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Es el pacto, ¡estúpidos!

Todo apunta a que no hay voluntad de llegar a grandes acuerdos entre el PSOE y PP. Los intereses cortoplacistas y electorales pesan más en España que el interés general

Foto: Pedro Sánchez y Pablo Casado. (EFE)
Pedro Sánchez y Pablo Casado. (EFE)

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Eslogan clave en la campaña presidencial de Bill Clinton frente a George Bush padre,
que pese a contar con récords de aceptación popular, acabó perdiendo las elecciones
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La situación de emergencia permite a España la aplicación de la cláusula de escape, aprobada ya por la Unión Europea, y obligaría a un Plan de Reequilibrio, previa aprobación del Congreso. Es una oportunidad para que PSOE y PP pacten y no deberían desaprovecharla en beneficio del conjunto de españoles. Pedro Sánchez y Pablo Casado tienen que ser capaces de llegar a un acuerdo nacional y que el resto de los partidos se sumen. Esta es la mejor opción para los españoles, pero también para ellos. Es visión y sentido de Estado.

Con cerca de 28.000 fallecidos en España por el covid-19, una economía en derrumbe y, sobre todo, una mayoría de ciudadanos (y votantes) muy desconcertados, sorprende que los líderes de los dos partidos mayoritarios, que han tenido la responsabilidad de Gobierno en los más de 40 años de democracia reciente, no hayan sido capaces de sentarse a hablar y encontrar unos mínimos puntos de acuerdo hasta ahora. Más bien al contrario, siguen en el absurdo cuadrilátero de un combate fútil.

"Los 47 millones de españoles se merecen un acuerdo para sacar a España de la tragedia que estamos sufriendo y de la que viene"

Todo apunta a que no hay voluntad de llegar a grandes acuerdos entre el PSOE y PP. Los intereses cortoplacistas y electorales pesan más en España que el interés general. Y los gurús demoscópicos acaban por convencer a los líderes de uno y otro partido de que, al contrario, ni agua. Pero eso es pan para hoy y hambre para mañana en términos electorales.

Los 47 millones de españoles se merecen un acuerdo para sacar a España de la tragedia que estamos sufriendo y de la que viene. Debería partir de ambos partidos y podrían sumarse el resto de las formaciones políticas. Hoy, es cierto, hemos pasado del bipartidismo al multipartidismo. Pero la realidad es que estamos en una emergencia nacional y, en estas circunstancias, los que suman mayorías, multiplican. Y, por ello, son el PSOE y el PP quienes tienen que ponerse al frente de la manifestación.

Está claro que no es lo mismo tener la responsabilidad de gobernar que la de estar en la oposición. Por eso, la principal y primera responsabilidad, sin duda alguna, es de quien está en la Moncloa. Y su primer error fue no llamar a un acuerdo nacional desde el minuto cero. Y ha sido mantener ese cordón sanitario con el PP 'a posteriori'. Pedro Sánchez debería salir del búnker monclovita y su círculo de asesores y escuchar la voz de la calle. No para hacerse una o mil fotos, si no es para promover y llegar a un acuerdo. Pero con sinceridad y transparencia, sin exigencias de partida ni la arrogancia que caracterizan, en demasiadas ocasiones, sus intervenciones parlamentarias o mediáticas.

"También Pablo Casado tiene la oportunidad y la responsabilidad de promover desde la oposición este acuerdo nacional"

También Pablo Casado tiene la oportunidad y la responsabilidad de promover desde la oposición este acuerdo nacional. Daría un salto adelante en su liderazgo a ojos de los españoles. Los equilibrios internos en el partido y algunas influencias externas quizá le impiden ver el bosque, pero debería aprovechar esta situación para emerger como un auténtico líder capaz de leer y anticipar lo que los ciudadanos desean. Y no dejarse obnubilar por sondeos transitorios. Pero es que, además, hay alternativas concretas para que ambos partidos sean más generosos. No hace falta grandes alharacas, como los nuevos Pactos de la Moncloa o el Plan de Reconstrucción. No es propaganda ni mercadotecnia política. Es mucho más simple: "Es el pacto, ¡estúpidos!".

