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El 23-J debe generar un shock positivo de credibilidad
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El 23-J debe generar un shock positivo de credibilidad

Por su interés para nuestros lectores, a continuación reproducimos un artículo publicado en el blog de Fedea 'Nada es gratis' Estamos, aún, en un momento de

Estamos, aún, en un momento de máxima incertidumbre. No hay muestra más clara que los espeluznantes números de ayer sobre el recurso del sistema financiero español al Banco Central Europeo: los bancos españoles han pedido prestado al BCE en el último mes el equivalente al 50% del PIB de un mes. España tiene una oportunidad única en los tests de estrés del 23 de Julio de dar un shock positivo de credibilidad a las expectativas del mercado, que está deseando creer en España. Y hay algunas cosas esperanzadoras, sobre todo en la ley de Cajas y en los cambios regulatorios en el Banco de España. Pero también hay razones para la preocupación, y grave, sobre si los tests de estrés serán una oportunidad perdida para España (está quedando bastante claro, me temo, que los van a ser para Europa). El miedo, fundamentado en ejercicios de estrés publicados recientemente por Caja Madrid y Banesto, es que no haya la valentía suficiente para reconocer las pérdidas en la cartera inmobiliaria y que esto mine aún más la confianza en el sistema financiero español.

Es difícil exagerar cómo de malos son los números que hizo público ayer el BCE. Mientras que el conjunto del Eurosistema redujo sus necesidades de financiación en Junio, el sistema financiero de España ha pedido €41000m netos más en Junio (pasó de 85,000m a 126,000m), equivalente al 50% del PIB mensual (el PIB español es de alrededor de 1bn al año). Como demuestra la figura siguiente, estos números son extremadamente elevados no solo comparados con los otros sistemas de la zona Euro, sino también comparados con la serie histórica.

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Este dato puede ser un accidente de carácter técnico, y algunos de los analistas con los que he hablado tienen esta opinión. Pero el hecho de que el aumento sea tan generalizado, y de que las instituciones financieras no hayan incrementado sus depósitos en el BCE sugiere que los problemas de liquidez de la banca española son muy serios.  El juego del Chicken entre BCE y Espana continua, con el BCE claramente llevando las de perder en el juego– no puede amenazar con cortar el grifo si esto puede tumbar al sistema entero.

Los recientes cambios regulatorios del 13 de Julio del 2010 pueden incrementar la transparencia, mejorar la gestión y facilitar la entrada de capital y por tanto contribuir a devolver la confianza

El martes 13 de Julio supuso uno de los días más significativos de la historia de la regulación del sistema financiero español, con cambios positivos en la regulación de las Cajas y en la contabilidad bancaria.

Se publicó el decreto ley de órganos de gobierno de las Cajas con dos cambios significativos en la regulación de las Cajas. En primer lugar, se exige una cualificación mínima a consejeros y ejecutivos de las cajas, con el objetivo de evitar la pasmosa situación que encontramos Vicente Cuñat y yo en nuestro trabajo de investigación al respecto: un gran número de gestores sin experiencia financiera alguna ni educación avanzada pero con conexiones políticas, y una relación muy fuerte y significativa estadísticamente entre la falta de experiencia y educación y los malos resultados durante la actual crisis financiera.

Segundo, se permite la emisión parcial de cuotas participativas (de hasta el 50%) con derechos políticos. Esto incrementa las posibilidades de captar capital para las Cajas, aunque no va todo lo lejos que debería oir (la compra siempre es a favor de los gestores y no, como sería deseable, si se autirizara la OPA hostil, en su contra).

Ambos cambios suponen mejoras indudables y de gran calibre sobre la regulación existente.

(2) El mismo día se publicaron los cambios en la regulación contable para bancos y cajas de mora y activos inmobiliarios. Esencialmente es necesario provisionar 100% de los créditos sin garantía en un año, y en los que tienen garantía real, primero se valora la garantía actualizada, y se aplica un descuento (haircut) en función del tipo de garantía (desde 20% en primera residencia, 30% en oficinas, a 50% en suelo). Los deterioros se provisionan de acuerdo con la diferencia entre el valor del préstamos en mora y el valor ajustado de la garantía real. También cambia la forma de valorar los activos inmobiliarios adquiridos, para evitar lo que pasaba anteriormente, que era mejor adquirir la propiedad que tener un préstamo con la misma garantía. Ahora, los activos inmobiliarios en el balance durante más de 24 meses requieren el 30% de cobertura. Estas nuevas provisiones introducirán una buena dosis de realismo, y empezarán a ayudar a que se produzca el ajuste en el mercado inmobiliario, con las necesarias caídas de precio.

Pero estos cambios regulatorios pueden ser inútiles si malgastamos la oportunidad ofrecida por los tests de estrés.

