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Las pymes merecen nuestro apoyo

Nuestro país precisa de pequeños negocios robustos que aguanten mejor los vaivenes de la economía y con capacidad y motivación para el crecimiento

Foto: Foto: EFE/Jesús Diges.
Foto: EFE/Jesús Diges.

A usted, querido lector, le propongo un ejercicio simple, pero considero que interesante. Cuando vaya andando por la calle, fíjese en las personas con las que se cruzan. Si tienen edad de trabajar, intente averiguar quiénes se encuentran dentro del 15% de personas que están en el paro. Intenten también identificar, de entre el resto, el 50% de los que trabajan en empresas de 49 o menos empleados. Nos podemos quedar aquí. De cada dos personas que trabajan, una lo hace en una empresa pequeña o muy pequeña. ¿No le parece un porcentaje suficientemente importante como para que estos negocios que dan trabajo a tantos convecinos se encuentren más apoyados?

Para cerrar las estadísticas, el 15% de la población trabajadora lo hace en empresas de entre 50 y 249 empleados y el 35% restante en empresas de más de 250 trabajadores, consideradas como grandes empresas. Vamos, que de cada 10 personas que tienen la suerte de trabajar, solo 3,5 personas lo hacen en una empresa grande. A estos datos, hay que añadirles que en España contamos con algo más de 3 millones de autónomos. Trabajadores por cuenta propia, si bien una parte importante se dedica a atender a un solo cliente.

La primera conclusión es que, en nuestro país, el tamaño de los negocios es pequeño (no lo he dicho, pero el 98,9% de las empresas son de menos de 50 trabajadores) o muy pequeño. Incluso llamamos empresario a una persona que trabaja sola y que ha constituido una empresa para llevar a cabo su trabajo (en España, el 55% de las pymes no tienen asalariados).

Tu vecino carnicero también es un empresario

Te puedes estar preguntando que para qué es importante esto. Igual para ti no tiene importancia, pero esta reflexión la deberían realizar aquellos que toman decisiones que afectan a las empresas. A menudo se habla de empresario pensando en los banqueros, o en la alta dirección de las empresas de energía o en sus accionistas. Pero tu vecino que regenta una carnicería, que montó la empresa, se le incluye también, por derecho propio, como empresario. No puede ser tratada su empresa, normativamente, como una de las grandes. Y, sin embargo, lo es.

Navegamos en los últimos años en un proceloso mundo del lenguaje inclusivo. Quizá no se ha tenido en cuenta que, aunque todos son empresarios o líderes de negocios, no todos cuentan ni con los mismos ingresos ni con los mismos recursos. Y es por ello que deberían ser tenidas en cuenta sus diferentes capacidades (de recursos) a la hora de publicar normas que afectan a todos por igual.

Cuando sopla el viento para nuestra economía, las grandes empresas apenas se inmutan y las pequeñas salen heridas graves

En la crisis financiera, que comenzó en 2007-2008 y que para las pequeñas empresas casi no se había superado todavía, quienes más sufrieron fueron los trabajadores y los pequeños negocios. Muchos negocios vieron como se les negaba financiación, como los plazos para el cobro en organismos públicos y frente a grandes empresas se alargaban de una manera escandalosa y se veían asfixiados financieramente, por lo que tuvieron que hacer frente con sus propios bienes o tuvieron que cerrar. Y, a pesar de ello, les quedaron fuerzas para seguir luchando. Y, gracias a ello, 1 de cada dos personas con trabajo con las que te cruzas, lo hacen en alguno de estos pequeños negocios.

A pesar del aprendizaje que supuso superar la crisis financiera, la siguiente crisis, la de la pandemia, nos ha demostrado que, aprendiendo o no, nada hemos puesto en marcha nuevo que proteja algo más a estos pequeños negocios. Cuando sopla el viento para nuestra economía, las grandes empresas apenas se inmutan y las pequeñas salen heridas graves. Porque la gran empresa despide y sigue teniendo resultados aceptables para los accionistas. Porque para la gran empresa existe la SEPI. Porque la gran empresa cuenta con recursos para aprovechar los Fondos Europeos. ¿Y la pequeña? ¿Debemos exigir lo mismo a unas que a otras?

placeholder Foto: EFE/Mauricio Dueñas Castañeda.
Foto: EFE/Mauricio Dueñas Castañeda.

España, ¿un país justo con las pymes?

Este país, de momento, no parece ser generoso con los que más se esfuerzan. Ni con los más débiles. Y llama la atención de que en medio de una sociedad que se preocupa por los más débiles en el ámbito social, no considere débiles a los pequeños empresarios y a los autónomos. Y puede ser que eso responda a que a todos se les llama empresarios, sin distinguir quienes pueden soportar vaivenes como los vividos y los otros salen arrastrados sin más defensa que sus propios cuerpos.

Por ello, creo que llega el momento de coger la pancarta con las dos manos y decir “basta ya”, “nunca más” y “estamos con vosotros”. Debemos apoyar a nuestros pequeños negocios, porque eso supone también apoyar a una gran parte de nuestros trabajadores y a una gran parte de nuestra economía. Es más que probable que las grandes empresas no pudieran acometer de la misma forma determinados proyectos sin que detrás haya un pequeño empresario.

Y, ojo, eso no significa tener manga ancha con nadie. Todos debes responder. Todos deben cumplir las normas. Todos deben respetar a los trabajadores. Pero no toda la normativa debe ser igual para todos. Pero nuestro país precisa de pequeños negocios robustos, que aguanten mejor los vaivenes de la economía y con capacidad y motivación para el crecimiento.

*Fernando J. Santiago Ollero es presidente del Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos.

A usted, querido lector, le propongo un ejercicio simple, pero considero que interesante. Cuando vaya andando por la calle, fíjese en las personas con las que se cruzan. Si tienen edad de trabajar, intente averiguar quiénes se encuentran dentro del 15% de personas que están en el paro. Intenten también identificar, de entre el resto, el 50% de los que trabajan en empresas de 49 o menos empleados. Nos podemos quedar aquí. De cada dos personas que trabajan, una lo hace en una empresa pequeña o muy pequeña. ¿No le parece un porcentaje suficientemente importante como para que estos negocios que dan trabajo a tantos convecinos se encuentren más apoyados?

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