La cláusula de escape

¿Misión imposible? Todo apunta en esta dirección, pero a lo mejor, más pronto que tarde, nuestros líderes mayoritarios despiertan del sueño. Los españoles, desde luego, sí son muy conscientes de la pesadilla. Además de las impactantes cifras del covid-19 en términos humanos, acabamos de conocer diferentes escenarios, tanto de la Comisión Europea como de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) y el Banco de España, que muestran un panorama desolador en materia de crecimiento económico, empleo y finanzas públicas. Esta es la segunda parte de la tragedia que hoy ya empieza a impactar en millones de hogares españoles.

Porque a la vuelta de la esquina, en septiembre, será cuando llegue la hora de la verdad. Será entonces cuando en un escenario más controlado desde el punto de vista sanitario —eso deseamos todos y, si hay rebrote, que no sea tan dañino—, llegará la negociación con Bruselas. Si alguien espera que se impondrán las rebajas en forma de respaldo a los países del Sur, es de otro planeta. Volveremos a la cruda realidad. Y estarán sobre la mesa cuestiones como el rescate, las ayudas condicionadas y otros términos similares. Como decía Warren Buffet, cuando baje la marea, será visible la desnudez de nuestra economía.

Es, precisamente, esa nueva realidad económica de emergencia, el salvavidas al que tanto el PSOE como el PP podrían y deberían aferrarse para acercar posiciones y llegar al anhelado pacto entre ambos partidos. El propio Gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, acaba de demandar en sede parlamentaria un amplio acuerdo de Estado. Y la presidenta de la AIReF, Cristina Herrero, nombrada con la unanimidad del Congreso para seis años de mandato, nos dio la clave para ese pacto días atrás. La Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera aprobada en 2012 contempla la cláusula de excepcionalidad o de escape y el mecanismo para su aplicación en España.

"En el caso del Estado, dicho Plan de Reequilibrio, previo informe de la propia AIReF, debe ser aprobado también en el Congreso"

Se trata de un mecanismo introducido por la Unión Europea (UE) en la anterior gran crisis, para suspender el Pacto de Estabilidad ante situaciones tan dramáticas como las actuales, que de hecho, la propia UE ya aprobó aplicar en marzo pasado. En la práctica supone que quedan en barbecho las exigencias de las reglas fiscales y los procedimientos de déficit excesivo, porque se antepone la necesidad de poner todo el esfuerzo en luchar contra la pandemia y reactivar la economía.

En España, si como recomienda la AIReF, se plantea esta cláusula de escape. Es necesario su aprobación por mayoría absoluta en el Congreso, así como la presentación de un Plan de Reequilibrio, tanto a nivel del Estado como, en su caso, de las Comunidades Autónomas (CCAA), según la citada Ley de Estabilidad. En el caso del Estado, dicho Plan de Reequilibrio, previo informe de la propia AIReF, debe ser aprobado también en el Congreso.

Se trata, sin duda, de un asidero perfecto para el PSOE y el PP. No es necesario siquiera bautizarlo. Es aplicar la ley en beneficio de los ciudadanos con el máximo consenso posible. El resto de las fuerzas políticas deberán pensarse mucho su posición frente a la suma del PSOE y PP. Y, sobre todo, frente a lo que se nos viene encima. Cada uno de los dos grandes partidos tendrán también que encontrar sus propios equilibrios internos. Pero lo relevante es que negocien y lleguen a ese acuerdo. No se trata tampoco de pasar página. Porque la rendición de cuentas es ineludible. Lo va a ser, sin duda, en las urnas, cuando toque elecciones. Y ocurrirá antes si, por ejemplo, se crea una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados. Pero ahora esto no es lo más urgente.

"Quizá sería un acuerdo de mínimos, pero sería un primer paso en la dirección adecuada. Millones de españoles, seguramente, se lo agradeceríamos"

Lo más urgente y necesario es que los dos grandes partidos, PSOE y PP, Pedro Sánchez y Pablo Casado, lleguen a un acuerdo, al que se sumen el resto de las fuerzas políticas. Porque sumar multiplica. Y la urgencia económica permite que la cláusula de escape y el Plan de Reequilibrio, que contempla la ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, haga posible ese pacto en sede parlamentaria. Quizá sería un acuerdo de mínimos, pero sería un primer paso en la dirección adecuada. Millones de españoles, seguramente, se lo agradeceríamos.

*Pablo Fernández es fundador y socio director de Viewpoint Communication

The Economy, stupid! (Bill Clinton, 1992)
Eslogan clave en la campaña presidencial de Bill Clinton frente a George Bush padre,
que pese a contar con récords de aceptación popular, acabó perdiendo las elecciones
frente al candidato demócrata

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