La discusión sobre la magnitud del agujero del sistema financiero (se habla de 50,000m, de euros, de 25,000, de 89,000) entre analistas financieros de diferentes entidades está oscureciendo el problema clave de este sistema, que llevamos repitiendo en NeG desde hace un año: la contaminación de todo el sistema por los préstamos a promotores, debido a su opaca contabilización, su tardío reconocimiento y su gran tamaño.  Esta opacidad, esta incapacidad de conocer donde están enterrados los cadáveres es la causa última de la congelación de la financiación mayorista; las instituciones solo podrán volver al mercado una vez el mercado entienda los riesgos que ahora se esconden en cada balance. Pues bien, los tests de estrés son una oportunidad única de acabar con estas sospechas, de reconocer que existen problemas, y de mostrar que se puede hacer frente a ellos. Si esto se consigue, la situación de duda en los mercados internacionales puede transformarse, de la noche a la mañana, en una situación de confianza.

El año pasado, cuando investigaba sobre las Cajas para el trabajo referido antes, me llamaron la atención varias cosas, sobre las que he escrito a menudo: el gigante salto de la mora de CCM cuando fue auditada tras su intervención (de 5 al 18% en un trimestre); los préstamos a promotores, que han subido o se han mantenido, increíblemente, desde el principio de la crisis (eran 300,000m de euros en diciembre del 2007 y son 325,000m ahora); la rarísima evolución de la mora, que prácticamente no ha subido en las Cajas en 12 meses. Y, claro, a los analistas extranjeros les huele mal ver una burbuja inmobiliaria en un país con 20% de paro y ver la mora estancada, y luego ver que cuando si se audita esta se multiplica por tres. (Veremos lo que pasa cuando salgan, dentro de muy poco, los verdaderos números de Caja Sur, un dato que será crucial).

El problema de la deuda soberana es una distracción, para la banca española (no para la extranjera), ridícula y también el hablar de otros tipos de créditos–incluso ahora en plena crisis, solo 100,000 hipotecas a particulares se ejecutan anualmente. Aquí el asunto está en el reconocimiento de la burbuja inmobiliaria en los balances de Cajas y Bancos, y sobre todo en donde es pura burbuja: en los créditos a promotores. Las pérdidas esperadas en el conjunto de la cartera de promotores  van a ser probablemente de al menos el 50%, como lo han sido en las carteras de promotores de Irlanda o en las de EEUU. El suelo en si, que constituye una gran proporción de estas carteras, seguramente no vale prácticamente para otra cosa que para plantar patatas.

El problema es que los dos tests de estrés realizados hasta ahora han sido extremadamente tímidos en su aproximación al problema inmobiliario; no sólo no han reconocido estas pérdidas en un caso de estrés máximo, sino que ni siquiera lo han reconocido en el caso medio.

Me refiero a los tests de estrés hechos públicos en la fusión de Caja Madrid y Bancaja, y en los resultados (publicados ayer) del primer semestre de Banesto, que, me imagino, recogen en parte la metodología que seguirá el Banco de España para realizar los tests.

En el caso de Caja Madrid-Bancaja,la presentación realizada al anunciarse el SIP hace  (ver página 25) el supuesto de que el 25% de los préstamos de suelo serán impagados, y que la pérdida condicional (LGD) será en estos del 45%, dando una pérdida esperada (.25*.45=) del 12.6%, para un total de 1900m de euros de los14.700m de euros por este concepto. Sinceramente, este cálculo me parece absurdo e increíble- el 12.6% de pérdida en el concepto mas dudoso y más relacionado a la burbuja parece casi de broma. Como en el caso Irlandés, la pérdida esperada en media será mucho mayor, quizás del 50% de la cartera de promotores; en el caso del suelo, no puede ser menor. Este concepto, por si solo, subiría en este caso las pérdidas esperadas del SIP en al menos 5,000m de euros. De forma similar, la pérdida esperada en promociones inmobiliarias y construcción, una cartera para el SIP Caja Madrid-Bancaja de 25,000m, es del 7.8% en el documento del SIP. De nuevo, parece absurdamente baja.

Lo mismo sucede en el cálculo de los activos inmobiliarios en el balance. Se supone que se venderán con una pérdida del 30%. Esto NO es un supuesto de estrés, es un supuesto medio; sabemos que Banesto y Santander han descontado al 30% los activos que han vendido, y seguramente estos son los mejores y más líquidos.

Aquí el asunto está en el reconocimiento de la burbuja inmobiliaria en los balances de Cajas y Bancos, y sobre todo en donde es pura burbuja: en los créditos a promotores

Estamos, aún, en un momento de máxima incertidumbre. No hay muestra más clara que los espeluznantes números de ayer sobre el recurso del sistema financiero español al Banco Central Europeo: los bancos españoles han pedido prestado al BCE en el último mes el equivalente al 50% del PIB de un mes. España tiene una oportunidad única en los tests de estrés del 23 de Julio de dar un shock positivo de credibilidad a las expectativas del mercado, que está deseando creer en España. Y hay algunas cosas esperanzadoras, sobre todo en la ley de Cajas y en los cambios regulatorios en el Banco de España. Pero también hay razones para la preocupación, y grave, sobre si los tests de estrés serán una oportunidad perdida para España (está quedando bastante claro, me temo, que los van a ser para Europa). El miedo, fundamentado en ejercicios de estrés publicados recientemente por Caja Madrid y Banesto, es que no haya la valentía suficiente para reconocer las pérdidas en la cartera inmobiliaria y que esto mine aún más la confianza en el sistema financiero español.

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