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El despacho DWF: de la bolsa de Londres a España

Marc Gericó, Managing Partner de Gericó Associates, sobre los casos históricos, desafíos y futuro de las firmas de abogados en bolsa

Foto: El distrito financiero de Londres. (Reuters)
El distrito financiero de Londres. (Reuters)

Corría el año 2007 cuando la pionera firma Slater and Gordon —especializada en daños personales y demandas colectivas— optó por una estrategia de crecimiento inusual para las firmas de abogados: la salida a bolsa. Con ello, la firma australiana fundada en 1935 en Melbourne, se iba a convertir en la primera salida a bolsa de un despacho de abogados en el mundo.

¿Cuál fue el punto de inflexión? En 2001, la normativa australiana se flexibilizó y permitió que accionistas externos —no abogados— pudieran entrar en el capital de los bufetes. Sin embargo, tuvo que pasar una década (2012), para que esa liberalización llegara a uno de los mercados legales punteros: el británico. Tres años después del cambio regulatorio, Gateley, despacho de la abogacía de los negocios, fue la primera firma británica en lanzarse a la aventura de la cotización en Bolsa, logrando una capitalización de más de 140 millones de euros. Mientras, en el otro mercado legal de referencia por excelencia, Estados Unidos, aún siguen deshojando la margarita de la liberalización y, mientras tanto, los no abogados siguen teniendo vetada la entrada al equity.

Foto: Los despachos de abogados internacionales encabezan el 'ranking' de mejores pagadores. (iStock)

El caso de DWF

Si bien al despacho británico DWF (anteriormente conocido como Davies Wallis Foyster) aún le queda recorrido para ser considerado un despacho verdaderamente global, en los últimos años ha experimentado —en parte gracias a fusiones e integraciones— un crecimiento impactante.

La firma, que cuenta con más de 1.200 abogados, tuvo unos ingresos al cierre del ejercicio británico de 2018 (abril) de 236 millones de libras (+18%). Con esa facturación, en España pasaría directamente a ser la segunda firma de más facturación, solo por detrás de Garrigues, la mayor firma de Europa continental.

Lo más destacado es que, gracias al crecimiento inorgánico, o lo que es lo mismo, a fusiones e integraciones, pasó de facturar unos discretos 71,5 millones de libras en 2010 a 187,1 millones en solo seis años (2016). En este vertiginoso ascenso hasta la cumbre, la firma pasó a contar en su vitrina con clientes de la talla de Barclays, Telefónica o el Royal Bank of Scotland, entre otros.

placeholder FILE PHOTO: An unidentified man using a smart phone walks through London's Canary Wharf financial district in the evening light in London, Britain, September 28, 2018.   REUTERS Russell Boyce File Photo
FILE PHOTO: An unidentified man using a smart phone walks through London's Canary Wharf financial district in the evening light in London, Britain, September 28, 2018. REUTERS Russell Boyce File Photo

¿Uno de sus secretos? Su presidente es nada menos que (Sir) Nigel Knowles, uno de los grandes artífices de la conversión de DLA Piper en un auténtico titán mundial, quién fue sustituido más tarde por Juan Picón, ahora en las filas de Latham & Watkins.

El socio director de DWF, Andrew Leaitherland, explicaba muy llanamente en unas recientes declaraciones al Financial Times que más que una firma de abogados es “un negocio legal con tres partes: un despacho tradicional, una empresa de servicios legales y una empresa que brinda servicios relacionados”.

Un despacho tradicional, una empresa de servicios legales y una empresa que brinda servicios relacionados

Y en este contexto, llegó lo que algunos han calificado como un all in, aludiendo a la terminología del póker. En el pasado lunes 11 de marzo, “sonaba la campana” del London Stock Exchange y DWF alcanzaba una valoración de 366 millones –pese a los rumores que la situaban en más del doble- en la que ha pasado a ser la mayor oferta pública inicial de un despacho de abogados desde 2014. La firma británica dijo que venderá cerca de 78 millones de acciones a 1,22 libras la acción, en una oferta que asciende a 95,2 millones. En esta nueva etapa, DWF ha prometido importantes fichajes. Por el momento, parece que ha tomado a Dentons como punto de partida empezando a fichar socios de la policentrista firma.

La pregunta ahora es… ¿qué le deparará el futuro a DWF?

Se sigue apostando por España

Desde la llegada a nuestro país de Baker McKenzie en 1965 y de Clifford Chance en 1980, han sido más de una treintena de firmas las que han llegado a España. Entre las más recientes se encuentran Pinsent Masons –que cuenta con unos niveles excelentes de facturación teniendo en cuenta que se selló su llegada en 2017- y Fieldfisher que ha llegado integrando a la firma Jausas.

Sin embargo, aún se espera que lleguen muchas más firmas. Los incesantes rumores del sector legal apuntan a la llegada a corto y medio plazo de nuevos players entre los que se encontraría el mismísimo Norton Rose Fulbright o, como no, el propio DWF, que, tras abrir en el último año en Singapur, Italia en Qatar, todo apunto a que no tardará demasiado en acelerar las conversaciones abiertas que tiene en España. En declaraciones a un medio español a través de un portavoz, manifestó que “España ofrece una oportunidad en los sectores de tecnología, seguros y servicios financieros y actualmente es una presencia clave que nos falta en Europa continental. También sería un ancla en Europa para nuestra futura estrategia en América Latina”. Aviso a navegantes: continuará...

Corría el año 2007 cuando la pionera firma Slater and Gordon —especializada en daños personales y demandas colectivas— optó por una estrategia de crecimiento inusual para las firmas de abogados: la salida a bolsa. Con ello, la firma australiana fundada en 1935 en Melbourne, se iba a convertir en la primera salida a bolsa de un despacho de abogados en el mundo.

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