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“El trabajador que se miró en el espejo y vio un parado”
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Marc Vidal

Salida de Emergencia

Por
Marc Vidal

“El trabajador que se miró en el espejo y vio un parado”

Milton Erickson nació en una aldea que ya ni existe. Se llamaba Aurum y estaba en Nevada. Cuenta la Wikipedia que emigró a Wisconsin para trabajar

Milton Erickson nació en una aldea que ya ni existe. Se llamaba Aurum y estaba en Nevada. Cuenta la Wikipedia que emigró a Wisconsin para trabajar en una granja familiar y que a los 17 años enfermó de poliomielitis. Los médicos consideraron que no había nada que hacer, su parálisis era tan compleja que no había forma, en aquella época, de luchar médicamente contra ese deterioro. Sin embargo, con fuerza de voluntad y paciencia logró recuperar el movimiento. Llegó a ser profesor de psiquiatría y llegó a calzarse una canoa de 4 metros y para recorrer el Mississippi hasta llegar a San Luís.

 

Lo peor para Erickson estaba por llegar. Cuando ya tenía 50 años tuvo un segundo ataque de polio. Esta vez el problema fue el dolor físico. Con el tiempo lo superó. Aprendió a vivir con ello y volvió a poder hablar y comunicarse con destreza hasta el punto que llegaría a ser una autoridad en neurolingüística. En el primero de sus ataques el hombre aprendió de la observación. Utilizó su decadente situación en un aliado. Miraba a su hermana pequeña arrastrarse por el suelo como un reptil e iniciar sus primeros pasos. En esos tiempos definió sus primeras teorías sobre la intensidad de la comunicación no verbal pues no podía hablar por culpa de la enfermedad. En la segunda crisis volvió a convertir un problema en oportunidad. Esta vez lo que estuvo estudiando fue la capacidad de controlar el dolor. Era tan intenso que tuvo que “diseñar” un método para superarlo. Logró perfeccionarlo gracias a la propia experiencia con el uso de la hipnosis para manejar el dolor y para la alteración sensorial.

Ayer leí la historia de José Mejías Naranjo. Un hombre de 76 años, zapatero de profesión, que había decidido emprender, montar su propio negocio tras pasar 63 años trabajando para otros reparando calzado. Este hombre se resiste a jubilarse y lo hace estableciendo un negocio propio. El hombre explicaba que moriría con las botas puestas, haciendo lo que le gusta de verdad, sintiéndose útil.

No seré yo quien defienda que una persona deba trabajar hasta ser octogenario, ni tampoco que todo el mundo sea capaz de enfrentarse a su jubilación con esa capacidad, con esa voluntad de riesgo, pero lo que está claro que hay mucha gente, cuarenta años más joven que Antonio que no tiene la décima parte de espíritu por construirse un futuro que él. Lo peor no es que muchos no sean capaces de reconocerlo, lo duro es que se está perdiendo toda una generación. Perdida por ellos mismos, perdida por el olvido de otros, perdida porque no cuentan para los que dirigen el asunto. Sólo cuentan cuando hay que posicionar una marca de telefonía o una prenda de ropa fashion.

Que Milton Erickson se enfrentara a cada uno de sus ataques con la fuerza de quien cree que esto no se acaba por una “mala” racha es tan edificante como admirable, lo mismo que este zapatero (que lejos del otro) que de rechazar la resignación de pasar a ser “observador” decide seguir con un proyecto de vida.

Mañana millones de españoles trabajadores se mirarán al espejo y verán un parado. Verán su estampa reflejada de forma cóncava y ridícula. Pensarán que la salida a todo este “pollo” que nos han montado unos y otros es la de salir a la calle a taponar polígonos o a paralizar metros. Es posible que debamos protestar, estoy convencido, como que también, esos que nos gobiernan, que gestionan nuestra vida de cabo a rabo, los hemos elegido nosotros. Mañana una semihuelga nos explotará en la cara para hacernos ver a unos (los que la secunden), otros (los que no la secunden) y derivados (los que siempre están de huelga) que tenemos lo que nos merecemos.

Una buena manera es la de ver la vida como la ve el zapatero canario, con ilusión hasta el último momento, aceptando que podemos hacer los que nos de la gana. La verdad es que hay momentos en los que los grandes debates están tan lejos de la realidad que apestan. Está tan lejos este enfrentamiento entre sindicatos y alguien por definir que da pena. Lo jodido del tema es que los parados de este país mañana harán huelga, como cada día.

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Milton Erickson nació en una aldea que ya ni existe. Se llamaba Aurum y estaba en Nevada. Cuenta la Wikipedia que emigró a Wisconsin para trabajar en una granja familiar y que a los 17 años enfermó de poliomielitis. Los médicos consideraron que no había nada que hacer, su parálisis era tan compleja que no había forma, en aquella época, de luchar médicamente contra ese deterioro. Sin embargo, con fuerza de voluntad y paciencia logró recuperar el movimiento. Llegó a ser profesor de psiquiatría y llegó a calzarse una canoa de 4 metros y para recorrer el Mississippi hasta llegar a San Luís.

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