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No, en Oxfam no exageramos: la desigualdad sigue creciendo
Hay quien critica nuestro análisis por no descontar la riqueza 'negativa' o deudas en el primer decil. Pero es difícil cuestionar lo abrumador de los datos basándose en lo anecdótico
Las ocho personas más ricas poseen ya tanta riqueza como la mitad más pobre del planeta, 3.600 millones de personas. Desde 2015, el 1% del planeta tiene ya más que el 99%. La tendencia hacia la superconcentración de la riqueza sigue acelerándose. Si la superconcentración de riqueza sigue este ritmo de crecimiento, podríamos tener el primer 'billonario' del mundo en tan solo 25 años, alguien con un patrimonio cercano a todo el PIB de España en la actualidad. Gastando un millón de dólares al día, esta persona necesitaría 2.738 años para acabar con toda su fortuna.
Sí, la concentración de riqueza sigue agudizándose. Oxfam lleva cuatro años alertando sobre esta crisis de superconcentración de riqueza. En este tiempo, hemos pasado de ver cómo primero la fortuna de 85 personas representaba tanto como la mitad del planeta, a tan solo ocho este año. No es que tratemos de ser alarmistas, es lo que reflejan los datos. Y lo realmente grave del análisis de este año es que esta brecha se hace cada vez más grande, principalmente porque los más vulnerables son más pobres de lo que inicialmente estimábamos. La riqueza en manos de la mitad más pobre se ha reducido en un billón de dólares en el último año.
En España, el 1% de la población española con mayor patrimonio acaparaba en 2016 una cuarta parte (27,4%) de la riqueza conjunta del país, mientras el 20% más pobre se queda con un exiguo 0,1%. La fortuna de los tres más ricos de nuestro país es equivalente a la del 30% más pobre. La reactivación económica desde 2014 no parece estar garantizando las mismas oportunidades para todos. En el último año hay 7.000 nuevos millonarios en nuestro país, casi 20 al día. Y mientras la riqueza de los que más tienen se mantuvo estable este último año o incluso creció un 3% para estas tres personas, el 30% de las personas más pobres del país perdió un 30% de lo que poseía.
La brecha se ensancha por abajo, y es una tendencia que se aprecia en otros países y regiones. No es que los ricos se hagan más ricos, es que los pobres se hacen más pobres. Para este informe de Oxfam, trabajamos a partir de la base de datos que cada año elabora Crédit Suisse, el Global Wealth Report y su Databook, que nos ofrece en estos momentos el análisis más ajustado que existe. La fuente principal son los microdatos que elaboran los distintos gobiernos, con escasa difusión y difícil elaboración en muchos países. En España, por ejemplo, provienen de la 'Encuesta financiera' del Banco de España. Este año, se ha logrado contar con datos más exhaustivos y actualizados, en particular de China e India, que reflejan que el 50% del planeta tiene aún menos de lo que se estimaba. De ahí que el salto con respecto al año pasado sea tan grande y la brecha entre ricos y pobres parezca obscena.
Es probable que la desigualdad sea aún mayor. Se subestima el patrimonio de los más ricos porque no se contabiliza lo que tienen en paraísos fiscales
Es probable que la desigualdad en el mundo sea aún mayor. Estas encuestas tienden a subestimar considerablemente el patrimonio de los más ricos. En algunos casos, porque no se contabiliza lo que tienen oculto en paraísos fiscales. Y estimar la riqueza individual oculta no es, por su propia naturaleza, tarea fácil. Gabriel Zucman calcula que puede alcanzar los 7,6 billones de dólares, lo que supone unas pérdidas fiscales de 190.000 millones de dólares en el mundo. Otros expertos, como el economista James Henry, que anteriormente trabajaba como economista jefe en McKinsey & Co, llega a estimar que las cifras pueden rondar más bien entre los 21 y los 32 billones de dólares. Estos datos hacen tan solo referencia a la estimación de riqueza individual oculta. Los activos de grandes empresas 'aparcados' en paraísos fiscales pueden elevarse también de forma considerable. Tan solo como ejemplo, Oxfam calculaba este año pasado que las 50 principales empresas norteamericanas tenían 1,4 billones de dólares 'offshore', lo que costaba al fisco de este país 111.000 millones de dólares.
