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Las prioridades (o al menos las que deberían ser) de la nueva Administración de EEUU
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Gonzalo de Cadenas-Santiago

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Las prioridades (o al menos las que deberían ser) de la nueva Administración de EEUU

La recuperación económica, la provisión de atención médica y la política exterior serán algunos de los principales cambios que veremos con la llegada de Biden a la Casa Blanca

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El 3 de noviembre, la sociedad americana eligió, en un contexto de participación histórica, al presidente de los EEUU para la legislatura 2021-2024: Joe Biden y Kamala Harris. Pese a que el resultado electoral aún tendrá que ser peleado (Trump solicita nuevos escrutinios y anuncia medidas legales), el resultado en favor de la nueva Administración a partir de enero está casi asegurado. Toda vez que no fue el resultado que se esperaba de acuerdo a los sondeos (mayoría en el Senado, aumento de representación en la Cámara de Representantes y presidencia), la conclusión de las elecciones anticipa un posible cambio de régimen en considerables puntos clave de la gestión política, económica y en las relaciones exteriores americanas. Se espera así un regreso parcial al multilateralismo, pero su mandato estará marcado por las grandes dificultades para implementar este cambio de visión, dado que los republicanos no solo mantienen su mayoría en el Senado: también incrementan su participación en la Cámara de Representantes.

Estas son algunas de las prioridades que considero se pelearán durante los años venideros: recuperación y resiliencia (que incluyen la protección ante el covid-19 y la mejora de la capacidad de crecimiento); provisión de atención médica, y cambios en la política exterior y en la agenda internacional, aunque no sin enfrentar enormes retos dentro y fuera de la propia Administración Biden.

Si tuviese el apoyo suficiente, la nueva Administración impulsaría con rapidez mayores dotaciones de emergencia ante la pandemia covid-19, a la vez que se esforzaría por recuperar la coordinación entre el Gobierno federal y los estados para reducir la incertidumbre y la falta de información, básicamente con muchas más pruebas y con medidas de mitigación y recuperación contundentes (por ejemplo, con subsidios y con la ampliación del 'stock' de reservas medicas). El nuevo presidente podría apostar por promulgar medidas de recuperación adicionales que permitiesen proteger rentas salariales y el acceso a la atención médica a cambio de controles más estrictos para el uso de los fondos, algo que bajo la Ley Cares (Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica por Coronavirus) no era así.

Foto: El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden. (Reuters) Opinión
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Biden también podría aprovechar la recesión económica para ejecutar grandes proyectos de incremento del capital físico (infraestructura) y humano ('re-skilling'). Esto probablemente incluiría inversiones en infraestructura vinculadas a la agenda del Green New Deal (renovables, tecnologías de reducción de emisiones, etc.), así como un programa de formación puntual. Ambos asuntos, con el beneficio añadido de poder revitalizar la economía de las zonas industriales más deprimidas (que se conocen como Rust Belt). La provisión de atención médica y del seguro de salud, incluyendo la protección de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (Affordable Care Act), se retomarían en un espíritu más parecido al del legado de Obama, buscando ampliar el alcance tanto en número de personas como en coberturas médicas.

Una Administración Biden con suficiente músculo en el Congreso intentaría aumentar la progresividad fiscal y también la carga, revirtiendo parte de los recortes y deducciones fiscales de Trump (en especial, a grandes fortunas y empresas). Esas deducciones son particularmente relevantes para los demócratas, a la vez que estos contemplan impuestos locales más altos para financiar muchos servicios públicos populares.

Esta posible agenda no está exenta de peligros dentro y fuera de las filas demócratas, debido a que no tiene el poder asegurado en las cámaras

En el plano internacional, Biden volvería a comprometer los Estados Unidos en la comunidad internacional, retomando muchos de los acuerdos internacionales rechazados por Trump, como por ejemplo el nuclear con Irán y el de los asentamientos del Westbank en Israel, así como el Acuerdo de París, o retomar un papel más importante en la OMC y en la intermediación de acuerdos internacionales, incluidos los de la promoción de la inversión internacional. Probablemente, a su vez, trataría de participar en más acuerdos comerciales, incluidos los multilaterales, que considera equitativos para los Estados Unidos. Consideraría la reintroducción de los derechos humanos y los requisitos de bienestar en el lugar de trabajo en dichos acuerdos.

Esta posible agenda no está exenta de peligros dentro y fuera de las filas demócratas, debido a que no tiene el poder asegurado en la Cámara y en el Senado. Cualquier plan se enfrentaría a una dura oposición de los republicanos, especialmente en el Senado, donde se necesitan 60 votos para superar el ya conocido 'filibuster'. Pese a que se pueden encontrar mecanismos legales para sortear estos obstáculos, tendrán también que enfrentarse a una Corte Suprema conservadora (con la jueza Amy Coney Barrett) que pone en mayor peligro las intenciones demócratas. En definitiva, la comunidad internacional ha celebrado este cambio, pero no será un camino de rosas aunque cuente con factores exógenos a favor, como la aceleración de la vacuna.

El 3 de noviembre, la sociedad americana eligió, en un contexto de participación histórica, al presidente de los EEUU para la legislatura 2021-2024: Joe Biden y Kamala Harris. Pese a que el resultado electoral aún tendrá que ser peleado (Trump solicita nuevos escrutinios y anuncia medidas legales), el resultado en favor de la nueva Administración a partir de enero está casi asegurado. Toda vez que no fue el resultado que se esperaba de acuerdo a los sondeos (mayoría en el Senado, aumento de representación en la Cámara de Representantes y presidencia), la conclusión de las elecciones anticipa un posible cambio de régimen en considerables puntos clave de la gestión política, económica y en las relaciones exteriores americanas. Se espera así un regreso parcial al multilateralismo, pero su mandato estará marcado por las grandes dificultades para implementar este cambio de visión, dado que los republicanos no solo mantienen su mayoría en el Senado: también incrementan su participación en la Cámara de Representantes.

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