Transición energética y ecológica en España, ¿mito o realidad?

Puesto que la Real Academia de la Lengua define mito como "persona o cosa a la que se le atribuyen cualidades o excelencias que no tiene", muchos de los lectores pensarán que la pregunta que aparece en el título de este artículo es una mera herramienta retórica del autor para llamar su atención.

¿Cómo puede ser un mito la transición energética y ecológica en España si nuestro país es líder europeo en producción de energías renovables? ¿Cómo puede ser un mito si en los primeros nueve meses de 2023 la producción de energías renovables en nuestro país creció un 12,2% respecto al mismo periodo de 2022? ¿Cómo puede ser un mito si el gobierno español ha actualizado este año el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 aumentando su compromiso con la transición ecológica incrementando el objetivo de reducción de emisiones del 23% al 32% en 2030 y el peso de las renovables en el consumo final de energía del 42% al 48% en ese mismo año? ¿Cómo puede ser un mito si el PNIEC 2021-2030 persigue el objetivo de reducir en 90.700 millones de euros las importaciones de petróleo y derivados, de gas natural y de carbón?

Estos datos y objetivos nos llevarían a concluir que la respuesta a la pregunta que encabeza este artículo es que la transición energética y ecológica en España es una sólida realidad que cuenta con una hoja de ruta clara para seguir avanzando hasta convertir a nuestro país en el "campeón europeo y mundial de la lucha contra el cambio climático". Permítanme discrepar de esta conclusión.

Por supuesto, no pongo en duda las loables intenciones de nuestro gobierno y su compromiso, al menos sobre el papel, con el despliegue de las energías renovables, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la defensa del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. Objetivos e intenciones que, por otro lado, toda la sociedad (ciudadanos, empresas e instituciones) española compartimos y apoyamos.

Lo que sí pongo en duda son las actuaciones y medidas que se están ejecutando en estos últimos años. Ya saben el dicho, obras son amores y …. Y las obras, actuaciones y datos objetivos nos conducen a concluir que la transición ecológica y energética en España puede ser una realidad si se realizan las políticas adecuadas, se abandona la demagogia y se apoya a todas las empresas que realmente apuestan por la energía renovable.

Los datos nos muestran que España se ha convertido en la mayor vía de importación de gas por barco procedente de Rusia; las llegadas de gas ruso a España han ido creciendo desde el inicio de la invasión, ilegal e indigna, de Ucrania por Rusia y solo durante el año 2023 se han disparado un 50%. Solo en los siete primeros meses de 2023, España ha representado el 18% de las ventas totales de gas natural licuado de Rusia, superada solo por China (20%) por lo que ha pasado del quinto al primer puesto, dentro del ránking de mayores compradores europeos de gas ruso, según el análisis de la ONG Global Witness.

Los datos nos muestran que España se ha convertido en la mayor vía de importación de gas por barco procedente de Rusia

Por otro lado, entre junio y agosto de este año el mix de generación eléctrica en nuestro país lo encabezaron las centrales de ciclo combinado de gas, superando la producción eólica y fotovoltaica y encareciendo los precios. Desde luego, la realidad no se corresponde con los objetivos fijados en el PNIEC ya sea el plan original o el actualizado.

Además, las ayudas para proyectos innovadores que permitan el almacenamiento de energías renovables han llegado tarde y con unos importes muy escasos. Esto, junto a las deficiencias en la red de transporte y una regulación insuficiente y desincentivadora, provoca que el 20% de la energía solar producida en nuestro país se desperdicie y que en 2022 los vertidos de energía solar y eólica hayan aumentado más de 10 veces respecto a 2021, según un informe elaborado por Aurora Energy Research.

Si hablamos de regulación, la imposición vía decreto-ley de límites a las rentabilidades de las empresas de energías renovables, una regulación que por sí misma generaría una serie de artículos, exclusiva de España penaliza a nuestras empresas, ya que desincentiva a los inversores y reduce su capacidad para seguir innovando y reinvirtiendo en nuevos proyectos de energías renovables.

Las ayudas para proyectos innovadores que permitan el almacenamiento de energías renovables han llegado tarde

Al problema regulatorio se suma, la incapacidad del gobierno para ejecutar en tiempo y forma toda la tramitación administrativa que conlleva un proyecto de energías renovables y para reducir la burocracia asociada a dicha tramitación, la posibilidad de que en 2024 se superpongan impuestos y topes de precios a las energías eólica y solar y la incongruente tarifa eléctrica diseñada por el gobierno que lleva a la paradoja de que en las horas de máxima generación renovable el consumo es más caro y más barato cuando la generación procede mayoritariamente de combustibles fósiles.

Obras, hechos y datos que ponen el "freno de mano a la transición energética y ecológica que el gobierno pretende acelerar. Por ello, sería necesario que el gobierno español y algún gobierno autonómico consultase con el sector antes de tomar medidas cargadas de buenas intenciones, pero que realmente pueden provocar que el enorme potencial como productor de energías renovables de nuestro país se desperdicie y transformar la transición energética y ecológica iniciada en España en un relato mitológico muy alejado de la realidad.

*Antonio González Terol, director de Relaciones Institucionales Internacionales de Solaria Energía y Medioambiente.