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Por una nueva política farmacéutica genuinamente europea

En un mundo donde el 47% de los nuevos tratamientos se origina en EEUU, por el 25% en Europa, la mejor garantía de acceso es recuperar la competitividad perdida

Foto: Por una nueva política farmacéutica genuinamente europea. (EFE)
Por una nueva política farmacéutica genuinamente europea. (EFE)

Millones de personas depositan su esperanza hoy en la industria farmacéutica de todo el mundo. Quienes trabajamos en ella, nos sabemos depositarios de una gran confianza: estamos, sin duda, ante el reto más urgente que la innovación farmacéutica ha afrontado en las últimas décadas. Y, respondiendo a esa responsabilidad y como fruto del esfuerzo compartido, empezamos ya a tener buenas noticias. Nunca antes en la historia hubo quizá tantos científicos, tantos laboratorios, trabajando día y noche, durante tanto tiempo, en pos de un único objetivo.

Más allá de visibilizar el valor extraordinario que la innovación farmacéutica tiene en un mundo cada vez más expuesto a amenazas globales, la carrera por la vacuna del covid-19 ha generado también preguntas que hay que responder. Queremos una vacuna y la queremos ya. Pero también queremos que sea segura y que se garantice su disponibilidad para todos los ciudadanos europeos.

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A la vista de esta situación, no es casualidad que en el seno del Consejo Europeo se haya concluido que "la pandemia ha puesto de relieve tanto los activos de Europa como sus dependencias". Charles Michel, su presidente, ha sido incluso más explícito: "La UE tiene que ser capaz de establecer prioridades y de desarrollar sus capacidades en sectores estratégicos, y también de ser menos dependiente de lo que hemos constatado". La dirección está clara: Europa debe contar con la autonomía suficiente para dar respuesta por sí misma a los desafíos sanitarios.

Alcanzar esta autonomía estratégica en el ámbito farmacéutico no es, sin embargo, un proceso inevitable, sino que exigirá el compromiso activo de la industria y los pacientes, tanto como el de los propios líderes políticos. La ocasión es ahora. El ambicioso plan de recuperación aprobado recientemente por el Consejo Europeo brinda una oportunidad extraordinaria para hacer de la innovación farmacéutica no solo la garantía de nuestra salud, sino la palanca para una recuperación económica con elevado valor añadido y empleo de calidad.

Además, la nueva Estrategia Farmacéutica Europea, actualmente en preparación por la Comisión, debe plasmar esa visión de largo plazo que desactive el falso dilema entre el acceso sostenible a los nuevos medicamentos y el fomento de la innovación. En un mundo donde el 47% de los nuevos tratamientos se origina en Estados Unidos, frente a un 25% en Europa, la mejor garantía de su acceso para los ciudadanos europeos es asegurar que nuestro sector farmacéutico recupere la competitividad perdida en los últimos 20 años frente a otras regiones.

El ambicioso plan aprobado por la UE debe ser la palanca para una recuperación económica con elevado valor añadido y empleo de calidad

El diseño de un sector farmacéutico —resultado de esa estrategia farmacéutica— que sea piedra angular de la Europa soberana y próspera del futuro deberá ser un proceso representativo y atento a todas las sensibilidades en juego. Aprovechando las alianzas y las nuevas formas de trabajar que han surgido con la pandemia del covid-19, la industria considera que un Foro Europeo de Alto Nivel, en el que estén representadas todas las partes interesadas (reguladores, investigadores, pacientes e industria), incrementaría la eficacia en el proceso de elaboración e implementación de esta estrategia. Razones de pluralidad y agilidad aconsejan ese diálogo y, dado el conocimiento de la realidad del sector, la industria y las asociaciones de pacientes son clave en la búsqueda de soluciones, máxime cuando son los dos agentes directamente más afectados por los cambios que introduzca una nueva estrategia.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha afirmado recientemente que es necesaria una industria que dé respuesta a futuros riesgos, y la ministra de Industria, Reyes Maroto, ha manifestado que el sector farmacéutico debe ser protagonista en la reindustrialización de España y de Europa. Así es. La industria farmacéutica debe ser parte central de esa nueva industria europea. Por un lado, tenemos la capacidad y el compromiso para producir los medicamentos que protejan a los ciudadanos europeos de los crecientes riesgos sanitarios globales. Por otro, somos una industria innovadora generadora de empleo de calidad y valor añadido, líder, tanto en España como en Europa, en inversión en I+D y en producción y exportación de alta tecnología. El actual contexto europeo nos ha abierto una oportunidad extraordinaria para ello. Abordemos ese proceso desde la confianza, la participación y la colaboración.

*Humberto Arnés es director general de Farmaindustria.

Millones de personas depositan su esperanza hoy en la industria farmacéutica de todo el mundo. Quienes trabajamos en ella, nos sabemos depositarios de una gran confianza: estamos, sin duda, ante el reto más urgente que la innovación farmacéutica ha afrontado en las últimas décadas. Y, respondiendo a esa responsabilidad y como fruto del esfuerzo compartido, empezamos ya a tener buenas noticias. Nunca antes en la historia hubo quizá tantos científicos, tantos laboratorios, trabajando día y noche, durante tanto tiempo, en pos de un único objetivo.

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