Es noticia
Medidas excepcionales para una crisis inédita
  1. Economía
  2. Tribuna
Tribuna EC10

Tribuna

Por

Medidas excepcionales para una crisis inédita

Actualmente se han rescatado ideas que fueron un anatema en el pasado o que resultan extravagantes en contextos de normalidad, pero que evidencian su atractivo o necesidad

Foto: La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde. (EFE)
La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde. (EFE)

El coronavirus ha sitiado, literalmente, nuestra sociedad. Para aguantar este asedio, la economía ha de resistir el tiempo que duren las medidas extraordinarias de contención y descongelarse con posterioridad. La situación no es anómala, sino inédita: mientras que en las crisis "normales" las autoridades tratan de estabilizar la economía y suavizar las caídas en actividad, demanda y empleo, en la actual son las propias autoridades las que buscan conscientemente detener la actividad para contener la pandemia. Si las medidas restrictivas se alargan o no consiguen vencer al virus, el legado social y económico de la crisis podría ser inmanejable.

Además, esta crisis tiene otra peculiaridad: puede ser peor que una guerra. Como recordaba Isidoro Tapia recientemente, en una guerra la actividad no se para del todo e impulsa ciertas actividades, como la industria. Pero en otro sentido, la situación es "mejor" que en una guerra: el tejido productivo está por ahora intacto. Los trabajadores y empresas no han perdido capital humano y no se ha destruido el 'stock' de capital físico o tecnológico (maquinaria, redes, infraestructuras). Sin embargo, lo irónico es que el grado de "intactez" (que dirían Les Luthiers) es irrelevante: la gravedad de la situación es tal que tres de los riesgos que esta crisis trae consigo —un riesgo propiamente económico, un riesgo de expectativas y un riesgo de liquidez— pueden combinarse y amplificarse en una espiral negativa difícil de detener. Y eso si no rebrota la crisis del euro, un riesgo adicional que los recientes estímulos del BCE parecen haber conjurado, al menos por ahora.

Así pues, una crisis inédita podría requerir medidas excepcionales y distintas a las planteadas hasta ahora. Actualmente, se están rescatando ideas que fueron un anatema en el pasado o que resultan extravagantes en contextos de normalidad, pero que ahora evidencian su atractivo o necesidad. En general siguen las "3T" recomendables de los estímulos anticrisis ('timely, targeted, temporary') y presentan limitaciones o inconvenientes, si bien merecen debatirse y considerarse.

Foto: EC
TE PUEDE INTERESAR
¿Cuánto aguantará el escudo del BCE contra la crisis del Covid-19?
Tom Fairless The Wall Street Journal

Comprador de último recurso: el estado podría convertirse en 'public buyer of last resort', adquiriendo todo lo que las empresas dejan de vender, a condición de que mantengan sus pagos a trabajadores, acreedores y proveedores. La idea aquí sería no solo mantener el flujo de financiación y liquidez, sino tratar de dejar intacto el tejido productivo. El estado podría, por ejemplo, adquirir todos los billetes de avión mientras duren las medidas restrictivas, tal y como proponen Emmanuel Saez y Gabriel Zucman, de Berkeley. Esta política dispara obviamente la deuda, pero puede tener sentido en un momento de crisis aguda y transitoria no causada por ninguna decisión empresarial y en la que cada sector sufre un impacto muy distinto por las restricciones impuestas.

Línea de emergencia de préstamos a hogares: los trabajadores y autónomos con pérdidas repentinas de renta tienen difícil acceder a créditos al consumo, con altos tipos de interés en general. Y con su solvencia deteriorada, generan mayor riesgo de crédito a las entidades. En su lugar, cabría extender créditos a hogares en forma de renta mensual, con un tope y salvaguardas de solvencia, una vez se levante la cuarentena.

