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El desafío no es gastar el fondo de recuperación, sino optimizar su impacto
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Francisco Mochón

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El desafío no es gastar el fondo de recuperación, sino optimizar su impacto

El gran desafío no es solo gastar ese dinero para no perderlo, sino optimizar su impacto para garantizar una reconstrucción sólida de la economía y generar riqueza y empleo a medio y largo plazo

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la cumbre extraordinaria de la UE celebrada la semana pasada en Bruselas. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la cumbre extraordinaria de la UE celebrada la semana pasada en Bruselas. (EFE)

Los 140.000 millones de euros del Fondo europeo de Recuperación y Resiliencia a los que puede acceder España constituyen una oportunidad de oro para paliar los desastrosos efectos de la pandemia. Sin embargo, el bajo nivel de ejecución de los fondos estructurales europeos asignados a España para el periodo 2014-2020 y los exigentes requisitos para acceder a estas ayudas excepcionales plantean serias dudas respecto de si seremos capaces de gastar esa cantidad. Además, el gran desafío no es solo gastar ese dinero para no perderlo, sino optimizar su impacto para garantizar una reconstrucción sólida de la economía y generar riqueza y empleo a medio y largo plazo.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, preside el Consejo de Ministros. (EFE)

Los gobiernos central y autonómicos tienen ante sí el gran reto de actuar de forma coordinada y en estrecha colaboración con el tejido productivo. Solo así podrán vertebrar grandes proyectos de calado que puedan absorber estas ayudas europeas aprovechando las capacidades del país y con el mayor impacto posible. Para conseguirlo, sería interesante contar con la colaboración de entidades regionales, como CTA en Andalucía, con experiencia en la cooperación público-privada y profundo conocimiento del tejido productivo. Nos jugamos demasiado, probablemente, nuestro futuro como economía desarrollada.

Baja capacidad de ejecutar proyectos

España solo ha sido capaz de gastar hasta 2019 el 34% de los 56.258 millones de euros de fondos estructurales asignados por la UE para el periodo 2014-2020. Estos datos nos sitúan en el último lugar de los países europeos por nivel de ejecución, 15 puntos por debajo de la media de la UE. Esta pobre capacidad de gasto explica que, a pesar de ser uno de los grandes beneficiarios de las políticas de convergencia y de cohesión territorial, España haya pasado a convertirse en contribuyente neto al presupuesto de la UE (en el último cuatrienio, aportó 5.181 millones más de los que recibió).

Son varias las causas que explican lo ocurrido: desde problemas burocráticos y de coordinación entre las administraciones hasta la falta de medios humanos con capacidad para gestionar los fondos. Además, muchos proyectos son cofinanciados y los organismos públicos beneficiados no disponen siempre de recursos para poner su parte, el marco normativo excesivamente garantista hace que muchos proyectos se alarguen en el tiempo o se aborten y también influyen las peculiaridades del modelo territorial español, con profundas diferencias entre CCAA en la ejecución del gasto.

Foto: Un empleado coloca una señal bajo las banderas europeas en el Consejo. (Reuters)

El reto de gastar hasta 50.000 millones de euros más al año del fondo de recuperación es, por lo tanto, gigantesco.

Los fondos estarán ligados a la presentación de proyectos, a que se realicen reformas estructurales y a cómo se gaste el dinero. La UE va a estar más vigilante que nunca, sobre todo los denominados 'países frugales', que pueden obtener descuentos en sus contribuciones presupuestarias si no se gastan todos los recursos del fondo de recuperación. Además, las fechas apremian, ya que el 15 de octubre España debe remitir a Bruselas su plan de reformas y la entrega de proyectos será entre enero y abril de 2021.

Transición ecológica y digital

Las prioridades establecidas por la CE para España son la transición ecológica y la digital. Para tutelar el proceso, el Gobierno español ha creado la Unidad de Seguimiento del Fondo de Recuperación (USFR), que ha elegido, como interlocutores del sector privado, a representantes de las empresas del Ibex de sectores como telecomunicaciones, energía y banca, poco representativos de la estructura productiva del país.