Hay quien reprocha a este análisis ser “exagerado” al no considerar más que los activos financieros y los valores patrimoniales, y no descontar la riqueza 'negativa' o deudas en el primer decil. Vayamos por partes. Los microdatos estadísticos y las proyecciones econométricas de los expertos de Crédit Suisse no hilan tan fino. Pero el efecto agregado de las pocas cabezas de ganado, gallinas o pequeñas parcelas en manos de la población más pobre en los datos de riqueza global es estadísticamente poco relevante. No lo es, claro está, para estas familias. En el seno de una familia pobre, contar con un recurso tan valioso como alguna cabeza de ganado marca la diferencia básica entre poder subsistir o no. Pero es difícil cuestionar lo abrumador de los datos basándonos en lo meramente anecdótico.
En el 10% inferior de la escala de distribución de la riqueza aparece un nivel de 'riqueza negativa' que este año es más elevado que nunca. ¿Qué suponen estos datos? En España, que se contabilice un mayor nivel de endeudamiento entre la población que se encuentra en este decil más bajo muestra un incremento de la vulnerabilidad. A nivel global, por las diferentes tipologías de países, nos podemos encontrar con que en este nivel más bajo de la distribución de la riqueza se encuentren, sin embargo, personas que no se consideran pobres a pesar de figurar en este grupo. Pueden ser recién licenciados de universidades de élite que han contraído créditos universitarios. Es recurrente hacer referencia a los estudiantes de Harvard. Serán unos 20.000 estudiantes al año los que se licencien en esta prestigiosa universidad, y es cierto que el nivel de endeudamiento de los estudiantes en este país ha llegado a niveles muy preocupantes, pero a nivel global no suponen tanto como para invisibilizar la pobreza de tantos millones de personas que no tienen absolutamente nada. Además, el 70% de las personas que se encuentran entre la mitad más pobre de la población mundial vive en países de renta baja. Su deuda neta tan solo equivale a 1,1 billones de dólares y apenas supone un 0,4% de la riqueza total. Si no se tuviera en cuenta la deuda neta global, la riqueza de esta mitad más pobre ascendería a 1,5 billones de dólares. En ese caso, tan solo 56 personas tendrían tanto como la mitad más pobre del planeta. El resultado sigue siendo escandaloso.
No son datos para el optimismo, ciertamente. Sin embargo, algunos quieren celebrar que los datos agregados muestran una reducción de la desigualdad global entre países. Pero lo cierto es que se está produciendo un empeoramiento de la desigualdad dentro de los países. Siete de cada 10 personas viven en un país en el que la desigualdad ha aumentado en los últimos 30 años (lo dice el Banco Mundial), y una de cada nueve personas en el mundo aún vive con menos de 1,90 dólares al día, es decir, en condiciones de pobreza extrema. Sin duda alguna, el problema principal al que debemos enfrentarnos es la pobreza, pero la desigualdad es el síntoma y una barrera que agrava esta lucha e incluso supone un retroceso en logros adquiridos, como el Banco Mundial alerta también.
Hay quienes querrán ver en este informe un puro ejercicio de alarmismo mediático y nos tacharán de 'antirricos' o 'anticapitalistas'
Pongamos el caso de Vietnam. Desde muchos puntos, Vietnam es visto como un caso de éxito. Un país con tasas de crecimiento por encima del promedio de la región, que ha logrado sacar a 32 millones de personas de la pobreza extrema desde los años noventa, que ha logrado alcanzar la mayoría de los objetivos de desarrollo del milenio y que desde 2009 está ya en la liga de los países de renta media. Sin embargo, en las últimas dos décadas, la desigualdad no ha dejado de crecer. En 2014, ya había 210 ultrarricos (con un patrimonio neto superior a los 30 millones de dólares), equivalente al 12% del PIB del país. El hombre más rico de Vietnam gana en un día lo que un ciudadano del decil más pobre en 10 años.
