Es el momento de apoyar a la innovación en la cadena alimentaria

La innovación no solo mejora el bienestar y la calidad de vida del consumidor, sino que multiplica por cuatro el crecimiento de los mercados, añade valor al sector y crea empleo. Es uno de los grandes motores de nuestra economía, tanto nacional como internacional. Nos permite competir con éxito en el mercado global. Además, al generar valor añadido, permite recaudar impuestos que redundan en beneficio del estado de bienestar. Son cosas que todos sabemos o que deberíamos saber.

Sin embargo, vemos que hay un gran vacío de iniciativas que defiendan los esfuerzos innovadores y, especialmente, a las innovaciones de la cadena alimentaria. En los últimos años, se echan en falta actuaciones de las autoridades o normativas importantes de competencia y sectoriales que hayan fomentado y protegido este bien esencial. Es como si fuera una palabra indispensable en todos los discursos, pero nada más.

Por desgracia, en el sector de alimentación y gran consumo llevamos una década viendo cómo la innovación de productos nuevos va decayendo dramáticamente. Entre 2010 y 2019 ha bajado un 46% (un 22% en 2019, que fue un año de crecimiento económico). El Instituto Nacional de Industria constata que el número de empresas innovadoras en el sector ha bajado un 42% entre 2009-2017. Desde Promarca llevamos 10 años denunciando este grave fallo de mercado con datos objetivos de la industria y del sector primario. No obstante, nadie parece estar interesado en revertir esta situación dramática que augura una lenta pero segura desvalorización de todo el sector industrial y primario.

"El futuro de la cadena alimentaria depende de que el marco regulatorio proteja y fomente la innovación y el valor añadido"

El proyecto de reforma de la Ley de la Cadena Alimentaria, que se ha remitido al Congreso para su tramitación y aprobación, es la mejor ocasión para abordar esta asignatura pendiente. Este proyecto de ley defiende la creación de valor en la cadena alimentaria y propone medidas contra las prácticas que destruyen valor. Aplaudimos y compartimos ese objetivo largamente deseado. ¿Qué mejor ocasión para apoyar a la innovación? Es el momento de tomar una solución frente al bloqueo sistemático de las innovaciones de los proveedores por algunas grandes cadenas de supermercados, a menudo facilitado por el acceso privilegiado a los secretos comerciales de los proveedores. Esas, junto con las copias desleales y las exigencias abusivas de pagos comerciales, son las prácticas que más dañan a la innovación y sin duda culpables de la tendencia tan negativa que hay en España.

La reforma de la Ley de la Cadena Alimentaria es la ocasión más clara que tenemos para abordar esta cuestión fundamental para generar valor añadido y sostenibilidad en la cadena alimentaria. ¿Vamos a dejar escapar la ocasión de nuevo? Rogamos a las autoridades y al Congreso que reaccionen a tiempo. El futuro de la cadena alimentaria y de las miles de empresas y productores que la componen depende de que el marco regulatorio proteja y fomente la innovación y el valor añadido. Que la innovación no sea una palabra bonita en un discurso otra vez más.

* Ignacio Larracoechea es presidente de Promarca.