Foto: Las cuatro torres de Madrid, sede de KPGM y PwC. (EFE)

El objetivo no debería ser únicamente captar el dinero del plan, sino canalizar esos fondos en la dirección que se desea que tome el país. Esto requiere definir un proyecto de futuro, partiendo de un correcto conocimiento de la situación, de las carencias y necesidades del sistema productivo. Decir que el futuro viene marcado por la transición ecológica y la digitalización no quiere decir casi nada. Ambos procesos van a tener lugar de manera inevitable. Lo relevante es llevar a cabo proyectos que tengan un efecto transformador real, y esto requiere contar con organizaciones que conozcan la estructura de la economía española y tengan experiencia en la gestión de proyectos.

Buenas prácticas para ejecutar el fondo

Dado que muchas competencias están transferidas a las CCAA, la ejecución de los proyectos se deberá llevar a cabo de forma compartida, por lo que convendría implicarlas en el proceso desde un principio. Además, es fundamental tener en cuenta que en ellas existen agentes territoriales con experiencia en la selección y ejecución de proyectos con un efecto arrastre contrastado.

Por otra parte, entre las prioridades del fondo, debería situarse la recuperación de los sectores más afectados por la crisis (comercio, hostelería y restauración, sector automovilístico, industrias textiles…). Sin embargo, ninguno de ellos está entre los elegidos como interlocutores de la USFR, por lo que se corre el riesgo de que los recursos no se canalicen ni a las empresas más afectadas ni a las más representativas del tejido productivo del país.

Para poder gestionar de forma eficiente el fondo, es necesaria una coordinación adecuada entre la Administración central, las CCAA y las empresas

Aunque los proyectos para captar fondos deben diseñarse a gran escala para absorber más dinero y no sobrecargar de burocracia las administraciones, también hay que descender a acciones concretas y con repercusión. Hay que evitar que los fondos se centren, por ejemplo, en el mero despliegue de una infraestructura digital, algo que beneficiaría prioritariamente a empresas como Amazon o Uber y acabaría destruyendo empleo en España.

En consecuencia, para poder gestionar de forma eficiente el fondo de recuperación, es necesaria una coordinación adecuada entre la Administración central, las CCAA y las empresas. Para llevar a cabo una selección idónea de los proyectos e implementar una monitorización adecuada de los mismos, será imprescindible la participación de expertos regionales con experiencia en la ejecución de los proyectos y un profundo conocimiento del terreno.

Una oportunidad única

El fondo de recuperación ofrece una oportunidad única para transformar España. El reto es doble: por un lado, hay que mejorar los procedimientos para evitar los bajos porcentajes de ejecución de los proyectos europeos que se han dado en el pasado. Y por otro, el dinero se debe canalizar a proyectos que tengan en cuenta las necesidades y el potencial del sistema productivo.

Foto: Pedro Sánchez, Emmanuel Macron y Josep Borrell. (Reuters) Opinión
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Dada la naturaleza público-privada de muchos de los proyectos, será imprescindible lograr una adecuada coordinación entre las distintas administraciones públicas y las empresas. En este sentido, organizaciones con gran experiencia en la ejecución de proyectos público-privados, como es el caso de CTA en Andalucía, son una herramienta que puede colaborar a que el fondo de recuperación tenga un impacto real sobre la economía y el bienestar de los ciudadanos.

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*Francisco Mochón, presidente de CTA (Corporación Tecnológica de Andalucía) y catedrático de Análisis Económico.

Los 140.000 millones de euros del Fondo europeo de Recuperación y Resiliencia a los que puede acceder España constituyen una oportunidad de oro para paliar los desastrosos efectos de la pandemia. Sin embargo, el bajo nivel de ejecución de los fondos estructurales europeos asignados a España para el periodo 2014-2020 y los exigentes requisitos para acceder a estas ayudas excepcionales plantean serias dudas respecto de si seremos capaces de gastar esa cantidad. Además, el gran desafío no es solo gastar ese dinero para no perderlo, sino optimizar su impacto para garantizar una reconstrucción sólida de la economía y generar riqueza y empleo a medio y largo plazo.

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