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Los enigmas del Sr. Rajoy

Cuando desde el exterior te piden que hagas una previsión sobre las medidas que tomaría un próximo Gobierno del PP y has de responder honestamente -en

Cuando desde el exterior te piden que hagas una previsión sobre las medidas que tomaría un próximo Gobierno del PP y has de responder honestamente -en mi caso no hay otra forma-, te encuentras en la desagradable situación de, o bien tener que dar una serie de explicaciones previas sobre peculiaridades locales de nuestra arena mediática, innecesarias en un país maduro, o bien has de correr riesgos profesionales basados en la confianza, jugándotela en previsiones arriesgadas. No debería ser así: Mariano Rajoy (MR) es un político más que conocido y las propuestas de su partido son públicas y de fácil acceso. Pero por lo visto no puede ser de otra forma.

Las peculiaridades locales

Es usual encontrar continuas referencias en los medios de comunicación a la falta de respuestas del líder de la oposición en temas de interés general, sobre todo entre los que viven directa o indirectamente de un Gobierno (que incluso se ajustan cuentas entre ellos) y unos aliados irresponsables. También es común que desde sus propias filas ideológicas le jaleen para que se lance a aventuras dialécticas o mociones de censura; vano intento, por que el compostelano no piensa inmolarse ni arriesgarse a que se repita la historia en batallas perdidas de antemano, como uno de sus antecesores.

Esta crisis exige llegar con los deberes hechos. El rumor de que Montoro irá a Economía, Pizarro al BdE (o viceversa), Pablo Isla a Industria, suena a gloria y con solo explicitarlo bajaría la prima de riesgo, pero no es serio estar con rumores en temas tan importantes

Es desde esta lamentable madeja de intereses, mezcla de medios públicos (o no) serviles que arruinan a los privados independientes, egoísmos inconfesables, picardías infantiles, corrupciones cotidianas y campañas de desinformación, donde el engaño político es regla común en nuestro debate público. Es en esa vergonzante situación donde “hemos” creado la realidad consensual sobre la grave crisis institucional y económica que padecemos. La parte buena de esta forma patética y egoísta de conformar la acción política es que, tras su exuberancia irracional, lo que anuncia es el fin de era política y que el cambio de la misma sea para bien depende de nosotros, pero muy especialmente de Mariano Rajoy (MR).

Veamos pues algunas incógnitas orientadas a conseguir el equilibrio económico que, creo, el Sr. Rajoy debería aclarar y que, bien explicadas, no tendrían ningún coste político si no todo lo contrario.

Enigmas económicos del señor Rajoy

Siendo la prioridad de su posible Gobierno recuperar la soberanía económica de nuestro país, lo urgente es llevar a nuestro sistema económico por la senda del equilibrio, de forma que las medidas han de orientarse no a la justicia social o al equilibrio territorial o cualquier otra razón del pasado reciente, no, de lo que se trata es de equilibrar el sistema y, consecuentemente, salvar el estado del Bienestar actual; ya habrá tiempo para otros asuntos. El país tiene varias vías de agua y no toca ocuparse de las comodidades del pasaje. Así que, aunque la realidad económica internacional no será tan buena como en el último año, no hay más remedio que adaptar el ciclo político a la misma. Enigmas:

a)     La reforma del Banco de España. Es evidente que, como no lo hizo en el pasado, su actual cúpula directiva no tomará las acciones que le devuelvan la eficacia y el prestigio que tuvo y que tanto necesitamos ante el BCE y otras instituciones internacionales. Por otro lado, es ya tiempo de que se convierta en un Banco Central global y lidere ese campo. La institución es excesivamente endogámica y la solución no vendrá de dentro. ¿Tiene claro MR quién -de fuera- hará esa tarea? Esperemos que escoja uno que conozca el oficio, sepa leer y analizar un balance bancario y que no se líe con cosas como el multiplicador monetario.

b)    La nacionalización de las cajas no viables, para su reconversión y posterior privatización. Esa es la única forma de alejar la amenaza zombi de nuestro sistema financiero, cambiar el régimen de competencia del sector financiero, ajustar el sector inmobiliario enterrando sus mitos y enfocando con fuerza a nuestra economía hacia la exportación, única forma autónoma que tenemos de crear base monetaria y permitir aumentar nuestra oferta monetaria, de aliviar la iliquidez bancaria, de que aumente el crédito y creemos empleo. ¿Ya tiene MR la lista de cajas y quien se encargará de eso?

c)     La austeridad pública. Esta es una promesa clara y, tras las últimas elecciones, ya debería tener una idea bastante clara de cómo están las cosas y que puede hacerse más allá del documento inicial. El déficit público, una vez se ha derrumbado la construcción, es la principal causa de paro en nuestro país por su expulsión del sector privado del crédito disponible. Se desconoce si el equipo económico de MR considera esto un determinante fundamental de política económica. ¿Tiene ya decidido MR quien hará eso y la lista de partidas a las que recortará, las duplicidades que eliminará, la re-centralización de actividades, las privatizaciones, la eliminación de privilegios y una ley de incompatibilidades para funcionarios y políticos?

