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Moción de censura: pasar página, también en lo económico
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Nacho Álvarez

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Moción de censura: pasar página, también en lo económico

El Gobierno se esfuerza en trasladar un mensaje a la ciudadanía y al resto de fuerzas políticas: deben ustedes elegir entre nosotros o la inestabilidad económica y el fin de la recuperación

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Congreso. (EFE)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Congreso. (EFE)

En estos momentos previos a la moción de censura, el Gobierno se esfuerza en trasladar un mensaje a la ciudadanía y al resto de fuerzas políticas: deben ustedes elegir entre nosotros o la inestabilidad económica y el fin de la recuperación.

Esta supuesta elección es falsa. El Ejecutivo de Rajoy no solo es un Gobierno enfangado en un lodazal de corrupción, que amenaza con erosionar profundamente nuestra democracia. Es, además, un Gobierno que deja tras de sí una legislatura estéril en materia económica, cuando no contraproducente.

Las principales medidas de este Gobierno en materia económica tuvieron lugar en la legislatura anterior. Después de 2015, el Gobierno apenas ha legislado en este campo.

Foto: Salarios.

Así, Rajoy sigue vendiendo como su principal triunfo económico una reforma laboral, la de 2012, que habría supuestamente permitido impulsar la recuperación, crear empleo y dinamizar el sector exportador. Ya sabemos que el empleo que se está creando —como consecuencia precisamente de la reforma laboral— es un empleo muy precario e inestable. Pero, además, dicha reforma no ha alterado la relación existente entre el ritmo de creación de empleo y el crecimiento económico: es similar al existente en las décadas previas a la crisis. Es decir, que en periodos de crecimiento económico, nuestra economía seguirá creando rápidamente empleo —de mala calidad—, para pasar a destruirlo rápidamente, como ha sucedido hasta la fecha, en momentos de crisis.

Además, la tasa de crecimiento de las exportaciones durante el periodo 2010-2017 es muy similar a la que tuvimos en 2000-2007: la idea de que la devaluación salarial ha generado ganancias de competitividad y un 'boom' exportador no se puede sostener. De no ser por la evolución de los precios del petróleo, hoy volveríamos a tener los tradicionales desajustes externos de nuestra economía.

La reforma laboral y la austeridad fiscal —principales medidas económicas de Rajoy— no solo no han resuelto los problemas de fondo de nuestra economía, sino que además han profundizado otros. Han incrementado las desigualdades sociales y la pobreza laboral, han erosionado los servicios públicos fundamentales y han postergado la inversión pública, también en investigación y desarrollo.

España crece por los vientos de cola que nos han empujado desde el exterior, que empiezan a agotarse

Después de 2015, la segunda legislatura de Rajoy ha instalado la política económica en la más absoluta parálisis. El Gobierno ha terminado aprobando Presupuestos con un año de retraso, y con techos de gasto que consolidaban los recortes de periodos anteriores. Además, no ha sido capaz de avanzar en la reforma de la financiación autonómica, ni en la necesaria Ley de Transición Energética. No ha conseguido tampoco garantizar la estabilidad y suficiencia futura de nuestro sistema de pensiones.

España crece por los vientos de cola que nos han empujado desde el exterior, que empiezan a agotarse. Lo hace, además, con precariedad laboral crónica, sin corregir la desigualdad ni la dependencia energética, y manteniendo el mismo patrón sectorial que en periodos anteriores (es decir, con un escaso desarrollo de los sectores más productivos de la economía). ¿Conocen ustedes alguna iniciativa gubernamental dirigida a abordar seriamente alguno de estos desafíos?

La progresiva subida de los precios del petróleo y de los tipos de interés, que se puede producir en el futuro próximo, podría afectar intensamente a una economía fuertemente dependiente del consumo de combustibles fósiles, y muy endeudada, como es la nuestra. Sin embargo, el Gobierno no ha adoptado medidas para prevenirlo. Es más, al asfixiar la recuperación de la inversión pública con una austeridad sostenida en el tiempo, impide construir nuevos pilares que apuntalen el crecimiento a medida que se vayan agotando los vientos de cola.

Foto: Movilización en defensa de las pensiones dignas en Madrid. (EFE) Opinión

En lugar de avanzar en una reforma tributaria de calado, que profundice la progresividad de nuestro sistema fiscal y nos acerque a Europa, el Ejecutivo del Partido Popular ha hecho todo lo contrario, socavando las ya frágiles capacidades recaudadoras de nuestro sistema. Con ello, nuestro país tiene hoy más difícil volver a alcanzar los niveles de sanidad y gasto educativo por habitante que teníamos hace algunos años, o desarrollar un plan de inversión pública que facilite el desarrollo de nuevas infraestructuras verdes.

La moción de censura no solo debe servir para abrir un tiempo nuevo, de regeneración democrática en nuestro país. También es la oportunidad para poner fin a un tiempo estéril en lo económico y dar paso a una nueva agenda: terminar con la precariedad, impulsar la transformación productiva, avanzar en la transición energética y desarrollar un plan de rentas que garantice unos ingresos suficientes a quienes carecen de empleo. La decisión está en manos de sus señorías.

*Nacho Álvarez, Jorge Uxó y Alberto Montero, miembros de la Secretaría de Economía de Podemos.

En estos momentos previos a la moción de censura, el Gobierno se esfuerza en trasladar un mensaje a la ciudadanía y al resto de fuerzas políticas: deben ustedes elegir entre nosotros o la inestabilidad económica y el fin de la recuperación.

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