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Presupuestos de ingresos del PP y Ciudadanos: injustos y tramposos
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Presupuestos de ingresos del PP y Ciudadanos: injustos y tramposos

Los cambios publicitados son fundamentalmente de reducción de impuestos. Pero, aparte de tratarse de modificaciones en todo caso menores, las mismas no benefician a las personas con rentas bajas

Foto: Montoro, cuando se entregó el proyecto de PGE en el Congreso. (EFE)
Montoro, cuando se entregó el proyecto de PGE en el Congreso. (EFE)

En la última semana de abril, se sustanciarán en votación parlamentaria las enmiendas a la totalidad presentadas contra el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2018 aprobado por el Gobierno del Partido Popular. Parece que las cartas ya se han puesto boca arriba y el PNV impedirá que PP y Ciudadanos sean derrotados. Y eso que sobran los motivos para rechazar las cuentas públicas.

Hay dos pilares en los Presupuestos Generales del Estado: el de los gastos, en el que se indica qué actuaciones políticas se pretenden llevar a cabo; y el de los ingresos, que indica cómo se van a financiar tales actuaciones. Obviamente, el abanico de posibilidades es inmenso, por lo que dependiendo de su materialización concreta, los Presupuestos pueden tener un grado mayor o menor de justicia. Es evidente que, en el caso del proyecto presentado por el Gobierno del PP y apoyado por Ciudadanos, no hay duda de qué opción se ha escogido: la de hacer aún más injustos los Presupuestos. En concreto, pretendemos llamar la atención en este artículo sobre las razones que justifican la enmienda a la totalidad sobre los Presupuestos en materia de ingresos.

En primer lugar, hay que resaltar que los cambios publicitados son fundamentalmente de reducción de impuestos. Pero, aparte de tratarse de modificaciones en todo caso menores, las mismas no benefician a las personas con rentas más bajas, puesto que para poder pagar menos impuestos tienes primero que tener la obligación de pagarlos y solo hacen la declaración de la renta unos 20 millones de personas de 46 millones que habitan el país. Es decir, que las personas con menos renta, como las paradas o las personas sin ingresos, no se van a beneficiar de los pequeños guiños del Gobierno como el aumento en la exención del IRPF, el cheque guardería o el cheque familiar.

El proyecto de Presupuestos prevé que aumenten mucho más los ingresos de los impuestos indirectos, incrementando así la regresividad

En segundo lugar, el proyecto de Presupuestos prevé que aumenten mucho más los ingresos de los impuestos indirectos (IVA, iImpuestos especiales…) que los de los directos (impuesto de sociedades, IRPF…), incrementando por lo tanto la regresividad del sistema y haciéndolo más injusto. De hecho, esto no hace sino empeorar la penosa situación de nuestro sistema tributario en comparación con los de otros países, pues el peso de los impuestos directos (excluida la Seguridad Social) respecto a la recaudación total en España es actualmente dos puntos del PIB más bajo que la media de la Unión Europea y muy alejado de los niveles de Alemania e Italia.

Foto: El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro (Efe)

El impuesto que lograría un aumento más notable de recaudación en 2018 sería el IVA (7.928 millones de euros), que es precisamente uno de los impuestos más injustos, ya que paga el mismo importe y porcentaje la persona multimillonaria que la que no tiene ingresos, y que, de acuerdo con las estimaciones del sindicato de técnicos de Hacienda (Gestha), perjudica la capacidad adquisitiva del 82,2% de los ciudadanos que declaran ganar menos de 30.000 euros (a los que habría que sumar aquellos que no presentan declaración de la renta por sus escasos ingresos). El siguiente impuesto de mayor crecimiento en recaudación sería el IRPF (5.018 millones de euros), que a pesar de ser un impuesto directo, desde las reformas llevadas a cabo por el PSOE y el PP se ha vuelto más injusto, ya que el acortamiento en el número de tramos reduce la discriminación por renta y la minoración de los tipos nominales más elevados provoca una menor carga fiscal a los más adinerados. En cambio, se prevé que el incremento de recaudación por el impuesto de sociedades, que es el que pagan las empresas por sus beneficios, será muy reducido (1.115 millones de euros), en parte por un desorbitado incremento de los beneficios fiscales del 62%, lo que no hace sino agravar el menguante peso que supone este impuesto en el total de la recaudación. De hecho, desde el año 2007, este peso ha caído en 10,79 puntos porcentuales, lo que ha sido compensado con un incremento del IVA en 6,25 puntos, del IRPF en 2,89, de impuestos especiales en 0,43, y de otros ingresos en 1,22. En definitiva, las empresas contribuyen menos en importe, menos en relación a la riqueza del país y menos en relación al total de la recaudación. Todo ello revela cuál es la intención del Gobierno: que la carga tributaria recaiga cada vez más sobre trabajadores y trabajadoras y menos sobre las empresas.

