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Reunión anual del partido comunista chino: estímulos pero sin garantía de crecimiento
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Alicia García Herrero

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Reunión anual del partido comunista chino: estímulos pero sin garantía de crecimiento

Tras el brote del covid la expectación generada por esta reunión nunca había sido mayor. Los dos ejes fueron los estímulos y el impacto de la pandemia en el PIB

Foto: Xi Jingping en la reunión del Partido Comunista Chino (Reutes)
Xi Jingping en la reunión del Partido Comunista Chino (Reutes)

Es difícil pensar en una reunión más importante para China que las llamadas ‘Dos Sesiones’ de la Reunión Anual del Partido Comunista, en las que los líderes políticos chinos dan las grandes metas económicas y políticas para el año en curso. Después de retrasar esta importante reunión debido a la pandemia de coronavirus y de un plan de estímulo bastante vacilante y velado desde que el brote golpeó a China en enero, la expectación generada por esta reunión que tuvo lugar este fin de semana nunca había sido mayor.

Dichas expectativas se habían centrado en dos cuestiones clave. En primer lugar, el anuncio del objetivo de crecimiento del PIB para 2020. Las voces de muchos observadores hace tiempo que pedían la eliminación de ese objetivo por las circunstancias especiales relacionadas con la Covid-19 o, al menos, introducir un objetivo de crecimiento bianual para guiar las expectativas más allá de 2020.

Es difícil pensar en un momento más importante para que el gobierno chino guiara las expectativas, ya que 2020 marca el final no solo del Plan Quinquenal actual, sino también del período de 10 años en el que China, según palabras del Presidente Xi, alcanzaría su “gran rejuvenecimiento”, lo que –en términos prácticos– se ha asociado a doblar el PIB de la nación china. A pesar de todo, se ha preferido optar por ganar flexibilidad al eliminar el objetivo de crecimiento, lo cual dice mucho de las dudas sobre la recuperación económica.

Foto: EC

La segunda cuestión clave es el tamaño del estímulo anunciado por el primer ministro Li Keqiang. Por el lado monetario, la referencia a tipos de interés más bajos y un objetivo de inflación más alto apuntan a una política monetaria mucho más laxa a futuro. En el aspecto fiscal, prácticamente se dobla el gasto posible de los gobiernos locales. Finalmente, la magia de todo esto es que el objetivo del déficit fiscal sigue siendo moderado: del 3,6% del PIB en 2020.

La combinación de un gran estímulo fiscal y monetario, pero abandonando el objetivo de crecimiento, apunta al hecho preocupante de que la recuperación de China está lejos de completarse, dos meses después de que la pandemia se ha controlado. De hecho, aunque la actividad productiva está alcanzando los niveles anteriores a la pandemia, no así la demanda, que sigue sin recuperarse. La externa se ha visto enormemente afectada por el confinamiento y las ventas al por menor siguen con crecimiento negativo. No queda duda, por tanto, de que China necesita más estímulos, pero ni con eso se ve al gobierno convencido de recuperar una senda de crecimiento razonablemente elevada para poder anunciar un objetivo.

Como si esto no fuera poco, el elevado estimulo anunciado no va a venir gratis, puesto que conlleva un fuerte aumento de la deuda pública a niveles que en breve no serán muy diferentes a la de los países desarrollados. La buena noticia es que China tiene suficiente ahorro interno para financiar esta deuda, lo que se ve facilitado por los férreos controles de capital que China sigue manteniendo.

La solución más obvia es aumentar el estado de bienestar de China para apoyar a los trabajadores que quedarán excluidos en la pandemia

Una última cuestión, para la cual el primer ministro Li no ha ofrecido mucha orientación hasta ahora, es cómo se gastará este dinero. No hace falta decir que un estímulo efectivo debe aumentar la productividad de la economía, lo que no es tan obvio en un país con exceso de inversión como China. En este contexto, varios actores están presionando para aprovechar esta oportunidad para mejorar aún más la infraestructura digital de China. Es importante ser consciente de que esta estrategia podría no ser capaz de crear suficiente empleo que, a su vez, mantenga el consumo y, con ello, el crecimiento. Por lo que el riesgo de que China vuelva a las andadas invirtiendo en infraestructuras no necesarias, pero creando empleo, sigue siendo alto.

Sin embargo, para embarcarse en un estímulo más específico y productivo, se necesitarán otras medidas para mantener la mano de obra acompañada y, por lo tanto, su ingreso disponible estable. La solución más obvia es aumentar el estado de bienestar de China para apoyar a los trabajadores que quedarán excluidos en el proceso. La razón de esto no es solo la justicia o el puro populismo, sino más bien la eficiencia económica. Una mejor asignación de recursos puede amortiguar la inevitable desaceleración de la estructura de China.

Foto: Trabajadores comen en asientos habilitados y colocados para mantener la distancia prudencial recomendada en la fábrica Dongfeng Honda en Wuhan, China (EFE)

Sin embargo, los aumentos de productividad deben utilizarse para apoyar los ingresos de los hogares a través de transferencias fiscales para que la larga búsqueda de China de un modelo de crecimiento basado en el consumo pueda lograrse. No hay mejor rejuvenecimiento para una sociedad que poder proporcionar suficientes redes de seguridad para los perdedores mientras asciende en la escala a través de la innovación. Con tal combinación de políticas, la pandemia podría pasar a la historia de China como la oportunidad que el liderazgo aprovechó para que la economía se modernizara.

En general, haber abandonado el objetivo de crecimiento es una noticia positiva para China, pero ofrece una pista preocupante sobre el estado de la economía, especialmente cuando se considera el gran estímulo monetario y fiscal. Cómo se pondrá en práctica este estímulo será esencial. Si se reorienta hacia una inversión específica y más productiva, el crecimiento debería poder reanudarse más fácilmente, pero quizá no tanto el empleo. Para este último, y para mantener los ingresos necesarios para el consumo, parece justificado proteger a los hogares mediante la creación de un Estado de bienestar más fuerte.

*Alicia Garcia Herrero. Investigador Senior en Bruegel. Economista Jefe para Asia-Pacífico en Natixis

Es difícil pensar en una reunión más importante para China que las llamadas ‘Dos Sesiones’ de la Reunión Anual del Partido Comunista, en las que los líderes políticos chinos dan las grandes metas económicas y políticas para el año en curso. Después de retrasar esta importante reunión debido a la pandemia de coronavirus y de un plan de estímulo bastante vacilante y velado desde que el brote golpeó a China en enero, la expectación generada por esta reunión que tuvo lugar este fin de semana nunca había sido mayor.

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