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Marc Vidal

Salida de Emergencia

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Marc Vidal

Una noticia no tan buena

Parece que llegan buenas noticias. El Tesoro Público adjudicó ayer 5.000 millones de euros a quince años y el martes 6.577,87 millones de euros en letras a

Parece que llegan buenas noticias. El Tesoro Público adjudicó ayer 5.000 millones de euros a quince años y el martes 6.577,87 millones de euros en letras a 12 y 18 meses, un poco más de la mitad de los 10.614,98 millones solicitados por los inversores. A primera vista la noticia tiene muy buen tono. Si analizamos comparativamente esta noticia con lo que hemos venido diciendo sobre a salud de nuestra deuda pública, no podemos más que afirmar que es un buen síntoma. Incluso la de anteayer, la extraordinaria a 15 años también tuvo resultados positivos. El Tesoro español obtuvo demanda por 13.000 millones de euros sobre una colocación de 5.000 millones de euros con una rentabilidad al 4,6. No está mal.

 

Sería buena noticia si los inversores demandantes hubieran sido heterogéneos o capitalistas enfundados en voluntades emprendedoras provenientes de medio planeta, pero la verdad va a ser mucho más fría la cosa, puesto que el comprador tipo de nuestra deuda son las entidades financieras nacionales y para financiar sus asuntos domésticos y rentabilizar inversiones endógenas. Es normal, visto lo visto, puesto que invertir en renta variable tiene un penoso discurrir y no hay vientos favorables a la vista. Es mejor asegurarse una pérdida mínima, solicitando dinero al 1% al banco de España y esperar una rentabilidad del 0,89%. El truco está en combinar con productos sofisticados esa compra a pérdidas con las que conceden rentabilidades más altas. Al 3 o al 5% para vencimientos a medio o largo plazo.

Puestos a buscar cosas "curiosas" podemos atender a que ahora la deuda pública griega se coloca con mayor facilidad que antes de que empezara a estar cerca del default. Ahora es muy rentable y parece que está asegurada contra todo tipo de inclemencias. Es el conocido síndrome CCM.

Pero volvamos a las tripas de la operación que tan buena noticia parece. Lo suelo hacer en mi Twitter habitualmente, por lo que mis reflexiones son colectivas. Para empezar tengamos claro que las captaciones de financiación de nuestro sector financiero son imprescindibles puesto que este año se la juega a cara o cruz. El 40% del PIB español está por refinanciar todavía. El aumento de deuda no ayuda a que se calme esa tensión crediticia. Pensemos que el total dispuesto en deuda pública ya alcanza el 64% del PIB, cierto es que está muy por debajo de la media europea. No obstante, nuestra particular modelo de crecimiento ahora es vinagre en la herida. El Estado bastante tiene con atender la refinanciación de su propia deuda para poder hacer frente a los gastos corrientes en un país que precisa más consumo social y mayores ayudas en general a la vez que los ingresos disminuirán. Es obvio que los impuestos al cobro este año y referentes a 2009 van a ser un drama y los costes por la defunción de un sistema altísimos.

Es curioso cómo, justo en el instante en el que se producía la noticia de la colocación “fácil” de todo ese montante de deuda las bolsas europeas perdieron el pie y entraron en negativo. Empezó una ligera tendencia a la baja que se retomó en positivo más tarde y el incremento del diferencial de nuestro bono volvió a los 100 puntos básicos. Suele suceder siempre, pero en esta ocasión la carga por el aumento de deuda mostró su peso real y fue el verdadero castigo en el mercado aunque sin demasiada fuerza.

No obstante, quisiera atender el detalle. No es tan importante que se puedan colocar esos bonos, tampoco si el diferencial con el bond germano aumenta, lo destacable es la propia deuda. Todo ejercicio financiero que se formule desde el estado deberá pagarla en un momento u otro, pues todo este dinero ha sido prestado. Por eso, cuando un estado es incapaz de gestionar con su propio presupuesto se embarga y genera deuda. El agujero aparece cuando toda la deuda pública se fabrica para financiar el país en su totalidad y para atender el vencimiento de la propia deuda existente. La nuestra es inferior a la de otros países pero se encuentra estructuralmente en peores condiciones de poder ser retornada a vencimientos simples.

Otro asunto sería para que se utiliza esa deuda. Si el método actual de accionar el botón fiscal no funciona nos quedamos sin balas. Lo último ha sido aumentar las retenciones del IRPF a trabajadores y pensionistas para poder disponer de mayor liquidez desde el propio estado, pero a la vez provocarán una menor capacidad de consumo a las familias. A medida que llegue el descabello del aumento del IVA, la conversión económica se irá convirtiendo en muy preocupante. Sin ingresos la deuda pública estará cada vez más cerca del impago. A esto sólo cabe reducir impuestos, negarse al aumento de la deuda y gestionar el actual modelo dentro de una política de austeridad determinante. Lo malo es que volveremos a pagar las pascuas los de siempre, por lo que para que eso no pase, “todos” deberían de arremangarse. Unos a emprender, otros a colaborar, los terceros a no molestar.

Para terminar, recordar que colocar deuda no siempre es una noticia buena. Las cajas de ahorro y algunos bancos muy importantes deberán refinanciar sus propias deudas contraídas por sus actividades inmobiliarias de modo inminente. El papel del FROB será determinante, el ajuste en las comunidades sangrante y en los ayuntamientos espantoso. Ahora deberíamos revisar esos vencimientos y descubriremos que hay mucha y a muy corto plazo y que el aumento de deuda aleja cada vez más las opciones de refinanciarlos. Por cierto, lo que demuestra que el gobierno necesita colocar deuda es el encargo al Tesoro de emitir un nuevo paquete de 5.000 millones a 15 años al 5%. Esta emisión sería extraordinaria puesto que no aparece en el calendario oficial y que seguramente, por lo que se comenta, se producirá esta misma semana.

La verdadera buena noticia es sólo una y lo es para unos. El gobierno debe estar encantado con la oposición que le ha tocado en gracia. Un colectivo de embobados que manejan la información a su gusto, pero que cuando aparentemente no es buena para sus “intereses” callan sistemáticamente. ¿Nadie en Génova se ha puesto a destripar el teletipo de turno? ¿Nadie en el PP asiste puntualmente a las sesiones del interbancario o de venta del Tesoro? ¿Qué tipo de gestión de control económico es la que ejercen? La evidencia de que la clase política que nos ha tocado sufrir no está a la altura del asunto es cada vez más nítida. El gobierno jugando al despiste, la oposición a esperar una noticia muy mala y muy clara para soltarla. Preocupados por sus asuntillos, los que afectan a sus apoltronados traseros, pocos atendiendo los problemas reales. Nadie hace el trabajo por el que les pagamos. Eso es lo único que me queda claro.

Parece que llegan buenas noticias. El Tesoro Público adjudicó ayer 5.000 millones de euros a quince años y el martes 6.577,87 millones de euros en letras a 12 y 18 meses, un poco más de la mitad de los 10.614,98 millones solicitados por los inversores. A primera vista la noticia tiene muy buen tono. Si analizamos comparativamente esta noticia con lo que hemos venido diciendo sobre a salud de nuestra deuda pública, no podemos más que afirmar que es un buen síntoma. Incluso la de anteayer, la extraordinaria a 15 años también tuvo resultados positivos. El Tesoro español obtuvo demanda por 13.000 millones de euros sobre una colocación de 5.000 millones de euros con una rentabilidad al 4,6. No está mal.

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