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Hipotecas rentables

Llevamos ya unos años en que la hipoteca no es rentable en sí misma, sino por los productos y servicios vinculados que el cliente debe aceptar a cambio de unos tipos artificialmente jibarizados

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Los bancos no lo están pasando nada bien. Atrás quedaron los tiempos, que difícilmente volverán, de opíparos márgenes financieros y boyantes rentabilidades que les permitían lucir palmito en las pasarelas de unas economías entonces poco globalizadas y aún menos competidas.

Ambas cosas —globalización y competencia—, además de alguna otra, como una profunda crisis financiera y económica, han cambiado, y mucho, el panorama, y ahora los márgenes son muy estrechos, las rentabilidades menguantes, a la par que las cotizaciones, lo que agrava la situación por las crecientes necesidades de capital. De momento, aguantan el tipo reduciendo estructura, pero el negocio tradicional está más difícil que nunca.

Los balances de las entidades no engañan: estrechamiento de márgenes y poca rentabilidad, en un marco de tipos de interés absurdamente bajos, o menos que bajos, y en un contexto en que solo se puede ganar por volumen, dado el minúsculo rendimiento del crédito, básicamente del hipotecario. Bien es cierto que, por este lado, las ofertas a tipo fijo cuajan, pese a la sombra de la eliminación de las cláusulas suelo, cuya retroactividad hasta 2009 pende, para antes de fin año, sobre los balances del 95% de los bancos: es una de cal y una de arena.

Es la hora de actuar, y aún hay cosas por hacer. Cosas rentables. Las entidades tendrán que hacer caso —o no— al poeta griego Píndaro cuando dijo: “Aprovecha la oportunidad en todas las cosas; no hay mérito mejor”.

Llevamos ya unos años en que la hipoteca no es rentable en sí misma, sino por los productos y servicios vinculados que el cliente debe aceptar a cambio de unos tipos artificialmente jibarizados; el banco necesita que la hipoteca sea rentable por sí misma. Quizá sea este el primer paso para la recuperación del pulmón de la rentabilidad, el oxígeno por el que respiran los balances.

Si los bancos, como parece, están apostando por el crédito al consumo, ¿por qué despreciarían la posibilidad de hacerlo con garantía hipotecaria?

Es posible hacerlo; se está haciendo, de hecho. Me refiero a operaciones que, de momento, complementan el incremento de la producción hipotecaria, pero con elevada rentabilidad intrínseca (de un 20% ROE). Eso sí es una hipoteca rentable. Con estas operaciones no es necesario convertir la red de oficinas en supermercados de otras cosas que no son depósitos y créditos. ¿Existe tal cosa? ¿Es el bálsamo de Fierabrás?

Consolidación de deudas

No, no es un bálsamo, y sí, existen esas operaciones. Son hipotecas cuyo fin es distinto a la adquisición de vivienda. Nosotros mismos llevamos más de 10 años invirtiendo en la generación de carteras hipotecarias por consolidación de deudas de clientes con buenos perfiles, operaciones de poco riesgo y alta rentabilidad. Repito, buenos clientes, de impecable trayectoria en su comportamiento de pagos.

Si los bancos, como parece, están apostando por el crédito al consumo, ¿por qué despreciarían la posibilidad de hacerlo con garantía hipotecaria? Es cierto que algunas entidades lo están viendo claro, pero no lo es menos que hay tanto negocio del bueno, del financiero, el de márgenes aceptables, que no está de más dar un toque de atención sobre ello. Sobre todo porque supone no solo un buen negocio en sí mismo, sino que es negocio que se arrebata a un competidor. Bien saben los bancos lo preciado que es, hoy en día, un buen cliente al que tienen opción de captar.

Como dijo Winston Churchill, “un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, y un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad”. Esto es en lo que hay que fijarse.

*Luis Javaloyes. CEO de Agencia Negociadora.

Los bancos no lo están pasando nada bien. Atrás quedaron los tiempos, que difícilmente volverán, de opíparos márgenes financieros y boyantes rentabilidades que les permitían lucir palmito en las pasarelas de unas economías entonces poco globalizadas y aún menos competidas.

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