De hecho, el Banco Asiático de Desarrollo alerta de que la desigualdad económica es un freno para seguir avanzando hacia la reducción de la pobreza y que 240 millones de personas más podrían haber salido de la pobreza estos últimos años si el crecimiento económico no hubiera beneficiado esencialmente a los que más tienen.
En América Latina, que sigue siendo la región más desigual del planeta, el cambio de ciclo económico activa también las señales de alerta. En los últimos 10 años, 60 millones de personas salieron de la pobreza. Pero en 2015, en que se han dado las tasas de crecimiento más elevadas desde los años ochenta, siete millones de personas volvieron a ser pobres y cinco millones, indigentes. En el lado opuesto, 32 personas acumulan la misma riqueza que el 50% de la población más pobre de la región. Una persona de una familia en el decil más bajo de Honduras tardaría 603 años en ganar lo mismo que una persona de una familia multimillonaria con los rendimientos de su patrimonio. Tendría que haber empezado a trabajar 50 años antes de la llegada de Colón a América, en realidad.
En Oxfam hemos calculado que si entre 2011 y 2019 la desigualdad en la región se redujera en cinco puntos, unos 17,4 millones de personas podrían salir de la pobreza.
Lo que diferencia a los que más tienen es su valor patrimonial y el conjunto de sus activos financieros, no el salario que perciben
Medir la concentración de riqueza tiene su importancia. Lo que diferencia a los que más tienen es su valor patrimonial y el conjunto de sus activos financieros, no el salario que perciben. En el otro extremo, para los que menos tienen, su escaso patrimonio representa su capacidad para hacer frente a situaciones adversas en su vida y su futuro —enfermedades, accidentes, falta de ingresos—. También determina la capacidad de aprovechar oportunidades para generaciones futuras. Incluso de inversión (o microinversión). Para muchos expertos, la riqueza heredada es una de las causas que perpetúan la desigualdad económica, especialmente cuando muchos países no aplican gravámenes o no logran recaudarlos. Durante los próximos 20 años, 500 personas llegarán a tener 2,1 billones de dólares, el equivalente al PIB de India en la actualidad, un país con 1.300 millones de habitantes. Una tercera parte del patrimonio de los 1.810 milmillonarios del mundo (individuos con una fortuna neta superior a los 1.000 millones de dólares) tiene su origen en la fortuna heredada.
A nivel global, la desigualdad de rentas es muy inferior a la desigualdad de patrimonio. Sin embargo, y sin confundir ambas magnitudes, están estrechamente interrelacionadas. En lo cotidiano, para los que menos tienen las desigualdades de rentas son más graves, porque con ellas se deben cubrir necesidades básicas o apremiantes. Desde un punto de vista sistémico, la concentración de riqueza extrema nos lleva a una concentración de poder y a la configuración de un modelo económico y político al servicio de los intereses de una minoría en lugar de las necesidades del conjunto. Quienes se sitúan en ese 1% aprovechan su capacidad de influencia para influir sobre la formulación de leyes que antepongan sus intereses.
La concentración de riqueza extrema nos lleva a una concentración de poder
Medir la desigualdad en la renta nos acerca a las condiciones de vida cotidiana del conjunto de los ciudadanos. Son los ingresos resultado de su trabajo o de las transferencias sociales que pueden estar percibiendo e incluso, para algunos, las rentas del capital. Los niveles de renta han mejorado en todos los países del mundo en los últimos 50 años. Pero en términos netos, el impacto es muy diferenciado. Los ingresos del 10% mas pobre de la población mundial apenas han aumentado en tres dólares al año desde 1988 a 2011, mientras que para el 1% más rico han crecido 182 veces más.