"El BCE tiene una potencia de fuego ilimitada y, gracias a ello, puede cumplir su objetivo estatutario: una inflación próxima, aunque inferior, al 2%"

El BCE no puede realizar estas transferencias porque estas medidas de rentas son política fiscal y están prohibidas por el actual mandato estatutario. Pero los bancos sí pueden, mediante un vehículo de financiación que agregaría los préstamos en un instrumento que después adquiriría el Eurobanco, como una categoría especial y transitoria dentro de su programa de compra de activos. El BCE abriría una línea durante el periodo de emergencia que decidiera, fijando una cuantía mensual tope agregada o por país y compraría los préstamos. Después clausuraría el periodo de emergencia y la línea, comenzando un periodo de carencia antes de iniciarse la devolución del préstamo por parte de las familias. Además, los bancos también podrían "colocar" estos préstamos como colateral en el BCE y recibir financiación a cambio desde las facilidades habituales.

Dinero a espuertas del banco central ('helicopter money'): todas las necesidades fiscales de los países del euro podría financiarlas el BCE directamente, mediante una transferencia al tesoro que no le sería devuelta. Equivaldría a soltar miles de billetes desde un helicóptero, como en 'La casa de papel'. Este dinero quedaría reflejado, por ejemplo, como una anotación permanente en el activo del BCE. Para uno de sus proponentes, Jordi Galí, esta medida podría ser legalmente viable, articulándose como una excepción transitoria al mandato de independencia del banco central. Además, es una medida acorde al desafío, dado que el parón económico auspiciado por las medidas restrictivas augura deflación de precios. El BCE tiene una potencia de fuego ilimitada (puede imprimir tantos billetes como desee) y, gracias a ello, cumplir su objetivo estatutario: una inflación próxima, aunque inferior, al 2%.

Foto: Fila en una oficina de empleo de Madrid. (Reuters)

Completar la gobernanza del euro: otra idea que se ha barajado, entre otros por Luis Garicano, es la de desbloquear el medio billón del Mecanismo Europeo de Estabilidad para combatir los estragos de la crisis del Covid-19. La eurozona es un área con una política monetaria integrada pero una política fiscal nacional. Su modelo de gobernanza sigue siendo defectuoso, pese a la creación del MEDE y a la supervisión y resolución centralizada de los principales bancos. Se trataría ahora de utilizar los fondos del MEDE por vía de urgencia, lo que permitiría a su vez que el BCE comprara deuda ilimitadamente de los países en dificultades. Otra opción es que el ESM se endeudara emitiendo deuda con los que acolchar la crisis económica, una suerte de "coronabono". En paralelo, hay que terminar de fortificar el euro y acabar con sus fallas, emitiendo un activo seguro y solidario. Una deuda común ha sido siempre rechazada por los países centrales porque genera riesgos de mutualización (esto es, los alemanes temen que acaben pagando ellos las aventuras fiscales de los países periféricos). Pero los Sovereign Bond Back Securities que propone Garicano no implicarían costes fiscales ni mutualización de riesgos entre países. Y es más, no son una entelequia académica: los SBBS los aprobó recientemente el Parlamento Europeo y están en el tejado del Consejo esperando la luz verde.

Algunas de estas medidas son obviamente complementarias y podrían lanzarse simultáneamente. Por ejemplo, el MEDE o los países podrían emitir un "coronabono" que fuera adquirido por el BCE. Esta monetización directa o indirecta de los déficits fiscales podría ser atractiva, solo en esta ocasión y atendiendo a la específica naturaleza de esta crisis. Y no en vano parece estar ya considerándose.

*Fernando Gutiérrez del Arroyo es manager en YGroup Companies.

El coronavirus ha sitiado, literalmente, nuestra sociedad. Para aguantar este asedio, la economía ha de resistir el tiempo que duren las medidas extraordinarias de contención y descongelarse con posterioridad. La situación no es anómala, sino inédita: mientras que en las crisis "normales" las autoridades tratan de estabilizar la economía y suavizar las caídas en actividad, demanda y empleo, en la actual son las propias autoridades las que buscan conscientemente detener la actividad para contener la pandemia. Si las medidas restrictivas se alargan o no consiguen vencer al virus, el legado social y económico de la crisis podría ser inmanejable.

Banco Central Europeo (BCE) Luis Garicano Eurozona