Tribuna
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En río revuelto…
Casi todas las empresas van a ver afectado su negocio en mayor o menor medida, siendo este un buen caldo de cultivo para la aparición de nuevos casos de fraude en el seno de la propia empresa
Queda fuera de toda discusión que la actual situación provocada por el covid-19 ha modificado, muy probablemente para siempre, la manera en la que todos nos enfrentamos a nuestro día a día. Un ejemplo muy representativo de estos cambios es el incremento de trabajadores que, desde el anuncio del estado de alarma, nos hemos visto obligados a llevar a cabo nuestras tareas profesionales desde nuestras casas.
La historia nos dice que siempre hay quien aprovecha contextos de cambio e incertidumbre para obtener un beneficio particular por medios ilegítimos. De este modo, no nos son ajenas las noticias relacionadas con el incremento de acciones fraudulentas, principalmente orquestadas mediante ataques informáticos, tales como pishing, infección de equipos informáticos con malware con el objetivo acceder a información privada y confidencial, intentos de ventas de kits de detección de coronavirus fraudulentos, etc.
Pero no todas las acciones fraudulentas a las que puede tener que enfrentarse una empresa en tiempos turbulentos proceden de terceros ajenos a ella. En un entorno económico en el que las previsiones actuales sobre la posible contracción del PIB español alcanzan hasta un 13,6% y la tasa de desempleo puede repuntar hasta el 21,7%, según las previsiones del Banco de España, y en el que inevitablemente se producirán limitaciones significativas de acceso a la financiación, la práctica totalidad de las empresas van a ver afectado su negocio en mayor o menor medida, siendo este un buen caldo de cultivo para la aparición de nuevos casos de fraude en el seno de la propia empresa.
La historia nos dice que siempre hay quien aprovecha contextos de incertidumbre para obtener un beneficio particular por medios ilegítimos
Y si ningún tipo de fraude interno está exento de producirse en el paisaje económico que podremos ver con posterioridad a la crisis del covid-19, el riesgo de aparición de casos de fraude por manipulación contable es realmente significativo.
En los tiempos que corren, factores como la focalización de la dirección general en luchar con los problemas de supervivencia de la empresa, las limitaciones de acceso al puesto de trabajo en condiciones normales, el teletrabajo o la amenaza de una potencial pérdida de empleo, incrementan el riesgo de existencia de nuevos casos de fraude y manipulación contable.
Los motivos que llevan a un empleado o directivo a cometer un fraude por manipulación contable pueden ser puramente personales, como pudiera ser el intento de mostrar un nivel de actividad que permita alcanzar un determinado objetivo que implique la obtención de una remuneración variable. También podemos encontrar casos de manipulación contable cuyo objetivo es mostrar una imagen distorsionada de la empresa en su conjunto con objetivos diversos, tales como evitar que aflore la ruptura de un covenant (lo que podría provocar que la empresa perdiera su financiación bancaria), facilitar el acceso a diferentes fuentes de financiación o dar una imagen más atractiva de la empresa en momentos previos a una posible venta corporativa.
La casuística de técnicas de manipulación contable es muy elevada, si bien, los más recurrentes y con un mayor impacto en la organización son la contabilización de ventas aun no devengadas y la simulación de ventas a sociedades pantalla, generalmente de forma triangular, articuladas de modo que estas ventas acaban siendo compras de las mismas existencias en un momento posterior, de manera que en el fondo tal operación nunca se ha producido, pero ha generado facturas que pueden ser descontadas en una entidad financiera, obteniendo así una financiación adicional. También es muy frecuente la falta de contabilización de deterioros evidentes en el valor de activos para no aflorar pérdidas que pudieran lastrar el resultado de una sociedad.
Actuar de manera rápida, diligente y efectiva ante un posible caso de manipulación contable puede marcar para una empresa la diferencia entre sobrevivir o contar como una víctima más del covid
La manipulación contable no es el tipo de fraude interno más común, no obstante, el coste causado a la empresa que ha sido víctima del mismo es muy superior al de cualquier otro. Así, según el informe de 2020 de ACFE (“Asociation of Certified Fraud Examiners”) sobre fraude en el trabajo, la manipulación contable solo estaba presente en el 10% de los casos analizados (2.504), si bien, las pérdidas medias de estos casos ascendieron a casi un millón de dólares por caso, importe que contrasta con las pérdida media por apropiación indebida de activos, que se eleva a 100.000 dólares, estando presente este tipo de fraude en un 86% de los casos analizados.
Una evaluación superficial podría llevarnos a pensar que la manipulación contable es un mal que solo afecta a pequeñas y medianas empresas, si bien, todos tenemos en nuestra memoria casos de grandes empresas e incluso cotizadas que, a pesar de toda la supervisión a la que están sometidas, han sido víctimas de este tipo de fraude.
Debido a que ningún sistema de prevención elimina por completo el riesgo de un posible fraude, en momentos de incertidumbre como los que estamos atravesando y como los que vendrán en un futuro no muy lejano, es especialmente relevante estar atento a cualquier indicio de fraude contable que pueda observarse para poder investigar quién lo ha llevado o lo está llevando a cabo, cuál es el “modus operandi” y cuantificar el importe de la manipulación para implementar de manera rápida las medidas necesarias para frenarlo y, en su caso, iniciar posibles acciones enfocadas a proteger la empresa y sus activos (incluyendo su buena reputación), identificar y tomar medidas contra el responsable y obtener resarcimiento para el daño que haya podido ser causado. Actuar de manera rápida, diligente y efectiva ante un posible caso de manipulación contable puede marcar para una empresa la diferencia entre sobrevivir o contar como una víctima más del covid-19.
*Juan Valderas es Managing Director en Alvarez & Marsal. Lidera la práctica de Disputes & Investigations (Forensic) de Alvarez & Marsal en España
*Raúl Chamorro es Senior Director Forensic en Alvarez & Marsal
Queda fuera de toda discusión que la actual situación provocada por el covid-19 ha modificado, muy probablemente para siempre, la manera en la que todos nos enfrentamos a nuestro día a día. Un ejemplo muy representativo de estos cambios es el incremento de trabajadores que, desde el anuncio del estado de alarma, nos hemos visto obligados a llevar a cabo nuestras tareas profesionales desde nuestras casas.