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Cómo se destruye la seguridad jurídica

El comisario político de hace 50 años se ha convertido en el ojo del Gran Hermano. Y si para que sea legal tenemos que retorcer la Constitución, se retuerce

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Atravesamos una etapa complicada. Desde que soy empresario, he vivido varias recesiones, crisis o como ustedes deseen llamarlo. Las crisis, además de por lo que se sufre, preocupan también por los que se quedan en el camino. Y es natural que estas situaciones generen incertidumbre. Pero no es este aspecto, a pesar de su importancia, en lo que quiero centrar mi reflexión. Primero de todo, debo transmitirles que mi reflexión es como empresario y ciudadano, no como representante de ninguna de las organizaciones que presido, pues lo que voy a expresarles no es fruto de un debate interno en ninguna de ellas. Es tan solo mi opinión

Es la primera vez en mi vida en la que estoy realmente preocupado de que en una mesa de diálogo social, hablando sobre el registro horario, que solo va a poder ser digital, alguien de la Administración supuestamente comentase, como si de fútbol estuviese hablando, una auténtica perla: “Se quiere tener una conexión online por parte de la Administración a los registros horarios, digitales, para controlar lo que está pasando con estos”. Ahí es nada.

No sé si es verdad o no, lo cierto es que quien me lo cuenta me ofrece todas las garantías, el tiempo lo confirmará. Si les soy sincero, a estas alturas no me extraña nada. Se me ocurre, de entrada, que es una buena idea para acabar con el paro. Siempre pueden contratar a tres millones de personas con el objetivo de colocar un empleado público en cada empresa española para que controle lo que pasa en esta.

“Como no nos fiamos, le controlamos”

Sin embargo, creo, definitivamente, que no es este el interés buscado con la propuesta. Es solo la punta del iceberg. ¿No se habrá pensado entrar en directo, online, en los sistemas contables de los negocios, en sus bases de datos, en su facturación y controlar totalmente al dueño del negocio? Sospecho que desde hace tiempo que vienen pensando que, al enemigo, esto es, al empresario, ni agua. “Y como no nos fiamos, le controlamos”, seguro que se dirán.

Sé que usted pensará que eso es imposible, que no está permitido. De acuerdo, pero hasta que lo apruebe una ley. Aunque verse sobre el sistema educativo y se incorpore mediante una disposición adicional, que parece ser el modelo preferido del actual equipo de Gobierno.

El comisario político de hace 50 años se ha convertido en el ojo del Gran Hermano. Y si para que sea legal tenemos que retorcer la Constitución, se retuerce. ¿O les causaría sorpresa que se hiciera? Espero que no se llegue a tanto.

¿Se dan cuenta de que lo que se traslada es que el empresario es un defraudador por naturaleza?

¿Se dan cuenta de que, desde el Ministerio correspondiente, en lugar de hacer un análisis autocrítico sobre una norma que puede estar mal concebida, lo que se traslada es que el empresario es un defraudador por naturaleza?

Cuando una norma, al entrar en vigor, deja a tantos empresarios en fuera de juego, ¿no creen ustedes que lo que puede estar mal es la norma y no que los empresarios sean malos por definición? Autocrítica, por favor. Diálogo, Por favor, porque algunos podemos ayudar a mejorar la calidad de la norma desde el punto de vista de la tramitación, que no del fondo.

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Imagen: Pixabay.

Constitución, ¿garante de nuestra seguridad jurídica?

El problema es que ya no nos sorprende nada, que observamos como la Constitución más parece el hombre de goma que el garante de nuestra seguridad jurídica, y que es retorcida al antojo de unos y otros para que valide aquello que se quiere validar. Ya no preocupa el espíritu de la norma, la Constitución no es el centro, el centro son los expertos que consiguen darle la vuelta, retorcerla hasta que escupe lo que buscan justificar. ¿Qué será de nosotros con la IA aplicada al retorcimiento de la Constitución?

El libre mercado, la privacidad, la gestión privada, todos aquellos términos que alguna vez reforzaron nuestra democracia, hoy han quedado casi en el ostracismo. Hemos pasado al intervencionismo más absoluto, con la ‘querencia’ de invadir nuestro entorno privado. Ya lo hemos vivido: prohibido salir a la calle, se ponen ustedes una, dos o tres vacunas, no pueden trabajar, vacaciones forzosas reintegrables remuneradas…

Hemos pasado al intervencionismo absoluto, con la ‘querencia’ de invadir el entorno privado

Si la información que citaba al principio de mi reflexión es verdad o no, no lo sé. Pero es un murmullo cada vez más alto en los círculos empresariales. A nadie nos extraña que llegue a ser verdad, porque estamos viendo que somos marionetas de quienes fijan las normas. ¿Para cuándo afrontarán su responsabilidad por todo ello? Nunca. No se hagan ilusiones, ya vendrá un experto jurista que dirá que toda su gestión está amparada por la Constitución. ¿A alguien le llama la atención que alguna empresa haya cogido ya las maletas y haya salido ‘pitando’ y que otras se lo estén pensando?

Hace unos días, en un programa económico, me preguntaban sobre la diferencia entre grandes y pequeños negocios ante toda esta situación. La respuesta es simple: una grande puede establecer su domicilio en otro país. Las pequeñas no.

* Fernando Jesús Santiago Ollero es presidente del Consejo General de los Colegios de Gestores Administrativos

Atravesamos una etapa complicada. Desde que soy empresario, he vivido varias recesiones, crisis o como ustedes deseen llamarlo. Las crisis, además de por lo que se sufre, preocupan también por los que se quedan en el camino. Y es natural que estas situaciones generen incertidumbre. Pero no es este aspecto, a pesar de su importancia, en lo que quiero centrar mi reflexión. Primero de todo, debo transmitirles que mi reflexión es como empresario y ciudadano, no como representante de ninguna de las organizaciones que presido, pues lo que voy a expresarles no es fruto de un debate interno en ninguna de ellas. Es tan solo mi opinión

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