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España necesita un plan de inversión, no de ajuste
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Miguel Otero

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España necesita un plan de inversión, no de ajuste

Si al final necesitásemos ayuda de fuera sin ese plan de reformas, se percibiría por la opinión pública como impuesto desde Bruselas, y eso es algo que tenemos que evitar

Foto: La canciller Angel Merkel, en videoconferencia con Emmanuel Macron. (Reuters)
La canciller Angel Merkel, en videoconferencia con Emmanuel Macron. (Reuters)
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Hemos entrado en una dinámica negativa en la Unión Europea, y en España, y hay que romperla. En Europa, hemos estado negociando semanas para que las ayudas del MEDE (Mecanismo de Estabilidad) para aliviar la crisis sanitaria provocada por el covid-19 no viniesen con condicionalidad, se logró el objetivo, pero ahora ni Italia ni España quieren usar esas líneas de crédito barato. O sea, los países de la zona euro, después de la última crisis, crearon un instrumento de ayuda fiscal potente, pero no lo estamos utilizando.

Las razones son comprensibles. Ya he señalado en múltiples ocasiones que la troika fue de lo más antidemocrático que ocurrió en nuestro continente en mucho tiempo (palabras de un alto funcionario de la Comisión Europea) y eso hace que la 'llegada de los hombres de negro' se haya convertido en una pesadilla colectiva y un arma arrojadiza que siempre va a utilizar la oposición para atacar al Gobierno que acuda al MEDE. El estigma de ser vulnerable y pedir ayuda no viene tanto de los mercados sino de la política doméstica que, por traumas del pasado, ve en el MEDE el verdugo de los recortes.

"Ya he señalado en múltiples ocasiones que la troika fue de lo más antidemocrático que ocurrió en nuestro continente en mucho tiempo"

Si España acudiese al MEDE, podría conseguir hasta 25.000 millones de euros a crédito más barato que el que consigue en los mercados y se ahorraría unos 2.000 millones. No es una cantidad despreciable, ni mucho menos, pero teniendo en cuenta que es un ahorro a 10 años, o sea, 200 millones al año, y que la oposición puede usarlo políticamente y además el MEDE se convierte en acreedor preferente, y eso puede levantar alguna ceja en los inversores institucionales, pues no parece muy atractivo. Es muy entendible que se apueste más por el plan de recuperación que se está negociando ahora mismo y que, si se llevase a cabo la histórica propuesta de Macron y Merkel (o más bien, Merkel y Macron), consistiría en fondos de subsidio (y no préstamos) con una capacidad de 500.000 millones de euros destinados a las regiones más afectadas por la crisis sanitaria —y económica que le está siguiendo—. Y ahí España podría recibir bastante ayuda.

Pero esa ayuda no va a venir sin condiciones. Ya antes del covid-19, los países frugales (Austria, Países Bajos, Dinamarca y Suecia, con apoyo implícito de Alemania) insistían en que los fondos del presupuesto de la UE no podían desembolsarse sin mejores mecanismos de control y evaluación. Si al final ceden y aceptan la propuesta francoalemana y pasamos de créditos (su obsesión para evitar transferencias) a ayudas, su insistencia va a ser todavía mayor (y es lógico que así sea). Por lo tanto, desde el punto de vista de España, tenemos que convencernos de que vamos a tener que hacer reformas sí o sí. Sin MEDE, con MEDE, y con ayudas mayores o menores del fondo de recuperación. Y para eso necesitamos un plan. Porque si no tenemos un plan de reformas, si al final necesitamos ayuda de fuera, ese plan va a percibirse por la opinión pública como impuesto desde Bruselas, y esa es justamente la dinámica negativa que tenemos que evitar.

"La Comisión denuncia que España es el país con menos subsidio por hijo y que solo el 20% de los más necesitados recibe un ingreso mínimo"

Como la caída del PIB este año será del 10% o más, y la deuda pública subirá al 115% o más, la tentación es pensar en la necesidad de un plan de ajuste (que se podría lograr recortando gasto o subiendo impuestos), pero eso sería un error. Y así lo ve también Bruselas. Si tienen tiempo, léanse las 11 páginas del último informe de la Comisión Europea sobre España. Ahí se dice claramente: “Para propulsar la recuperación económica, será importante adelantar y priorizar ['front-load'] proyectos maduros de inversión pública y promover la inversión privada, con las necesarias reformas. El potencial de recuperación de España dependerá de su capacidad de aumentar su productividad e incentivar la innovación en la transición digital y verde”.