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Por otro lado, estos Presupuestos de ingresos se pueden calificar de un ejercicio absolutamente fantasioso sin base de realidad alguna. Inflan claramente los ingresos que supuestamente va a obtener el Estado, con la única intención de mostrar unos Presupuestos más expansivos y poder obtener los votos para aprobarlos, pero lo cierto es que este Gobierno no ha acertado con sus estimaciones ni un solo año (llegando incluso a 'equivocarse' por más de 7.000 millones de euros en el año 2017).

Este proyecto plantea un incremento global de recaudación más del doble superior al alcanzado en 2017 con respecto a 2016, ya que prevé un crecimiento de ingresos tributarios del 8,3% frente al 4,1% del ejercicio anterior. En IRPF, se estima un crecimiento del 6%, lo que es imposible que ocurra cuando los salarios solo se prevé que crezcan un 1,1% (y ya veremos si aciertan: el Gobierno estimó que en 2017 los salarios crecerían un 1,1% y finalmente crecieron un 0,14%), cuando la creación de empleo perderá fuerza (un 2,5% frente al 2,8% de 2017), cuando la economía crecerá menos (2,7% frente a 3,1%) y cuando se aprobarían bonificaciones y ampliaría el mínimo exento (la mayor parte de los empleos que se crearán no tributarán por IRPF).

Foto: Un trabajador carga con un barril en Málaga. (Reuters)

De hecho, en los dos primeros meses de 2018, la recaudación por IRPF solo ha aumentado un 2%. Jamás se ha conseguido en la serie histórica de recaudación del IRPF un incremento de más de 5.000 millones de euros como ahora prevén estos Presupuestos. Curiosamente, lo hacen al mismo tiempo que venden a la opinión pública que 'rebajan los impuestos' y plantean un incremento récord de la recaudación tributaria del IRPF.

Tampoco es creíble el crecimiento de la recaudación de IVA del 12,5%, 7.928 millones de euros, fiándolo todo a un incremento de la actividad económica y al mismo tiempo que se hace un retoque a la baja en el IVA cultural. Ni con la importante subida de tipos del IVA en 2012 se lograron incrementos de recaudación al nivel de los que están pronosticando ahora. Se trata de un ejercicio de imaginación carente completamente de rigor.

Una década perversa

Y es que, por mucho que sobre el papel se plasmen ciertos incrementos de ingresos, lo cierto es que España recauda más de siete puntos porcentuales del PIB menos que la media europea, lo que sitúa a nuestra economía en el puesto número 21 en el 'ranking' de la Unión Europea. Y, lejos de actuar para reducir esta brecha, el Gobierno del PP ha aprobado reformas fiscales que incrementan esa distancia con respecto a nuestros vecinos. Según la propia Comisión Europea, la reforma fiscal de 2014 supuso una pérdida de más de 12.400 millones entre los años 2015 y 2016. Por su parte, la Agencia Tributaria reconoce que la reforma del IRPF y del impuesto de sociedades en 2017 añadió una nueva pérdida de más de 2.200 millones de euros. Ahora, con los cambios en este proyecto de Presupuestos, la pérdida de ingresos se incrementaría en otros 2.000 millones de euros.

La crisis económica supuso una recomposición en la recaudación en perjuicio de la mayoría social y una disminución con respecto la riqueza del país

La dinámica de la última década ha sido perversa en materia de ingresos tributarios. El ciclo de la crisis ha supuesto una clara recomposición en la recaudación en perjuicio de la mayoría social y una disminución de la misma con respecto a la riqueza del país medida en términos de producto interior bruto. Hemos pasado del 18,6% en 2007 al 16,7% en 2017. Sin que estemos de acuerdo con la recaudación y su distribución en ese año, si se hubiera mantenido durante los años de esta década, el Estado español habría recaudado 294.000 millones de euros adicionales. En vez de eso, los hemos pedido prestados al sistema financiero. Jugada redonda… para las élites.

Por supuesto que hay alternativa a las recetas fiscales en materia de ingresos tributarios que impone la derecha política y económica. Y pasa por eliminar los efectos contrarios a los principios de progresividad y equidad que consagra el artículo 31 de la Constitución, legislar para evitar la elusión de las grandes fortunas y redefinir las exenciones y reducciones tributarias que dan ventaja fundamentalmente a quienes más patrimonio acumulan.

Eso sí, no esperen que lo hagan quienes están al servicio precisamente de quienes se benefician de esa forma de actuar.

En la última semana de abril, se sustanciarán en votación parlamentaria las enmiendas a la totalidad presentadas contra el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2018 aprobado por el Gobierno del Partido Popular. Parece que las cartas ya se han puesto boca arriba y el PNV impedirá que PP y Ciudadanos sean derrotados. Y eso que sobran los motivos para rechazar las cuentas públicas.

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