Incremento de los ingresos mundiales por deciles, 1988–2011
En términos de renta, España se sitúa peor que sus vecinos y que otras economías avanzadas, aunque en general la distribución de la renta no resulta tan extrema como la de la riqueza. La renta per cápita en España es hoy peor de lo que era hace 10 años. La evolución de la desigualdad de ingresos durante los últimos años de crecimiento económico también muestra que la renta de las personas con mayores ingresos ha crecido más rápidamente que la de los más pobres. Desde el inicio de la crisis, España se ha convertido en el segundo país de la Unión Europea, tras Chipre, donde más ha crecido la desigualdad de renta, 20 veces más que el promedio europeo. La desigualdad ha aumentado con el estallido de la crisis y sigue haciéndolo en estos tres últimos años de reactivación económica (0,9% desde 2013). La mejoría de los datos macroeconómicos no logra reducir la desigualdad en nuestro país.
La desigualdad económica en su conjunto, tanto de ingresos como de riqueza, está estrechamente asociada a la igualdad de oportunidades y a la movilidad social. Son magnitudes diferentes, pero estrechamente interrelacionadas. La desigualdad extrema también tiene un enorme impacto mayor en las vidas de las mujeres, al estar sobrerrepresentadas en los sectores con peores salarios y sufrir mayores niveles de discriminación en el ámbito laboral. Al ritmo actual, llevará 170 años alcanzar la igualdad salarial entre hombres y mujeres.
Desde el inicio de la crisis, España se ha convertido en el segundo país de la Unión Europea, tras Chipre, donde más ha crecido la desigualdad de renta
Hay quienes querrán ver en este informe, 'Una economía para el 99%', un puro ejercicio de alarmismo mediático y nos tacharán de 'antirricos' o 'anticapitalistas'. La intención detrás de este informe y de esta campaña no es el morbo anecdótico que puedan generar los nombres de los ocho más ricos del planeta, ni los tres de España. Ponerles cara siempre ayuda a que no parezca una pura entelequia sino, en cierta forma, a hacer más tangible esta realidad. Lo que nos preocupa es la orientación de las políticas, el funcionamiento de la práctica empresarial y las dinámicas que llevan a esta espiral de crecimiento de la desigualdad que hace más vulnerables a los que menos tienen. Pero la desigualdad extrema no es inevitable. Hemos llegado a este modelo de economía excluyente como resultado de políticas que han tenido impactos nefastos en millones de personas. Desde la política también se puede revertir.
El mes pasado, 13 de los más prestigiosos economistas del mundo, incluyendo al Premio Nobel Joseph Stiglitz y cuatro ex economistas jefe del Banco Mundial publicaron una declaración conjunta reconociendo que “es evidente en estos momentos que algunas de las recomendaciones de la economía más tradicional no han funcionado”, planteando también una serie de principios que deberían orientar un sistema económico alternativo.
La desigualdad amenaza la lucha contra la pobreza y la estabilidad social. Este es el verdadero combate. Y para lograrlo, es urgente reorientar los modelos empresariales y el sistema político hacia una economía que deje de estar al servicio del 1% y empiece a funcionar para el 99%.
*Susana Ruiz, responsable de Justicia Fiscal de Oxfam Intermón.
Las ocho personas más ricas poseen ya tanta riqueza como la mitad más pobre del planeta, 3.600 millones de personas. Desde 2015, el 1% del planeta tiene ya más que el 99%. La tendencia hacia la superconcentración de la riqueza sigue acelerándose. Si la superconcentración de riqueza sigue este ritmo de crecimiento, podríamos tener el primer 'billonario' del mundo en tan solo 25 años, alguien con un patrimonio cercano a todo el PIB de España en la actualidad. Gastando un millón de dólares al día, esta persona necesitaría 2.738 años para acabar con toda su fortuna.