Es decir, España ahora mismo no necesita un plan de ajuste sino un plan de inversiones y reformas para poder crecer más y pagar la deuda después. Y la Comisión dice lo mismo que hemos dicho muchos en los últimos años. Como país, debemos de invertir en el sistema sanitario, que lleva subfinanciado muchos años (y si hay un buen plan, incluso se puede usar el MEDE para eso), en paliar la pobreza (la Comisión denuncia que España es el país con menos subsidio por hijo en toda la UE y que solo el 20% de los más necesitados recibe un ingreso mínimo), en mejorar nuestra educación, la formación profesional dual y las políticas activas de empleo para mejorar las habilidades y competencias de los trabajadores. Y, por supuesto, hay que mejorar “la calidad de la investigación a través de sistemas de evaluación e incentivando que los institutos de investigación cooperen con el sector privado”.

Así como en los años ochenta la UE nos ayudó a invertir en capital físico, es decir, en infraestructuras, hoy puede hacer los mismo con el capital humano, es decir, en generar trabajadores más productivos.

Al escribir esto, me pregunto: ¿cuántas veces no se ha escrito y dicho esto antes? Bueno, pues ahora hay que hacerlo. Si no se hace ahora que los tipos de interés están en bajos históricos (gracias a la artillería pesada del BCE), que la maduración de la deuda española se ha alargado hasta los siete años, que tanto los mercados como la Comisión Europea gritan: “¡invierta, usted, por favor!”, ¿cuándo se va a hacer? Eso sí, para invertir bien, se necesita un buen plan. No se trata de gastar dinero por gastarlo. De ahí que se necesite un debate público al respeto que ojalá pueda aterrizarse en la comisión de reconstrucción del Congreso de los Diputados. El plan tiene que ser un plan país de inversiones y reformas, consensuado y a largo plazo, si no, su efectividad se verá reducida.

"Para invertir bien, se necesita un buen plan. No se trata de gastar dinero por gastarlo"

Su filosofía tiene que centrarse más en la transformación que en la recuperación. A algunos la transición digital y ecológica les da vértigo. Piensan que son elucubraciones de las élites, pero que realmente más que crear trabajo lo van a destruir (la revolución digital) y los que van a sufrir más son otra vez los de siempre (los impuestos verdes afectarán desproporcionalmente a los trabajadores, véase los chalecos amarillos). Pero si se incluye el componente de la inclusión social (con rentas mínimas, pero también incentivos para volver cuanto antes al trabajo), la transición no tiene que ser regresiva.

En un reciente trabajo, mis colegas en el Elcano Lara Lázaro y Gonzalo Escribano indican que la inversión en renovables tiene mayor potencial de crear empleo a corto plazo, mayor impacto de reducción de emisiones y un mayor efecto multiplicador a largo plazo. Además, señalan que España se podría convertir en el mayor exportador de electricidad de origen renovable si aumentasen las interconexiones con Francia. En otras palabras, estamos ante una gran oportunidad.

Esto es solo un ejemplo de una inversión que tiene todo el sentido del mundo. Hay muchas. Otra sería equipar todos los colegios de España con una plataforma digital. Como denuncia la Comisión en su informe, solo la mitad tiene ese 'privilegio'. Vuelvo a repetirlo, ahora que Bruselas nos está dando el impulso, y que los frugales del norte están dispuestos a ayudar, pero quieren ver un plan de inversiones y reformas concreto, ¿a qué esperamos para presentarlo? ¿A qué esperamos para intentar romper esa dinámica negativa que nos acecha como país?

Hemos entrado en una dinámica negativa en la Unión Europea, y en España, y hay que romperla. En Europa, hemos estado negociando semanas para que las ayudas del MEDE (Mecanismo de Estabilidad) para aliviar la crisis sanitaria provocada por el covid-19 no viniesen con condicionalidad, se logró el objetivo, pero ahora ni Italia ni España quieren usar esas líneas de crédito barato. O sea, los países de la zona euro, después de la última crisis, crearon un instrumento de ayuda fiscal potente, pero no lo estamos utilizando.

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