d)    Normalización de pagos a proveedores del sector público. Algo que oxigenaría una parte importante de la economía. El coste de oportunidad es evidente y se mantienen alegrías políticas y personales a costa del empleo privado, que es el que genera impuestos netos. Lógicamente, al sector sanitario, Defensa y seguridad ciudadana habrá que hacerles un plan especial. ¿Piensa MR obligarlas a, en una plazo razonable (¿seis meses?), reducir los días de pago a proveedores a 90 días, aunque esto requiera EREs temporales u otras medidas y a habilitar las sanciones correspondientes para quienes incumplan esa orden?

e)     Energía nuclear. Aquí MR solo tendría que decir si habrá debate atendiendo al interés general o si seguimos, como ahora, esperando soluciones mágicas según nos recomiendan los lobbies vividores y los medios mesiánicos afines al “progresismo”.

f)     Lucha contra la corrupción. Es un clamor popular y en situaciones como la actual se necesita ejemplaridad y visibilidad en la aplicación de la Ley de forma neutra, no como ahora en que, o no se cumple la Ley, o se la utiliza con fines electorales.  

g)    Subida de impuestos. Si no se ataca lo anterior no deben hacerse; pero si una vez hechos los ajustes no se consigue bajar el déficit consolidado del sector público del 3% del PIB, entonces no hay otro remedio que subirlos, supongo que temporalmente. Lo que es absurdo es subir el IVA y más sin atender los puntos anteriores; toda subida debe ser progresiva en función de la renta del contribuyente y eso también puede hacerse con los impuestos indirectos. Dicha progresividad no es por razones de justicia, aunque alivie socialmente que paguen más quienes más responsabilidad tienen en nuestra situación, si no por convenir al equilibrio económico. Lo que se ha hecho recientemente con impuestos indirectos y precios regulados ha sido como poner a niños y ancianos a tapar las brechas de la nave, y quienes piden volver a subir el IVA y bajar cotizaciones (¿piensan bajar pensiones para evitar más déficit?), o bien viven anclados en otra fase del ciclo largo, o repiten un mantra conveniente a su fiscalidad pero sin base teórica o práctica.

h)     Un plan integral de estabilización y un equipo competente. Se puede no entrar en detalles sobre el plan, dada la manipulación de nuestra arena mediática, pero lo que no es aceptable es mantener de incognitos a los responsables de aplicarlo ya que, conociéndoles, se podría prever que se hará, porque esta crisis exige llegar con los deberes hechos. El rumor de que Montoro irá a Economía, Pizarro al BdE (o viceversa), Pablo Isla a Industria, que incluso tendría algo de política generacional, y que se cerraría la disfuncional Oficina Económica de Moncloa, suena a gloria y con solo explicitarlo bajaría la prima de riesgo, pero no es serio estar con rumores en temas tan importantes, por favor.  

Por supuesto que hay muchos otras áreas de trabajo, como un mercado laboral disfuncional, la educación, la Justicia, Sanidad, pensiones, y un larguísimo etcétera, pero si no estabilizamos el sistema esos esfuerzos servirán de poco. Queda un apunte político.

Disensión y Política Generacional

Todo político competente hace política con visión generacional (16-20 años) y este tema, junto con la atención a la disensión (interna o externa) es clave para un buen gobierno. Dentro del PP ya se disentía hace al menos tres años (un caso con el que no tengo ninguna vinculación), sin agredir a nadie ni a ningún proceso electoral, haciendo propuestas sensatas no atendidas, algunas que luego hace el 15M, aparte de ser un desperdicio de talentos políticos abre más incógnitas, incluso sobre como disentir eficazmente.

Desde el punto de vista de política generacional el papel del Señor Rajoy está muy claro y ejemplos históricos hay. No sé si Pedro Arriola se lo ha explicado a MR, pero La Generación Perdida española, que no es la del 15M (como vimos recientemente), será clave, no solo porque con sus votos (y los que arrastra) otorgará el poder, si no porque conformará el nuevo orden cívico que nace de una Era Política moribunda que es una ruina. En esto el candidato del PP tiene dos salidas: la buena, pedirles un voto de confianza e integrarla en resolver los puntos antes mencionados, obteniendo el gobierno fuerte y estable que  necesitamos; y la mala, pidiéndole su confianza, manipulándola y no resolviendo a fondo prácticamente nada. Se acabaron las medias tintas, como intente mafoarla (por Mafo), tendrá tercer partido y la transición de era política será muy dura, incluso violenta. Usted decide Señor Rajoy.

* Luis Riestra Delgado es economista

Cuando desde el exterior te piden que hagas una previsión sobre las medidas que tomaría un próximo Gobierno del PP y has de responder honestamente -en mi caso no hay otra forma-, te encuentras en la desagradable situación de, o bien tener que dar una serie de explicaciones previas sobre peculiaridades locales de nuestra arena mediática, innecesarias en un país maduro, o bien has de correr riesgos profesionales basados en la confianza, jugándotela en previsiones arriesgadas. No debería ser así: Mariano Rajoy (MR) es un político más que conocido y las propuestas de su partido son públicas y de fácil acceso. Pero por lo visto no puede ser de otra forma.

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