación oficial en la que vivimos; lo duro es comprobar como los teletipófagos que escriben en la mayoría de medios de este país, se dedicaron a replicar una nota de prensa gubernamental ridícula. La falta de criterio es cada vez mayor y, en consecuencia la calidad de la información que recibimos adelgaza rápidamente. Vivimos en la sociedad informativa del sucedáneo y eso acaba desembocando en un desinterés creciente por la información, cuando no en el ataque sistemático, como vivo algunos días en mi propio twitter.

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