Es noticia
El mundo emergente, sin vacuna para la dependencia del dólar
  1. Economía
  2. Tribuna
Alicia García Herrero

Tribuna

Por

El mundo emergente, sin vacuna para la dependencia del dólar

En estos países, el miedo a la pandemia se une, de manera inexorable, con el miedo a un dique seco en la financiación exterior

Foto: Imagen de Gerd Altmann en Pixabay.
Imagen de Gerd Altmann en Pixabay.

En su irreversible expansión, el covid-19 empezó a golpear al mundo emergente a mediados de marzo, mucho antes de que el aumento en el número de casos lo justificara. Aunque el miedo al contagio sin duda jugó un claro papel, el otro sin duda fue el repentino —y exorbitante— aumento en la aversión al riesgo, con el consiguiente derrumbamiento de los mercados financieros internacionales. Todo ello llevó a una huida hacia la moneda reserva, el dólar, encareciendo enormemente la financiación externa de empresas, instituciones financieras y países, especialmente aquellos que no cuentan con una moneda fuerte propia para financiarse, es decir, el mundo emergente.

Dentro de este mundo, los países que más dependen del capital extranjero o de ingresos externos, sea por exportaciones de materias primas, turismo o incluso remesas, fueron los más afectados por la escasez de dólares en el sistema financiero internacional, con fuertes aumentos en el coste de financiación, al producirse una salida súbita de capitales extranjeros de dimensiones muy superiores a las de las dos últimas ocasiones (2008 con la crisis financiera global y 2013 tras el anuncio de ‘tapering’ de la Reserva Federal).

Foto: (Reuters) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Dinero, mercados y el coronavirus
Rafael Salama

La situación ha mejorado, relativamente, desde finales de marzo, gracias a la extensión de líneas de liquidez bilaterales entre la Fed y un número selecto de bancos centrales, la mayoría de ellos en el mundo desarrollado. El problema con esta situación es que la Reserva Federal difícilmente podrá seguir ofreciendo dólares fuera de sus fronteras mucho más allá de lo que ha hecho hasta ahora, puesto que también está inyectando liquidez de manera desenfrenada dentro del sistema financiero americano.

La pregunta, por tanto, es si estos países emergentes sistémicos están preparados para afrontar una salida abrupta de capitales extranjeros. La respuesta depende de la duración del 'shock' y del país que tengamos en mente. Si el 'shock' es muy profundo y largo, muy pocos países, 'a priori' solo aquellos con una posición fiscal envidiable y enormes reservas internacionales, podrían hacer frente a la situación. Hablamos de China, Singapur, Corea y muy pocos más, y es importante notar que la mayoría están en Asia. Lo que es más probable, en cambio, es que el 'shock' sea profundo pero breve y que la mayor parte del mundo emergente necesite liquidez en dólares, de manera inmediata, para no tener que realizar un enorme ajuste de la actividad económica.

Foto: (iStock)

Por poner el tamaño del ajuste en contexto, el Fondo Monetario Internacional (FMI), en sus previsiones para 2020 (que no incluyen una crisis de liquidez), espera una recesión para el mundo emergente del 1% respecto a un crecimiento de un 4% en sus últimas previsiones en enero, antes de la expansión del covid-19. Desde entonces, más de 100 países han solicitado ayuda financiera al Fondo Monetario Internacional.

Ante esta situación, es importante tener en cuenta que el FMI no solo no tiene los instrumentos apropiados para desembolsar de manera suficientemente rápida y en las cantidades suficientes la moneda fuerte que necesitan los países en una situación de crisis de liquidez, y también, lo que es más importante, que el FMI está limitado por el total de recursos disponibles para hacerlo. Más concretamente, los recursos disponibles del FMI rondan los 800.000 millones de dólares, mientras que las necesidades de financiación estimadas para el mundo emergente son de 2,5 billones de dólares.

Foto: (iStock)

Los intentos de aumentar estos recursos, especialmente en el marco del G-20, han resultado en vano. Apenas se ha conseguido un acuerdo para condonar una parte de la deuda de los países pobres más endeudados de alrededor de 20.000 millones de dólares. Aunque sin duda importante para los países afectados, para nada resuelve la situación de los grandes países emergentes con acceso a mercados que, en algún momento, de continuar las fuertes salidas de capital, podrían —unos más que otros— no tener capacidad para hacer frente a sus obligaciones de pago con el exterior. No cabe duda de que en estos países el miedo a la pandemia se une, de manera inexorable, con el miedo a un dique seco en la financiación exterior y, por buenos motivos, no parece haber vacuna ni para lo uno ni para lo otro.

*Alicia García Herrero. Economista jefa para Asia Pacífico en Natixis. Investigadora sénior en Bruegel.

En su irreversible expansión, el covid-19 empezó a golpear al mundo emergente a mediados de marzo, mucho antes de que el aumento en el número de casos lo justificara. Aunque el miedo al contagio sin duda jugó un claro papel, el otro sin duda fue el repentino —y exorbitante— aumento en la aversión al riesgo, con el consiguiente derrumbamiento de los mercados financieros internacionales. Todo ello llevó a una huida hacia la moneda reserva, el dólar, encareciendo enormemente la financiación externa de empresas, instituciones financieras y países, especialmente aquellos que no cuentan con una moneda fuerte propia para financiarse, es decir, el mundo emergente.

Dólar Países emergentes